miércoles, 14 de julio de 2010

COMPLICIDAD DE LA MENTE

En el cuarto oscuro del lado derecho cruzando el pasillo ausente de luces, Nan en cuclillas pernoctaba. Mientras en el sillón, lleno de resortes chiflados que se resisten a permanecer dentro del mueble, ahí se encontraba Ers, experto en cautivarse por el más mínimo detalle de la vida,  observando a su compañero tentando sus muñecas...
...

Ers era el ultimo de la fila en clases, el primero en salir al golpe de las campanas. Sus cerquillos cubrían sus ojos verdes muertos en pardo, vestía bastante lúgubre y siempre llevaba un aro en la ceja derecha. Yo no lo conocía mucho, el era una especie de extra en las clases. Creo que nadie hablaba con él ni de él. Eso era atractivo para algunas chicas pero para otras era un misterio que nadie se animaba a resolver. 

Fue un día de junio cuando caminando sobre las hojas secas, Ers sintió la posible soledad en la que él mismo se encuadro. Era su mente el interior de una esfera de espejos (como la disco ball) donde un rayo golpeaba a otro y a otro. El hombre no dejaba de recibir mensajes que salían quien sabe de que recoveco de su cabeza. Era una especie de maratón de voces que iban en contra de su manera común de razonar. La misma escena una y otra vez. La única salida a este laberinto, era entrando a otro pero cibernético : el internet. 

Una vez allí encontraba entretenimiento visual, fotos que espiar y conversaciones que teclear. En esos días un mensaje de bandeja golpeo su pantalla. Ers lo abre, era un perfecto desconocido llamado simplemente Nan que simplemente atino a decirle lo mismo que pensaba él en ese momento ¿Quien rayos eres?...

La conversación se prolongo hasta largas horas de la madrugada, lejos de enfadarse, fue agradable para Ers encontrar una mentalidad tan parecida a la suya. Cada noche y por varios días, parecía divertido confiar en alguien que realmente no tienes ni idea de quién es

Nan era un tipo que podía transportarse a la piel de Ers sintiendo los golpes como él, los moretones eran de ambos, se veía reflejado en él. Quizas por eso Ers confiaba en el. Ers vivía en dos mundos, asumió peligrosamente que su destierro de la realidad, era Nan y sus conversaciones con el eran mejor que con cualquiera. Sin embargo esa amistad parecía una madeja que se enredaba mas. 

En el invierno Nan y Ers finalmente se conocieron, el avión del primero llegó muy temprano por la mañana lleno de nieblas. Al verse por primera vez, Ers abrazo a quien consideraba su hermano, ambos habían encontrado la confianza que nadie más pudo extraer de sus mentes en sus conversaciones online

Una vez en Lima ambos fueron inseparables.Eran dos espíritus libres, acosando al mundo, pisando donde no se debe, respirando los aires más tóxicos y polvorientos, rociando de veneno benigno cada espacio que visitaban. Eran una complicidad ambiciosa con hambre de surrarse en el mundo. Pero por fin estaba el rompecabezas armado. Eran dos corazones sincronizados por una sola sinfonía, venas kilométricas que recorrían ambos cuerpos, era insólito el parecido mental, inclusive algo intimidante ante terceros ojos. Pero las gotas de agua no siempre son iguales...


Eran largas las escaleras para escalar al departamento que Nan rentó en la ciudad en su estadía al parecer temporal. Ers llegaba con los pulmones en la mano cada vez que subia con el ascensor descompuesto. Exhausto llegaba a la puerta, introducía la mano en el bolsillo buscando el duplicado de las llave, que Nan le regalo. 

El apartado, era pequeño pero con una vista maravillosa, la altura de vértigo, de fondo el malecón y debajo el más verde de los jardines, bastaba pisar el balcón para respirar lo mas exóticos aromas que volaban hasta el último piso del edificio. Debido a lo temporal del contrato, cuando Nan se mudo, ya había una serie de muebles de estilo retro, unas bisuterías vintage style que decoraban la sala de estar, inclusive habia un reloj de arena. Era algo escalofriante la cantidad de cruces que colgaban en las paredes del pasillo, pertenecientes al sacerdote que solía habitar la pieza. Los techos eran altos, los pisos de madera, la habitación de Nan era la más grande y solo se limitaba a una cama, un espejo de cuerpo entero y un par de muebles.


Ers entró y al parecer aun no llegaba nadie, dejó las revistas que trajo consigo sobre la mesa y cuando se dirigía al baño justo antes de girar la perilla, encontró una sombra proyectada en el suelo que salia de una de las habitaciones. En el ultimo rincón del cuarto,  Nan yacía con una cara de perturbado íntegro.  Sus pelos no estaban en su sitio, sus uñas estaban esparcidas con mordidas irregulares, sus pies descalzos y la camiseta hecha trizas con los botones tirados con mermas de hilo. Sus ojos encarnados resistían las lágrimas restantes, en su mano izquierda (era zurdo) estaba casi asfixiada una pluma y en la otra (la derecha) un fino y punzante trozo de vidrio extraído del espejo que murió en pedazos en la otra esquina de la habitación. La escena era digna de un thriller  donde Ers nunca hubiese deseado ser protagonista.

-"Mi mente me lo ordena, y mi mente me lo impide" -comenzó a pronunciar Nan. Ers era el más desconcertado. 
- "No puede todo estar tan mal"- le dijo Ers - "Dámela" le volvió a suplicar dirigiendo sus dedos hacia el arma blanca (el trozo de vidrio)...


Hubo un silencio incomodo y letal... repentinamente el grito de Nan lo rompió abruptamente elevando los nervios de Ers hasta los dioses. 


-"Tú eres el culpable de mi delirio, el resultado de mi esquizofrenia latente, de mi falta de sueño de mi delirio de soledad"- dijo Nan a gritos dichas líneas realmente siniestras. Ers se quedo sin habla, se sentó sobre la cama conmocionado tratando de acercarse a Nan, sus labios convulsionaban del más frió de los miedos, no sabía que decir. Cuando pudo tragar la saliva que se acumulo en su garganta y subió la mirada en cámara lenta, Nan estaba frente a él cara a cara. Se instaló, derrumbo sus afectos y repentinamente el filo del vidrio se perdió en el pecho Ers. 

-“No regreses " exclamó finalmente Nam a su amigo herido.


Semanas después nada se supo, el asiento en blanco del vuelo 123 perteneciente a Nan, había despegado. Las voces habían desaparecido, las cortinas se abrieron dejando entrar la nueva luz al cuarto blanco que suavizaba la estadía de Nan, mientras el recuerdo de Ers caía por pedazos en el abismo de la amnesia.

Ambos eran una sola persona dividida en dos mentes y una solamente podia seguir existiendo. Las fatales historias que acosaban la mente de Nan, recien mudado a la ciudad  donde queria empezar de cero, habían sido incineradas por su voluntad. 

Ese es Nan, un hombre que puede disfrazar su desequilibrada mente con la más insospechada sonrisa .

#G
Anoche, Gercar lo dijo

Fotografía: Gercar PhotograG https://www.facebook.com/gercarphotograg?ref=hl

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