Faltaban un par de minutos para
las seis, y mi computadora ya estaba apagada. Mi expectativa se disparó como el
azúcar en la diabetes. La primera cita con H tenía mi cabeza en otro planeta y mi concentración estaba en la camisa que me pondré, el perfume que usare, y decidir que peinado me qued mejor. Estuvimos escribiéndonos todo el día,
entre emojis y audios, él me esperaría a
las 8p.m.
Todo estaba armado por el
universo. "Su número telefónico escrito en un boleto de bus" pensé ¿Quien hace eso?. Definitivamente esta no es una cita cualquiera, es algo parecido a la magia. Quizás en ese día que hablamos por primera vez en el bus, se alinearon los planetas. Somos tan distintos, pero tenemos el mismo
nivel de cordura, muy baja.
Llegue a mi casa y me sumergí
hasta el fondo del closet buscando algo que represente lo mucho que me encanta
esta situación. Mientras tanto mi mente estaba corriendo más
rápido que el reloj, y no se como detener la avalancha de expectativas. Es como dejar la puerta abierta y entran todo tipo de
ideas y escenarios posible; oh no... Reconozco este momento, es aquel en que necesito los consejos de mis
amigos.
Mandé un par de s.o.s y ellos no tardaron en responder mi señal de auxilio…
“No hables de más” “Cuidado con beber de más” “No des el primer paso” “No te beses en la primera cita“ “Si de casualidad
te invita a su casa a tomar un vino NO VAYAS” y “En la primera cita está permitido dar al
menos un beso, pero solo uno, y siempre esperar a que te lo roben, ni pedirlo
ni iniciarlo, robado o nada!”
Con toda esta información, me
ponía aún más nervioso, hasta las manos sudan. Pero algo dentro de mí, me recuerda que me conozco tan bien, y se que es muy probable que olvide estas teorías, porque también ya conozco a H y su arma letal e impecable: su mirada. Con eso puede convencerme de lo que sea. Seria como
plastilina en sus manos. Él sabe cómo subir mis pies del suelo y bajar
todos mis instintos.
Aun no me decido por mi outfit,
mi mente sigue flotando como un globo suelto en el cielo, y si sigo suspirando como quinceañera es
probable que del desagüe comiencen a salir ratas y entren por mi ventana juntos a los pájaros para ayudarme a vestirme.
Mi celular comenzaba a sonar, con
mensajes de H, entre ellos me pregunto
si sería una buena idea cenar algo a su casa. Nuevamente
recurrí a mis amigos y todos pensaron lo mismo, “ponte una cereza en la cabeza
que serás el postre"
"Vamos al malecón como quedamos en un principio", le
respondí.
El taxi llevaba 10 minutos
esperándome, baje las escaleras a velocidad luz. Llegue al lugar acordado, en
medio del puente de madera en el distrito bohemio. La vista desde aquí es
hermosa y de noche todo tipo de personajes se dejan ver.
Hippies pernotando mientras hacen pulseras de rafia y collares con alguna materia prima marina.
Algunos te ofrecen leerte la manos y se te acercan como sombras detrás de tí.
Tratas de evadirlos pero hablan tantas cosas a la vez, te intimidan y tratan de meterse a tu cabeza, adivinar tus deseos, tus miedos. "¿Estas esperando a alguien no? A veces la persona que uno espera no es lo que esperabas", me grito uno de ellos.
Camine un poco mas hacia el otro lado del puente, alejándome de estas personas raras. Solo recuerdo que repentinamente todo se oscureció, era alguien detrás de mí, -¿Un hippie? Por favor que sea un hippie y no un asalto- me cubrió los ojos y solo pensé que era mi fin. Quise gritar pero cuando estaba a punto de hacerlo, sonó su voz
“sorpresa”
Le saque la manos de mi cara,
voltee y casi lo golpeo del susto que me dio. Solo lo mire y vi su cara a punto de estallar de risa, y no pude evitar darme cuenta que a H le gusta eso, verme nervioso
cuando estoy a su lado. Que las palabras no me salgan sin algún tartamudeo
previo.
Caminamos y sentí que conocía a H
de hace tiempo, la conversación fluía
como un caño abierto. Me hacia reír y yo a él. El cielo estaba vacío, no había
lunas ni estrellas solo una inmensa estola oscura.
Después de hablar del clima, política y algunas películas de Kubrick no me pude contener y le pregunte
directamente;
“Hace cuanto que sabias?”
- Desde que te vi, lo sabía.
"¿Por qué demoraste tanto en hablarme?" le dije, bajo un tono bromista.
- ¿Por qué no lo hiciste tu primero?
Buen punto.
Nos reímos un rato
mientras mirábamos a lo lejos. Hacía mucho frió, y yo estaba muy nervioso
porque cada vez más, se acerca el momento, cada uno se da cuenta que estos casos poco a poco las palabras empiezan a sobrar, mi boca comenzaba a
temblar y castañeteaban mis dientes tan rápido que parecía una máquina de
escribir.
“Está haciendo más frio”, dijo él
y mientras lo decía, acomodo sus brazos sobre mí desde atrás, y de repente mi temperatura subió, hasta sonrojarme, su abrazo hizo efecto de
inmediato.
Hace tiempo que no me sentía
especial, parece una palabra común y cliché, pero no. Esa sensación de sentirte
lo único importante en ese momento para alguien más, es de las mejores
sensaciones del mundo. -¿Cuándo fue la última vez te sentiste especial? ¿Con quién?- Me hacia yo mismo estas preguntas y en ese instante me di cuenta que estoy indefenso,
que si H quiere podría hacer conmigo lo que quisiera...
“Vamos”, me dijo, mientras me
frotaba los brazos con sus manos para que su calor permaneciera un rato más en
mí. Me miro fijamente, la misma mirada del bus, esa que tiene múltiples significados,
me agarro de la mano y su cara quedo delante de la mía, sus ojos de color
parecido a la miel, empezaban a endulzarme.
“A dónde quieres” dijo H.
Con un
aire permisivo y su voz denotaba que la cita no había acabado aun, ni estaba
cerca de hacerlo.
"Quieres ir a mi casa a tomar un vino. Tambien puedo cocinar algo de cenar, ¿Lasagna?"
Todo este cuento de hadas, empezaba
a oscurecerse y del castillo encantado mi mente se teletransportó al bosque
oscuro donde criaturas hambrientas andan sueltas.
Recordé lo que mis amigos
me dijeron “serás el postre”.
H miro la duda en mi cara,
“Por
favor no vayas a pensar lo que no es”
Pero, que me garantiza que salga
con mi dignidad completa de ese lugar... ¿Realmente importa?
Es lo que
supuse desde un principio y la verdad es que el despierta en mí, diversos pensamientos, y todos húmedos. Pero
no quería ser ese tipo de chico que uno se lleva a casa en la primera cita.
Sin embargo, si decido no ir, estaré
arrepentido y no habrá forma de volver en el tiempo para saber qué hubiera
pasado.
Él tenía la certeza de que estaba
a punto de decir “No”, mire mi celular para ver la hora y poder decirle,
efectivamente, No, pero no tuve tiempo. Cuando empecé a deletrear mi excusa para irme,
su boca vino a 200 kilómetros por ahora, más rápido que el bus, hasta la mía, y
la impactó, de tal manera que mi cuerpo entero se convirtió en un airbag que suavemente
lo recibió y se dejó desfallecer sobre sus brazos tatuados.
Cerré los ojos y sentía que su boca dibujaba
mil proposiciones en mis labios. Este primer beso, fue todo lo que esperaba,
robado e inesperado.
Quizás no tiene malas
intenciones, o quizás sí. Todo depende de mí, yo decido que tan lejos puede
llegar, hasta ahora solo ha llegado a mis labios y ha sido una experiencia casi
religiosa.
H detuvo un taxi y con sus ojos volvió a
preguntarme…
¿Nos vamos?
Lo mire y pensé, - solo una copa de
vino y ya, nada más. Eso es, debo ser como el vino, hacerme esperar, mientras mas tiempo mejor-
Pero solo
subir a ese taxi, significaba ponerme la cereza en la cabeza. ¿Sere solo el postre de hoy?
Él no se mostraba impaciente, y
si no me subía lo entendería. Y olvidando todas las teorías y consejos, mi
respuesta volvió a ser la misma de ayer:
“Si”