Te conozco hace dos días o creo
que fueron dos horas, pero que importa el tiempo, es relativo. He conocido
gente por años y en segundos me jodieron. Te conozco hace dos minutos, (si creo
que fueron dos) y me basta para saber que quiero despojarte de cada uno de tus modales y dejarme someter por ti. Te quiero dentro.
No me dejes tu número, no me
sigas en ninguna red social, eso siempre arruina todo. No quiero saber de ti, a
menos que el destino este dormido o distraído, y se niegue a ponernos en el mismo
tablero donde solo somos dos fichas más.
Quiero terminar esa conversación interesante
que tuvimos casi desnudos la última vez. Quiero que me cuentes más historias biográficas,
aunque no sean ciertas. Puedo detectar mentirosos y tontos que sorprenden con
fabulas, sé que eres uno de ellos, pero que importa si cuando levantas la mano
para acomodar tu pelo basta para quedarme babeando y lubricando.
Sedúceme con un “hola” y un “vamos
a otro lado”. Tócame otra vez las manos, me gusta cuando tus dedos caminan paso
a paso desde mi muñeca hasta mi hombro. No me moleta que te burles y señales el lunar de
mi pecho. Pon primera y arranca a un lugar más privado.
Las camas son para aburridos, la
calle para los atrevidos. Tu auto del 98 es mejor que cualquier suite. Esos
ojos son muy tiernos, y la manera en la que hablas es fascinante, no ensucias
las palabras para decirme que te excito. Buscas besarme cuando estoy distraído,
sabes jugar el juego.
50 sombras es una bicoca. No
necesitamos esposas, ni artilugios. Anastasia es una estúpida, yo soy más
afortunado. Tu susurro en mi oreja es la mejor cadena para someterme, y parece que tu
boca conoce mi cuerpo desde tiempos remotos. No es el efecto del popper pero creo
que hemos reencarnado para encontrarnos, nuestros cuerpos ya estaban diseñados
para atraerse. Es rico.
Hay química, física y anatomía;
la ciencia nos avala, somos prueba sin error. Me gusta cuando me hago el que no
entiendo y entonces decides usar palabras básicas como si yo fuera un niño y tratas,
sin éxito, de convencerme que el mundo
es bonito. Como puede ser este hombre tan tierno y tan letal cuando no tiene
ropa. Pareces de Júpiter u otro planeta
sin nombre o por descubrir. Todos esos
detalles mudos, solo aumentan mi dependencia. Estas creando una nueva droga.
“Te conozco hace 2 minutos pero
parece más tiempo” recuerdo que te dije la primera vez, durante el primer
encuentro. Fue agosto o angosto. En
lugar de responderme pusiste tu lengua dentro de mi boca impidiendo que salga
alguna otra oración, y luego antes de dejarme en mi casa, lo dijiste (fue el
mejor momento pare decirlo): “Yo también creo que te conozco de hace tiempo”.
La segunda vez, el segundo
encuentro, fueron dos personas pero parecían la misma. No había tiempo para respirar, las
conversaciones tenían más centímetros que tu bragueta. Como puede ser que
termines de decir lo que yo estoy pensando, que te gustan las cosas que me están
gustando y que termines al mismo tiempo en que estoy terminando. Pareces
perfecto.
Pero esperen. Lo sé. Tengo varias
historias parecidas, por eso intento no repetirlas. “NO me vas a gustar más de
la cuenta”. Quiero verte como un pedazo de carne y solo algo pasajero. Sin
comunicaciones fuera de ese momento. Tú no sabes más de mí y yo no sé más de
ti. PERO cuando te tengo frente a frente, es difícil cumplir mis promesas. He
comprobado que las palabras si se las lleva el viento, los besos(los tuyos) y
los roces de tu mano con mis piernas.
Y ahora es cuando deseo no
haberme hecho esas promesas. Ahora estoy aquí, esperando tu aparición. Ya no
veo tu auto del 98 estacionado frente a la calle. ¿Cuántos meses van?
Se lo comió la tierra, o se está
comiendo otros en otras tierras. Me
pongo impaciente y me sudan las manos. Se me acaban los cigarros y no apareces
por ningún lado. Me estoy viendo
obligado a poner “se busca” en cada poste y callejón.
Voy a pararme 5 minutos más a los
15 que ya tengo esperando todos los martes. Se supone que la mejor parte era
estar incomunicados esperando los juegos de la vida misma, hoy no me gusta esa
regla (aunque yo la haya colocado).
Saben algo, no me parece que sea
un juego peligroso, es adictivo. A veces como que recapacito “esto no está bien”
y dudo, pero toda vacilación se esfuma cuando siento su cuerpo detrás del mío…
“Ya llegue”.
Gercar lo dijo