Él siempre me hace eso ¿Por qué
siempre tiene que minimizarme para que el pueda maximizarse? Me opaca, o lo intenta, de modo
que pueda brillar. Debo admitir en
mi soledad que detesto su suerte porque detesto que la mía se haya tomado vacaciones indefinidas. Él solo quería contar su gran hazaña y yo ya no quería escucharlo más. Mis oídos están agotados y me da urticaria solo de escucharlo alardear de lo bien que le va, y como aprovecha esos momentos para restregármelo en la cara. No sabía que hacer más que sonreír y disimular que todo estaba bien, pero no lo estaba.
La verdad es que no lo soporto. ¿Que
se crees que es? ¿A quién le ha ganado? Puede que se vista increíble y digno de
imitar. Quizás haya ganado uno o dos premios como escritor del año o empleado
del mes. No le encuentro la gracia, y encuentro
estúpido que todos quieran un pedazo de atención de él.
Siempre que hace shoping, viene a mi casa a probarse todo y obtener una aprobación, y claro, también para llenarse halagos, como una sala de elogio gratuito. Llenar de ego su cerebro vació. Desnudo su torso, tan perfecto como los dioses que visite el año pasado en Grecia. Tiene la espalda invadida de pecas que parecen cantos de sirena simplemente te idiotizan. Su cabello no es de oro pero brilla como si el sol saliera de noche solo por él. Es perfecto, pensaba yo, mientras se probaba las camisas. Yo quisiera ser él. Detesto tener que pensarlo siquiera. Me rehusó a rendirle admiración. Detesto alimentar su vanidad y no porque no sea cierto, es solo que no soporto su arrogancia.
Siempre que hace shoping, viene a mi casa a probarse todo y obtener una aprobación, y claro, también para llenarse halagos, como una sala de elogio gratuito. Llenar de ego su cerebro vació. Desnudo su torso, tan perfecto como los dioses que visite el año pasado en Grecia. Tiene la espalda invadida de pecas que parecen cantos de sirena simplemente te idiotizan. Su cabello no es de oro pero brilla como si el sol saliera de noche solo por él. Es perfecto, pensaba yo, mientras se probaba las camisas. Yo quisiera ser él. Detesto tener que pensarlo siquiera. Me rehusó a rendirle admiración. Detesto alimentar su vanidad y no porque no sea cierto, es solo que no soporto su arrogancia.
Él cree que inventó la tierra donde vivimos y jamás repara en evitar hacerme sentir mal o menos que él. Critica sin permiso, tanto que, a veces tengo ganas de llorar. Hoy esta rebasando los limites y la verdad es que estoy harto, debería dejar de ser su amigo.
Empezó a hablar mal de mis trabajos y cuando le pedí opinión sobre mi nuevo sombrero, se burlo hasta el cansancio. Hoy estaba mas insoportable que nunca, y no estoy dispuesto a tolerarlo mas, mis manos empezaron a fabricar puños con la ayuda de mis músculos enardecidos. Estuve inmóvil con una ira que recorría mi sistema circulatorio. Mis dientes podrían triturar una roca por la fricción que hacían los de arriba y los de abajo. La gota que colmó el vaso fue cuando dijo "Si no fueras tan torpe, quizás se hubiera sido fijado en ti y no en mí"
Habiendo dicho eso jamas se imagino que serian sus últimas palabras y mientras se entretenía
bajo la lámpara de estudio leyendo una revista, me escurrí hasta la cocina, cogí el cuchillo cebollero y se lo clave en la yugular, ahí donde se concentra
toda la sangre del cuerpo. Y se sintió sensacional, como si hubiera eyaculado sin tocarme. Como ganar la lotería o gritar “Yo me opongo” en una boda. Nadie me daba la razón, así que la tuve que perder.
En el primer golpe sentí unas cuantas gotas de su sangre salpicar en mi cara y pase la lengua para saborear la verdad de lo que sucedía.
En el primer golpe sentí unas cuantas gotas de su sangre salpicar en mi cara y pase la lengua para saborear la verdad de lo que sucedía.
Me harté de su perfección, de su
vida sacada de una revista, de su mundo carente de errores. Me harte, y para
que no se olvide ni olvidarme yo, le clave el cuchillo 9 veces, porque ese es mi numero de la suerte, pero aparentemente, no es el suyo.
Cogí mi cámara instantánea y tome dos fotos de mi obra maestra, mi mejor foto. Luego lave el cuchillo con sumo cuidado para no cortarme el dedo. Luego esas bolsas negras que tanto me estorbaban en la cocina, finalmente sirvieron de algo.
Cogí mi cámara instantánea y tome dos fotos de mi obra maestra, mi mejor foto. Luego lave el cuchillo con sumo cuidado para no cortarme el dedo. Luego esas bolsas negras que tanto me estorbaban en la cocina, finalmente sirvieron de algo.
El cuerpo, lo arrastre hasta la
ducha, lo lave y, como estaba aburrido, cosí las 5 heridas. Su cara estaba azul y
mi sonrisa blanca de satisfacción. “¿Quien es perfecto ahora, Sr. Vanidad?” le pregunté una y otra vez y el infeliz no respondía.
Mis nervios estaban encima de
algodones de azúcar, calmados como nunca antes. Sentí como el final de un orgasmo intenso. Mi cuerpo se sentía agradecido. Mi mano no sentía
ni la menor de las culpas. Para ser la primera vez ha sido inolvidable.
Me fui a dormir tranquilo y él
durmió en el baño, un sueño del que jamás iba a despertar. Mañana quizás empiece a oler un poco
mal pero no importa tengo bastante aerosol para disipar hedores. Pero lo más
importante es que mis ojos dejaron de estar verdes y mi sangre dejo de hervir.
Mañana me preocupare por él y su vanidad agujerada, mañana me encargo,
mañana…
#Gercarlodijo