Hace exactamente tres días que no recuerdo lo que sueño. Lo cual me causa una ligera preocupación en las mañanas cuando intento reconstruir con los retazos de la imaginación lo placentero que fue. Pero las imágenes se alejan en una amnesia que nace en el sonido incesante del despertador. Cada vez que sueño algo lo consulto en mi libros de los sueños, un pequeño artilugio que duerme mi curiosidad de profundizar en el significado de los mismos. La mayor parte del tiempo no sirve, es mejor terminar el día y recién consultarlo, y llegar a la conclusión si son o no charlatanerías.
Haces tres días, insisto, solo conseguía capturar un pedazo de sueño, e intentaba reconstruirlo... iniciaba algo asi: Estaba en el pasillo de un hotel envuelto en un trench negro largo y con una maleta. Mi cabellera era rubia, y mis ojos negros azabache, tenia cierto dolor de cabeza y caminaba tropezando con las paredes y puertas como si estuviera bajo el efecto de una droga o luchando contra un potente narcótico. No titubeo en pensar que son escenas extraídas de justify my love de 1990. Una puerta se abrió, yo me detuve unos pasos más adelante, y la maleta se desentendió de mis dedos, cayó, para luego caer yo. Ahí de cuclillas, la ausencia de aire y el abrazante calor, me encendieron las teorías de la relatividad y otras ciencias mundanas que hacían hincapié a una sobredosis de deseos calentones... no había aire acondicionado, procesar sustantivos o verbos me resultaba casi imposibles. Desvariaba. Mis altos instintos habían descendido...
Detrás la persona (coprotagonista) se acercaba en cámara lenta, en medio de distorsiones que mis ojos adaptaban. Finalmente la imagen se hizo nítida, una suerte de high definition, empecé a tocarme la entre pierna y mi esperaba despierto el “ese que te platique”.
Su lápiz labial se mesclaba con mis labios rosas. El chicle pasaba de una lengua a la otra. Los narices se entrometían entre ellas. Mi sudor abandonaba mi piel maniática descompuesta, que se abría y cerraba cual luz del techo antes de prenderse totalmente. No veía nada pero sentía todo. Me costaba resistirme, pero disfrutaba no hacerlo. Mi cuello se convirtió en una especie de manzana acaramelada, con la misión de ser lamida hasta el último espacio seco.
Repentinamente estábamos en una de las habitaciones. Y charlamos. Su encaje tal, que no menospreciaba el cuero, teñidos que amenazaban el natural. La arquitectura de su cuerpo unían sus vértices a los míos dejando línea puras y geométricas. Inaugure su presencia interior con mi saludo de mano. No quería hablar, quería no-hablar. Y vi que me intento no tenia impedimento po po pop o po po p o po , nada entiendo, pero hay un sentimiento… esos no eran globos, eran dos atmosfera resguardando un agujero negro que me absorbía el aire oral.
El pasado sucio de alguien, puede ser el futuro brillante de otro, mio quizás. No tiene nombre, su universo se me cerró, me limito a mostrarme todas sus estrellas de lejitos, pero me quemaban de cerca. Tres veces medalla de oro en bedtime story. Que tal mentora! maldita la maestra, maldito el aprendiz. Sus historias me cargaban de adrenalina jocosa que segregaba mientras su voz detonaba entre las cuatro paredes. Que voz. Orgasmo al oído.
Lo más inverosímil del caso es que yo me creía que estoy bien. Cuando es todo lo contrario. Seguía con la visión borrosa, como si estuviera en una nube de humo verde-rojo, amarillo. Parecía que dentro de mi vaso hubieran pasado en fila india, ron, vodka, champagne o lo que fuera sin duda incluía red red wine…Trotaban mis neuronas para acomodar una idea, pero no podía decir nada. El calor seguía desamarrando los nudos de una pasión. Los besos estaban regados en el piso, seduciendo a las partículas de polvo que levantamos con nuestras piruetas dignas del circo de Moscú... o el que fuese, el que quieran.
Pero si mi paciencia estaba en minúsculas, debía ver más. Pellízcame pellízcame, le decía a la criatura de otro mundo que sabía lo que quería en el mío, lo sabía todo.
Dicen que debemos sucumbir. Las hierbas se hicieron para la tierra sin embargo terminan en las inglesas tazas de té de las seis. Entonces debo sucumbir. No lo quiero. Pero es matar o ser matado. Como un péndulo, su collar en forma de cruz se columpiaba como niño en parque de diversiones y hacia de mi cabeza un trapecio de un lado a otro, donde me hipnotizaba bajo los efectos del deseo.
Mi mente camina sin mi permiso y se hace especulaciones, vive de ellas. Mientras estoy viajando en los brazos de la inconsciencia, acurrucándome sobre su cuna perdiendo logica y control. Esta todo callado hasta que el susurro se convirtió en silvido, exagera y mi Yo interior se desconecta con el cable del surrealismo; "epilogamente" mi cama termina alineándose al despertador, la sabana húmeda y mi inocencia que se vuelve coyote cuando está dormida. El día se levantó con la mañana izquierda. Ni modo "a soñar despierto se ha dicho", después de todo los dulces sueños están hechos de eso...
#G
Anoche, Gercar lo dijo
¿QUIEREN ARTE Y SUEÑO?
MADONNA "BEDTIME STORY" 1994
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