La salida de emergencia no está bien señalizada y el humo que provocan
tus neuronas esforzándose y quemándose unas con otras, no te dejan pensar con
claridad, te ciegan y es imposible ver lo que realmente está frente a ti.
Pero estas a tiempo
de salir, mientras
buscas las escaleras de emergencia, puede que tropieces y te caigas; y lo más
probable, es que, no salgas con un par de heridas, pero sanaran cuando
recuerdes que hiciste bien al escapar de ese edificio en llamas que eran sus
abrazos y sus besos.
¿Cómo llegaste ahí? Probablemente
fuiste tú, quien provoco este incendio, por no apagar esas pequeñas chispas que
saltaban de tus ojos cuando lo mirabas.
Por no desenchufar tus dedos del
whatsapp esperando esa conversación. Tal vez, si hubieras apagado tus
emociones, están no se hubieran sobrecalentado.
El fuego ya comenzó, y está avanzando
por toda tu casa. Devorando el suelo donde pisas y por eso tambaleas, luego continúa
por las paredes las cuales arañaste de la desesperación, hasta llegar a tu
cabeza y esa fiebre de 40 grados a más, no se baja tan rápido como llega.
Ilusionarse es como iniciar un
incendio. Debes estar consciente de que puedes quemarte, y obviamente lo ideal
es que lleguen los bomberos (tu bombero) a tu rescate, de lo contrario te consumirás
en las llamas, y no es recomendable terminar en cenizas para renacer
posteriormente puede demorar tanto como encontrar una aguja en un pajar.
Antes de que eso pase, escucha las
advertencias y lee las señales. Tus amigos deben haberte leído las
instrucciones, tantas veces como una aeromoza indicando que hacer en caso de una
emergencia en un avión.
Y cuando logres de ese incendio, sentirás
que sigues quemándote. Y si te lastimaste, sanara. Siempre sana. Ahora aléjate de
juegos pirotécnicos que parecen chispitas mariposas, ya no te dejes llevar.
Como dicen, el que juega con fuego, se quema.
#Gercar
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