viernes, 29 de julio de 2011

EROTICA Y ENAMORADA


Lo más extraño cuando estas con alguien solo para tener sexo sin compromiso y nada mas, es precisamente eso: Tu crees que solo es sexo y nada mas, pero si repentinamente esas hormonas alborotadas comienzan a calmarse y dejar de exigirte contacto carnal. lo cual es irónico por qué nos acosan cuando estamos solos. ¿Qué debo entender? 

¿Alguien entiende la materia prima del cuerpo? Esa que parece un Caníbal que nos devora e inquieta cuando estamos solos; y olímpicamente nos abandonan cuando en compañía estamos. Y no hablo de la ausencia viril, sino del hambre voraz que te hace sentir como un porn star. La ausencia del libido, de las ganas. Simplemente se van. 

Todas esas inquietudes y preguntas,atormentaron a Verónica después de su ultimo encuentro intimo. 

Verónica, es una vieja amiga. Solía visitarme con una nueva anécdota bajo el brazo. En ocasiones, venia desarreglada con la ropa al revés y el maquillaje hecho basura resultado de la noche anterior. Venia a contarme sus locuras incluso antes de regresar a su propia casa. 

No querrán saber donde la conocí, pero créanme somos muy buenos amigos ahora. Esta vez tenía algo diferente que contarme, incluso su cara picara de siempre estaba ausente. Lo notaba mas preocupada que excitada por contarme sobre sus faenas. Con un seriedad que no la caracteriza para nada…

“Me robas el oxigeno de la habitación” fue lo primero que dijo cuando estábamos a solas y sus palabras rebotaban en el eco de los gritos que no son gritos sino melodías que gemían. Una buena aguja escarlata bastaría para prender los puntos sensibles.

Él es como un poeta. Me hablaba con acento francés, probablemente lo es; y mas que palabras eran versos raros pero me gustaban. "Me gustaría besarte ahí, porque es ahí donde los vientos del norte chocan con los vientos del sur, y transportarte al inicio de la humanidad, como Adan y Eva, donde la desnudez era la más fashion de las tendencias. Donde solo bastaba un momento de acaloramiento para hacer uso del pasto en el jardín y dejarlo de otro color. Donde comer una manzana era el más potente afrodisíaco"  

Aun tengo ese sabor agridulce en mi boca. Se acercaba a mí como un zoom de largo alcance, y sentí que buscaba el ángulo perfecto pero, curiosamente y hablando su idioma poético, no me sentí "fotogénica" para nada. Quizás era el efecto de la hierba o el alcohol, no estaba segura.

Disimuladamente introdujo su mano surda bajo mi ombligo mientras su derecha  separaba los cierres de la bragueta. Me quitó la camiseta y la aventó al pasillo. Yo veía en medio de mi frenesí como caía mi ligenrie en slow motion, y tropezábamos con las cosas hasta llegar a la cama. Su  mente sucia y lasciva se encontraba entre los trópicos del planeta o en el mismo Sahara; y  yo solo quería desaparecer sin dejar huellas, pues me sentía un esquimal dentro de un cubo gigante flotando en aguas heladas y  azules"

Paréntesis, acaso escuche bien ¿Estaba ella bajo cero?, ¿Ella? ¿Es broma?. Verónica de frígida no tiene ni un poro. Es la mujer más arrecha y sexualmente desquiciada que conozco, no por nada le decían "Verotica". Acosando a los hombres alrededor como un depredador. Ella que jamás sabía decir no a cualquier invitación al boudoir para un juego de lenguas y glandes. Si ella era amiga del pole cuando hacia lo suyo en los night clubs.  Oficialmente estoy vendiendo a mi amiga como una total zorra, pero es verdad, y me encanta eso de ella, que disfrute de su sexualidad como lo haría cualquier hombre, pero claro, es mas fácil juzgar a una mujer, machismo estúpido e injusto. Una mujer también puede vivir el sexo a pleno y sin pelos en la lengua (a menos que sean los pelos de abajo). Una mujer también puede hablar de sus fantasías sin ser juzgada. 

Verónica seguía hablando: 



“Puedo ser tu mistress esta noche”-le dije en voz baja pero con alta expectativa. Cuando menos lo crees estas en trance lento pero con una acelerada fila de adrenalina que recorre tus circulaciones y las llenas de la sangre más estimulante y roja que hayas podido ver, oler o saborear.  Empecé a entrar en calor y él paso a un estado sólido y grueso. En mis labios habían mezclas de labial rojo consecuencia de un beso impetuoso. Y me volví líquida dentro de la cueva que no me deja salir hasta que él llegara al otro lado. El dolor es placentero. Se necesita mucha imaginación dicen, pero yo diría: determinación.

Sentí como un tranvía impacto en mi estación primaveral” estaban mis piernas en lo alto, intentando flotar pero, al igual que en el espacio exterior falta aire, a mi me faltaba algo. Y empecé de la nada a bajar mi temperatura corporal. Me sentía un satélite que orbitaba en la habitación de su hotel grabando todo pero solo eso, de espectadora. Mi mecanismo se descompuso como si un robot habitara bajo mi piel. No había suficiente líquido inflamable que llene de placer mis arterias y sentía mis circuitos con baterías bajas. Mis superficies se volvieron áridas. Otra vez empecé a estrellarme en pique hacia un desinterés sexual que nunca antes había experimentado.

Un tempano de hielo, una ducha fría, una sabana limpia, que fea sensación. Todas mis ciencias se esfumaron y me volví ignorante en mi especialidad.  Mi cuerpo regreso a la calma y liviano a punto de pluma y mis manos solo pueden jugar entre ellas de la timidez; no se atreven a tocar nada más.  Me abandonó toda intención obscena. Por un momento pensé que estaba paranoica por la hierba pero no era eso. Él me miraba preocupado, hace una semana que conversamos en el mismo bar y esta era la primera vez que terminamos en una cama, sin planearlo. Ebrios y drogados ambos. 

Lo mire y vi sus ojos tiernos que complemento con caricias en mi pelo. Yo no pude más. Recogí las pantimedias enredadas en sus manos, el brassier lo descolgué del ventilador de techo, no sé cómo fue a parar ahí… y las bragas que terminaron no sé donde, nunca las encontré. Me vestí velozmente y salí corriendo hasta que toque tu puerta amigo"


From XXX TO LOF.

Le pregunte a Verónica que había pasado. Me imagine tantas cosas, quizás él chico estaba muy drogado o le propuso experimentar algo demasiado hardcore, pasaron mil ideas por mi cabeza, pero jamas me imagine lo que ella diría: 

“Creo que paso lo que pensé que jamas pasaría conmigo, amigo. Creo que lo  "hard" se convirtió en "soft". En ese momento,me sentí rara, como si fuera un alienígena nómada en un planeta nuevo. Cuando estoy así de confundida, es porque he perdido el control,y mucho me temo que este chico me hizo perder dos cosas mas: cabeza y corazón...


#Gercarlodijo



domingo, 17 de julio de 2011

QUE BUEN IDIOTA SOY


Otro día, otra noche, otra razón, otra tontería. Así cruzaban por el calendario del mes toda mi existencia resumida en pedacitos de una foto que se tomó meses atrás. Aquí una vez me lleva la suerte o el maestro titiritero de la vida.  Fui al sur de Lima el año pasado con la idea de revivir mi aventurera mente.  Éramos solo dos amigos y yo.  Al final del camino términos siendo cuatro.

Cada vez que tomas una maleta y la rellenas de cosas básicas como el cepillo de dientes, champú, polos, calcetines, calzoncillos, jeans guerrerasos, te imaginas el viaje de tu vida donde habrá muchas cosas que contar al regreso, donde acumularas experiencias, anécdotas sugestivas  pero indiscutiblemente para los pobres imbéciles románticos como yo, no  podemos empacar  sin pensar en que quizás conozcamos a ese alguien que nos hará compañía los domingos frente a una gran pantalla plana comiendo pizza frente a  un Dvd pirata con lo último de la cartelera.

Lo que ocurrió en el sur no se compara en nada a lo que conocí el último día antes de regresar a Lima.  Ahí estaba mi cuerpo pero mi mente quizás andaba en Venus pensando en mis versos girando más rápido que una llanta suicida hacia un acantilado. Hasta que ella tropezó sobre nuestra mesa, derramando la cerveza y haciendo bulla con el vidrio roto de los vasos.

Lo primero que pensé cuando vi que se asomaba ente sus cerquillos esos ojos únicos en su especie: “wtf...” Fue odio a primera vista, como que pensé: “ sáquenla de aquí por favor!”  Pero a diferencia de mi mala educación, ella se mostro apenada y compró no  una ni dos jarras nos hizo la noche con una botella de whisky que francamente no se dé donde la saco en medio del precario hostel. Se sentó y en menos de microsegundos ya formaba parte del grupo.  Llegaron amigos suyos y gracias a las rocas del trago, todos nos queríamos entrañablemente.

Números telefónicos por aquí, nombres de contacto  pro acá, ya teníamos data suficiente para una secuela. De regreso a Lima me toco sentarme con ella todo el camino. Cierto, olvide contarles que tenía auto y sus amigos igual. En uno fuimos nosotros en el otro mis amigos y sus amigos. La división no sé quien la decidió, pero no me queje.  Kilometro tras kilómetros se quedan en el espejo retrovisor mientras regresábamos a la civilización con mucha energía renovada y vibras que repartir. Sinceramente, Olenka (así se llamaba) era muy amena,  interesante, sarcástica y manipuladora. Pero lo que más me gustaba eran sus historias carentes de bases.

Tiempo después mis amigos y yo nuevamente juntos hacíamos de las nuestras en cualquier esquina que tenga cero humanidades. Y con varias repeticiones llamábamos a los forasteros del sur que ahora eran nuestros camaradas. Es lo rico de la vida, te regala gente y tantos paisajes que se acumulan en un collage de sabiduría terrenal que queda como tesoros para la arqueología de los tiempos futuros. Como buenos adictos que somos. Recaemos con facilidad a la calle y sus altibajos.

Por las rutas del desenfreno juvenil ambos grupos  éramos una fusión de dos universos paralelos pero que al mismo tiempo giraban en un mismo espacio y tiempo. Olenka se convirtió en mi patasa, a la cual le podía contar desde el último polvo que tuve hasta las arrugas de mi vieja por mi obstinación.  Pero a pesar de ser casi mi mejor amiga, había cosas que simplemente uno observa y no dice nada, porque espera un malentendido.

Aunque yo nunca le he dicho algo, siento que constamente me miente, y se apodera de mi confianza para convertirla en un niño al cual le dices que los unicornios existen.  Siento que era su mejor manera de probarse que podía actuar de una forma totalmente diferente. Yo sabía que ella era una mentirosa de primera pero mientras no me afectara por ningún rincón… fresh.

Pasaban los meses y los sábados tan fugaces como el sonido o los años luz. Y todo lo que tengo al frente se convirtió de amistad a algo más dangerous. Sí. Me empecé a sentir atraído hacia la fuerza gravitacional de Olenka. No era su físico (sepan que es una mujer extremadamente hermosa), yo me sentía como una larva a su costado (nunca tanto).  Estamos conscientes que todos (me refiero a nuestro grupo) estamos carentes de el tornillo de la cordura.  Pero Olenka dentro de eso era noble, desprendida y sobretodo yo sentía que era la primera mujer en la galaxia que no dudaba en preferirme para contarme ciertas cosas, a tratarme como ninguna otra chica me trato, sentía que me cuidaba pero no lo admitía porque su lado glucosa-lindo no lo demostraba con los chicos, yo era “the only exception” y eso me hizo un impacto en mi superficie sentimental.

Así pase mis soles, raspando mi suerte haber si obtenía algún premio pero nada, todo intento por obtener algún acierto  de ella fue en vano.  Pase mas sábados intentando que confiara mas en mí pero era inútil seguir pidiendo peras al olmo.  De pronto sentí  que mi juicio y mi utopía jalaban de mi por ambos lados como si fueran dos agujeros negros a mis extremos  apunto de aniquilarme. No sabía que costado sucumbir. Pero en efecto ella ocultaba cosas que yo quería saber, sentí que tengo el derecho de saber, no era justo que ella cargara con mis cruces y yo no con la de ellas. Pero siendo la mentira su ciencia, era imposible sacarle una triza de verdad. De tanta mentira uno mismo empieza a creer, y se convierte mi conversación con ella en un efecto invernadero, donde se condensa su calentamiento global sobre mi atmosfera y no la deja ir. A contra de todo eso, siempre la veía con lupa y encontraba lo mejor de ella en diminuto y lo agrandaba en mis pensamientos.

Hace meses que no sé ni de su sombra, pero aquel ultimo ritual juntos con los demás en la fiesta de su cumpleaños lo recuerdo como el estornudo de ayer. Entré  y lo primero que vi fue su cara medio  wasted que me dijo: “que buena camisa,  que buen pantalón y   que buenas tabas, que tal churro” y luego su direccional apunto a su derecha.  En medio de su sala congeniaba con los invitados  especialmente aquellos con altas dosis de testosterona. Pues sus estrógenos estaban  inquietos.  Yo no ardía en celos, porque siempre me ha gustado su amistad mucho más que su cuerpo. El físico es materia, no me sirve de nada aunque ayuda de sobremanera. Yo estaba con mis amigos pero de repente sentí la necesidad de perseguirla con la mirada, y me vi mirándola desarmarse ante los brazos de un pata equis, según ella su primo…

Me quedaría en una pequeña esquina del universo antes de creer en esa mentirita. Olenka no es chica de honestidad, y mucho menos siente el menor remordimiento ante una farsa montada como solo ella sabe.  Como les dije, conmigo era algo así como “la cosa más dulce”, pero con el resto era una basura, pero la queríamos, no lo niego me hace reír. Lástima que solo eso llegue a conocer,  vi que el primo se la llevo al segundo piso. Lo admito los seguí hasta que escuche la puerta de su cuarto cerrándose entre risas rojas y otros ruidos fogosos. Y mi garganta pidió sed añeja del bar, descendí lentamente dibujándolos en mis pensamientos tristes.

Como el filósofo Mick Jagger una vez dijo “No siempre obtenemos lo que queremos” en mi caso eso parece ser mi pan de cada día. A veces si no tienes una imagen será mejor que obtengas mil palabras para compensar.  Todas las pistas le señalan como culpable  de mi soledad, sin embargo estaré devotamente lavando sus pies con mis cabellos sin mirar a arriba. Pregunta: Se puede ser ambas cosas,  imbécil y buen amigo… indudablemente Yo puedo. Nefasto final que no se lo deseo ni al más hijo de puta que me haya hecho daño ever. Lo decidí,  fui capaz de abrir las corneas a sus anchas. Ya no podía seguir corriendo tras de un camión de esperanzas ficticias. Muerte al optimismo sin fundamentos.

El aire se me acababa, salí al jardín a fumarme el último pucho. Ahí me quede contemplando la nada. Desde adentro lo único que se podía distinguir era mi meñique  con los aros de humos adornándolo, y ella bajó las escaleras y  supo que eran mis dedos, pero siguió con el primo y él con la prima hasta que gima...Pero me rindo oficialmente, mi licencia de vuelo está suspendida de por vida. Acabaron las ideologías de lo que queremos ver. Adiós a las  ilusiones ópticas.  No importaba que ella reconociera o no mis mínimos fragmentos.

La desición estaba tomada, decapité mi inconsciencia. El pucho le termine en cenizas entre mi suela y el piso, mientras camine hacia la salida y sentí que por fin literalmente era una salida. Crucé la puerta detuve un taxi y entre mi visión opaca antes de decirle al chofer donde vivo, me mire en el vidrio de la ventana y me dije: “que buena camisa… que buen pantalón… que buenas tabas… que buen idiota soy”. 

#G
Anoche, Gercar lo dijo

Fotografía: Gercar PhotograG https://www.facebook.com/gercarphotograg?ref=hl

viernes, 8 de julio de 2011

UNA ESCALA EN TUS TIERRAS MANSAS


Tuve este extraño sueño la otra noche, me desperté con mis manos ahorcando el libro que dejo antes de dormir en la mesa de noche, empapadas en sudor frio. Me sacudí los ojos en   media oscuridad de la madrugada. Había soñado que mataba unos insectos que me provocaban fobias asquerosas, y el libro era supuestamente un insecticida potente.

Esa misma mañana levante mi pesado cuerpo y lo lancé a la calle en busca del ejercicio diario, al cual estoy a punto de renunciar por una extensa variedad de flojera condensada.  Las pesas en el gimnasio son como ese somnífero que me adormece toda energía que mis músculos desean guardar quizás para el verano aun distante.

Me persigue sin cesar a mas de 200 kilómetros por hora, los exámenes del último ciclo. Estoy hecho una tetera a máxima  potencia  votando humos hasta convertirlo en señales de auxilio.  Esta sensación me acompaña desde el almuerzo hasta la noche en que logro salir casi ileso de mis clases dejando por fin esa carpeta que en mis ojos rojos de tanto leer se vislumbra como una silla eléctrica.

Felizmente el celular siempre esta encendido y dispuesto a salvarme de cualquier sismo intelectual. Es ahí donde recibo la llamada de un entrañable amigo que tengo la suerte de que por ahora este visitando Lima. Maufer tiene el don de decir cualquier necedad y hacer que mi saliva salga disparada como artillería pesada de una carcajada intensa. Estábamos en mi auto. Yo manejo con los ojos al copiloto mientras hago de mi conversación un tráfico imposible. Sin ir más lejos no estacionamos frente al estrecho bar de siempre donde Joe el barman, conoce mi garganta mejor que nadie y siempre termina en el piso en ataques epilepticos sobrio cuando le cuento mis ocurrencias.

No me importaba la tarjeta en mi billetera que decía algo así como “licencia de conducir”. Tomé como camello haciéndose refill de agua. Mi lengua saltaba de histérica por todo el local. Era demasiada dosis de todo. Yo no dudaba en divertir mis músculos con rutinas de risas que hasta llanto deja y Joe lo sabe.  

En medio trip desenfadado que fácil continuaría hasta los confines del mundo etílico hice sin querer una escala  técnica debido a un abordaje inesperado. Ella se deslizo cual serpiente pitón que busca que alguien le muerda la manzana, por así decirlo. Y obviamente yo no soy de esos, pero aquella noche si lo fui. Así que seguí el ritual hasta que de un estrechón de mano despedí a Maufer y me fui con la dama.

El auto era un quilombo andante, los frenos se quejaban de ser despiadadamente ignorados por los límites de la velocidad sobre la ruta. El parabrisas no podía retroceder ante tanta primera fila de lo que pasaba en los asientos. Llegamos al edén de esta serpiente de cabellos hermosos  que parecían, y no quiero sonar huachafo, fuego en una fogata sin malvaviscos.

No tuve tiempo de formalidades, su voz arraso conmigo como una brisa que no es brisa sino tornado y me llevo hasta su habitación. Ahí con su nariz blanca, se quedo paralizada por un buen rato, y yo me ponía cómodo contra el muro.  Un silencio devoro el momento haciéndolo incomodo. Afortunadamente sé cómo romper el hielo y empecé a interactuar en una conversación amena. En el blanco di, cuando escuchaba que la conversación se hizo prioridad olvidándonos del asunto pendiente.

Pero eso dura lo que un suspiro, nada. A continuación mi mano toca la suya e hizo el corto circuito que fue el inicio de un  electroshock leve. Recorrí sus labios como una manzana acaramelada, y mis manos se perdían en zonas restringidas. Sus piernas me prensaron de  tal forma que quede en su cautiverio, a su merced. Pero siendo un diabético de primera, deje el dulce en mi boca dominara el resto de mi cuerpo. Y como si me hubiera inyectado un veneno paralizador me quede como un muñeco de trapo, sin poder hacer nada. Perdí el movimiento erótico que nunca fallaba en ocasione anteriores. Renunciaron mis bajos instintos en ese momento. Que paso con mi hambre carnívora? Note el que el veneno tambien la habia paralizado, ambos estabamos en la duda si succionarnos mutuamente el toxicio y seguir o simplemente abrazarnos bajo el amen de la ternura. Dos almas solas que quizas encontraron algo mas deep que solo sexo. 

Ahí nos quedamos, bajo el techo mirando lo que nuestras narices apuntaban, la nada. El ruido del silencio se hacía cada vez  más thriller. Como  un suspenso que no acaba nunca en una escena de película de terror. Un miedo tonto carcomió mi garganta y los monosílabos se quedaban en el nudo que no podía desatar. Y soltaba una frasecitas que sonaban a voz de niña sin peinar.

Las llaves esperaban en la sala, y mi auto en el estacionamiento. Mis pies tenían que moverse aunque mis manos no querían soltar ni uno solo de sus cabellos. Pensé que sería víctima de una emboscada de mis propias pasiones que hacen de mis encuentros un desliz a la moral. Pero todo lo contrario pasó aquella noche. Quede con el gran signo de interrogación flotando sobre mi lóbulo izquierdo, seguido de un WTF.

Como un cenicienta que escucha las doce del narrador, salí atolondrado porque tenía que regresar a casa temprano. Pero no deje ni un zapato para un próximo evento. No pensé, no hablé, solo dije un diminuto chau, pero no porque no sentía nada, todo lo  contrario porque algo se sintió en todo momento desde que la serpiente se volvió liebre en mis manos.  No puedo decir nada porque nada hay que decir. ¡Qué tal aterrizaje NO forzoso diría yo!, fue una escala que a pesar de que parecía brava, termino siendo la más mansa  y tierna de todas; pero si la liebre me vuelva a buscar en su difraz de serpiente estoy seguro que no dudare en seguir el ruido de su cascabel.

#G
Anoche, Gercar lo dijo

Fotografía: Gercar PhotograG https://www.facebook.com/gercarphotograg?ref=hl

miércoles, 6 de julio de 2011

LA BUFANDA HUELE A TÚ


Su bufanda está en mi cama, durmiendo a mi costado, regalándome lo que queda de su perfume de la última vez que le vi.  El único contacto indirecto que me empuja al imaginario abismo donde te acomodas en mi cuello para quedarte cerca a mí. Al cual me aferro como chicle a un zapato al único objeto que me recuerda un asunto pendiente, tú. 

Es una excusa tontita, pero la única que tengo. Y te acoso con llamadas que terminan en “debo devolvértela”. Y tú me cuelgas tan de prisa  “ te la puedes quedar un tiempo más”. Y yo no la quiero, bueno si la quiero, pero quiero devolvértela en tus manos, mi emboscada perfecta para contemplar todo tu arte andante.

Muchas veces me he visto salvando su vida desde ángulos complicados. Será que me obsesiona la idea de ser su héroe o algún ser que idolatre en su altar. Me muero porque se muera por mí.  Sin embargo mis pocas líneas conscientes en mi cabeza  dibujan una salida en el otro extremo para que pueda huir antes de que pierda la guerra.  Las batallas para lograr una mirada al menos de reojo han sido muy sangrientas  y he perdido varias; mi artillería pesada se limita a juegos de palabras con "doble sentido" para que sospeche y no sospeche , porque si sospecha y sonríe entonces funciona, pero si no sospecha quedo libre de sospechas.

La  bufanda acompaña como un hongo a mi cama al borde de mi almohada haciéndome compañía cada vez que la música toca toda la noche como narcótica eficiente, mientras que una procesión de devotos bostezos impone el sueño  y dentro de ellos  tú presencia.  Entonces amanezco con la bufanda enredada en mis brazos como mi tenencia más valiosa en la tierra.

El otro día le llame, para recordarle que tiene en abandono su memoria.  El otro día le escribí por mensaje, en ninguna ocasión contesto y cuando me sobo los ojos de tanto perder la mirada le veo, pero al mismo tiempo se desvanecía su imagen como el aliento congelado en un día de lluvia.  

Parece un quirófano mi cabeza, esperando que la escala de líneas cardiacas termine en horizontal. Siento que necesito un trasplante de pensamientos libres de su olor, de su mirada felina que maúlla en mis tejados y de toda escena en la que hablamos de la vida bohemia descaradamente haciendo mofa de nuestro mundo lleno de modales estúpidos.

La bufanda ya no me es suficiente. Necesito un bisturí para cortar y extraer este apéndice llamado “tú”.  Porque aunque no se note me hace daño por dentro.  

Donde están los cirujanos, que dejan morir a pacientes con muertes cerebrales, sin duda mi cerebro caduco hace unas semanas. Causa de la muerte: inhala profunda de tejidos con olor a alguien. El cuerpo del delito la bufanda.

En verdad que han pasado días, pero parecen meses. Ya no le queda ni una sola onza de olor a la bufanda, aun así la uso porque es como salir contigo de la mano. Me he convertido en un ridículo, o quizás en un soñador. Que me quiten todo menos su bufanda. Dirían por ahí algunos sabios del siglo NNN.

Donde esta mi vista, que sigo invidente ante tanta negación. Creo que he perdido los conceptos básicos de la educación, ya no sé leer las señales obvias. Ya no sé deletrear mi impaciencia. Soy el eterno paciente que espera una donación, que jamás llega.

Seguramente mis amigos al leer este manifiesto, estarán mordiéndose la lengua por decir de quien hablo, pero saben que si lo hacen los mataría sin remordimiento alguno. Otros estarán preguntándose de quien rayos hablo. Ni lo intenten jamás lo imaginaran.

 La bufanda la tengo puesta ahorita, y sigue en busca de su amo cuello desde hace años.  Aunque nadie más lo note, mi nariz de sabueso no se equivoca, aun queda atómicas piscas de su olor a ayer, cuando me la prestó  diciéndome, “luego me la devuelves”. Y esas cuatro palabras las rezo todas las noches, esperando el día siguiente y poder finalmente decir “aquí esta”, y robarle un beso para luego salir huyendo.

Quizás me la quede para la eternidad y se convierta en mi mortaja. Tal vez en breves instantes como invocándole, me llame para pedírmela y tendré que devolverla.  Al final le pediría la bufanda  prestada nuevamente, pero primero que la llene de su olor. 


#G
Anoche, Gercar lo dijo

Fotografía: Gercar PhotograG https://www.facebook.com/gercarphotograg?ref=hl