Él es, ese espacio vacío en el lado
derecho de mi cama. No ha llegado alguien mas que pueda arrebatar su olor de mis
sabanas. Él posee tantas estrellas en su cuerpo que al contarlas me adentraba más a su universo.
Él tenia incontables disparates y cosas sin sentido, que enamoraban a cada uno de mis sentidos. Yo le hacia reír sin cosquillas, mientras cantábamos canciones de la
radio; yo en su oreja, él en la mía.
La primera vez que
nos vimos fue en una esquina y es historia del año pasado. Todas miss noches para
él son días y mis días son sus buenas noches.
Hasta las lunas del planeta Marte te
miran a diario, mientras acá el sol abrasa mi corazón
como un anticucho; lo admito, yo las envidio porque estoy al otro lado.
Él y yo, parecíamos desde el primer capítulo
una historia inesperadamente buena. Pero como ambos no sabemos lo que queremos,
lo estropeamos y quedar como buenos amigos fue lo acordado.
Me parece raro que
esa haya sido nuestra metodología, cuando todo
el tiempo a tu lado me hacías sentir que se acabaron los callejones sin
salidas. Yo tengo más hojas en mi diario dedicas a ti y todos esos
tweets no eran solo porque sí.
Aún quedan en tus labios algunas partículas
que me pertenecen y en mis dedos la tinta de tus tatuajes aún no se desvanece. Puedes ver que tengo mucho tiempo en mis
bolsillos para leerte y repasar fotos instantáneas
que nunca subimos.
¿Es posible ser amigo de alguien que te gustó mucho, sin evitar
enamorarte en secreto y fingir que no te molesta que salga con alguien más? Pásame la receta y los antídotos a mis celos.
Qué encuentres a alguien más me
parece bueno, yo también he encontrado, pero la química no se encuentra ni en los fuegos artificiales
que por mi habitación han explotado.
Alguien tan descabellado como él dudo
que en este lado del continente abunde. Y alguien que te saque de tus casillas
como yo, ya no se han fabricado.
Nunca te atreviste a terminar una
conversación, y los boletos hacia el limbo que me comprabas eran tu adicción.
Hoy por hoy esos puntos
suspensivos esperan la continuación. Sin embargo existen miles de kilómetros de
separación. Tú y él, yo y otro tú, buscando una sustitución.
Que nos vaya bien a ambos es como
termina esta alegre canción. Si encuentras algún músico callejero haz que te
cante esta versión. No me despido porque esta carta tiene su continuación…
Gercar lo dijo
No hay comentarios:
Publicar un comentario
GRACIAS POR COMENTAR