Vemos cada vez como bloques de concreto emergen de los suelos verdes y ahogan a los arboles que solo tratan de ayudarnos a respirar, prácticamente los pocos que podemos a veces apreciar actúan como respirador artificial del suelo que pisamos. Nuestro techo cada vez tiene más goteras a causa del enojo solar, e impactan a manera de láser, las nubes resentidas y depresivas no hacen más que llorar y por desgracia somos tan no-caballeros que no ofrecemos un pañuelo para evitar tales precipitaciones.
La tierra esta fea, lo puedo ver desde mi palco, el mar esta tan dolido que se retiro unos cuantos considerables metros hace un par de meses, porque lo movieron de su sitio violentamente. Quien puede dar fe de eso es la pierna derecha del planeta llamada Chile en el extremo sur. Nuestros hermanos recibieron una amarga visita en medio de las penumbras de la madrugada. En su pecho lateral derecho, tuvo un derrame marítimo extirpando a muchos de sus habitantes; la historia tiene terrible historias quirúrgicas donde la Tierra ha quedado cada vez con pocas defensas.
Pero no solo son ecosistemas furiosos, personas inconscientes creen de su naturaleza solo un recurso, el cual agotan. Sangran cual mosquitos inquietos desde lo más profundo del ser de nuestro cuerpo celeste, para obtener fluidos turbios. Roban las piedras preciosas de las joyerías más preciadas propiedad de la Señora Tierra. Y como si de una especie de envidia los rodeara, manchan los vestidos florales que en primavera son toda una tendencia y la Tierra la mayor de las fashionistas, pero cuando menos se lo espera su alta costura termina llena de huellas y desmontes como si hubiera pasado toda la estación en un rave salvaje lleno de luces toxicas que brillan en la oscuridad.
A causa de la apatía parte de la esencia humana, los entrenadores hemos olvidado enseñar a nadar a la Tierra, la cual se ahoga cada día centímetros irreparables. Hemos extraviado las reglas de convivencia, olvidando cerrar las refrigeradoras más altas, y pues consecuentemente lo frió ante el calor se rinde. Hemos olvidado apagar los interruptores innecesarios, la Tierra no puede dormir con las luces encendidas. Desatendimos nuestras deudas de aserrín, que le solicitamos a crédito para adquirir nuestros muebles, efectivamente era tan sencillo devolverle semillas a las amazonas mas húmedas.
Ella tan benévola nos permite interactuar con sus otros hijos y nosotros solo pensamos en robarles sus ropas para usarlas como segunda piel en nuestros vanidosos cuerpos finalmente acabando en el armario. Hemos arrancado sus cabellos otros perversos han rapado sus cerquillos.
Transformamos su cuerpo en una partida de ajedrez donde batallamos por el rey en vez de ayudar a los peones, donde las torres crecen cada vez más y los cuadrados verdes más escasos. Mas aires serán humos, muchos árboles mondadientes, tigres en alfombras animal print, cocodrilos en el calzado de Victoria Beckham, mas oro negro de Chávez, vaticanos llenos de tesoros mientras África desvanece de hambre, Japón electrónico y sus ciudades reparables, granadas por granel, cañones en semáforos de luz verde, una inminente pelea entre hermanos que emulan a Caín y Abel con solo un final conocido. Más fiebres sudaran la superficie, menos hielos en el jugo de verano, más pieles en los hombros millonarios, menos veneno en las pipas mozas, más espejos hacia el cielo. Millones de parásitos deben ahora actuar bajo presión para cuidar su territorio, dejar las peleas de niños encantados por la tajada de torta más grande.
Hipotéticamente hablamos de dos años de vida, su diagnostico no es nada alentador, todo indica la parte terminal de una enfermedad mortal, no solo acabara con su agobiante existencia hablo de sus inquilinos que no descifraron los símbolos más sencillos, rechazaron pagar sus rentas y ahora serán desalojados de un edificio que se derrumbara por falta de mantenimiento. Salve alguien la terra nostra porque nuestra es. Salvemos nosotros sus centímetros porque cada uno de ellos vale la vida entera.
#G
Anoche, Gercar lo dijo
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