domingo, 16 de octubre de 2011

BUSCANDO DESESPERADAMENTE A ROSE


Después de un acontecimiento que marca tu línea del tiempo, pretendes que se repita   pero cuando “no estaba escrito”, es cuando empiezan los problemas. Entonces pensé en los anuncios del periódico, donde pague un titular que iba más o menos  así: “Buscando desesperadamente a Rose” donde la recompensa era hacerme el hombre más feliz al menos por el dicho de que me gusta vivir el momento a la máxima potencia. Y así se hizo. El periódico publicó mi petición. Debajo del título decía que la persona que la encuentre o si ella lo lee, debe dirigirse al puente al final de la bajada Balta. Ese era el punto de encuentro.

Sé que suena a Rosanna Arquette, en Desperately Seeking Susan, y quizás a mi propia Madonna le gusta hacer travesuras por cada pasaje por el que se esconde. Pero es mi última oportunidad para volverla a ver. Era la única idea sana y demente que tenía a la mano. Simplemente estoy usando mis astucias más empolvadas para hacer funcionar mi mecanismo de supervivencia de single.

Cuando llegue del dentista aquel no tan lejano viernes, decidí tomar la siesta tan esperada después de un ritual con las pinzas, caries, luces blancas y enfermeras despiadadas. Y como estaba tan cómodo en mi cama pensé que nada en el mundo ni siquiera un movimiento telúrico japonés podría sacarme de ahí. Pero cuando quiero descansar un ratito de las jornadas sociales, aparece una sonsacada a la calle. Mi facebook estaba parpadeando desde el iPod (larga vida al genio de la manzana maravillosa SJ) entre mis pestañas a punto de fabricar legañas asome mi vista a ver quién me hablaba…

Yo no tenía idea por que llegaban mensajes subliminales a mi bandeja, pero penetró en mí el nombre y su insinuación felina, la foto de perfil tenía a la vista un tatuaje en la zona del pecho esos que no sabes dónde empiezan ni donde terminan. Seguí la conversación hasta el punto de hervir la tetera. Y sin poca razón y mucha curiosidad por aventarme al primer brazo ajeno que esté dispuesto a ablandar mi caída, salí con poco perfume y mucha tartamudez, mi nervios absorbían más rápido el frio y me hacían temblar dentro del taxi que me llevaba al encuentro con Rose, sin ningún porque me introduje en una piel ajena, tenía que dar la impresión que nada me importaba pues si iba lleno de emociones comprimidas podrían explotar  en la persona equivocada.

Ahí estábamos frente a frente en el interior del restaurante no muy lejos de mi casa pero lo suficiente como para no ir caminando.  Recuerdo como pintura fresca su camisa turquesa estampada de cuadrados, unos pitillos  que gritaban rock n roll, calzado fresco y llevaba audífonos blancos...

Ok si el actual “yo” hubiera estado conmigo en ese momento, lo hubiera arruinado todo. Entonces le di tregua a mi indiferencia moderada para con ella. Luego de un cruce de palabras simples subimos al taxi. Veía como todo se alejaba por el espejo retrovisor, sus piernas querían salir de sus jeans y mis arterias en el pecho querían  reventar de los nervios, mi voz titubeaba pero le ponía firmeza, conversamos un poco más, su olor era prestado de un rico perfume en verdad buenísimo, si cerraba mis ojos me la imaginaba desnuda, como si fuera una piel humectada de aromas y petalos a punto de ser victima de un Jean-Baptiste Grenouille contemporaneo.  Se interesó en mí con sus preguntas entretenidas, y con mis respuestas cortas no era que  estaba intimidado, estaba asustado. Temía que en cualquier momento saliera de su boca “Pare chofer, chau me voy.” Felizmente no ocurrió así.

Su departamento en lo alto, podía verlo todo inclusive el restaurante.  El sillón era gigante y podíamos entrar ambos cómodamente, cosa que hicimos, me ofreció alcohol, dije no. Me ofreció galletitas, dije sí. La idea en la superficie era ver unas películas tranquilamente, conocernos. De repente en el zapping pasaban “Death becomes her” con la genial Meryl Streep, es una de mis favoritas le dije, “Si yo también la he visto, es buena” dijo ella. Mis ojos se repartían entre el plasma y su escote. De repente me hablaba y como un zoom se acerco más y mas, en eso me percate de más tatuajes en el brazo.  Empezó su exhibición como tour donde me contaba cada historia de cada uno de ellos, tenía en la muñeca, en el brazo, el antebrazo. Luego fue bajando,  en el tobillo y volvió a subir, en la rodilla y… la detuve y sin contemplaciones le dije “ y el del pecho?!”, “Ah si” dijo y se desprendió de su blusa.  Sentí que me iba a sangrar la nariz (como al maestro Roshi) no mentira, pero no podía evitar recordar esos bustos griegos bien esculpidos, bueno ella era una cosa que no se ve a diario, moría por tocarla, pero tenía que parecer calmado y tomar la ventaja.  Vi el inicio y fin del misterioso tatuaje del pecho  de la foto de perfil, luego me enseño el de la espalda y el hombro. Y me pregunto: “tienes?”  y  sin pensar dije “tengo lunares”… ay!

Un minuto de silencio a mi idiotez multiplicada por “pi”. Bueno… lo tomó a broma, y yo insistí        “tengo lunares extraños y grandes” le enseñe el que tengo en el pecho y en verdad se sorprendió  “Parece un tatuaje, me gusta” dijo. En eso le iba a enseñar el de mi brazo y como la lluvia que no avisa cayó sobre mi boca la suya, y empecé a besarla como si me la iban a quitar en cualquier momento.  Su perfume amarraba mi nariz y sus cabellos se hacían cómplices de mis dedos. “Tienes más lunares?” me pregunto.  “si pero te los enseño de a pocos" le dije y chocándonos con todo llegamos a su cuarto y nos desplomamos sobre su cama. Las sabanas estaban des tendidas, el espejo parecía una cámara que grababa nuestros cuerpos que lucian como plastilinas bicolor convirtiéndose una sola. Abusiva, exuberante, diosa, me saco la mierda, literalmente, me hizo ver las estrellas color rosa  como dicen. No había espacio suficiente para desenredarnos. En cinco palabras “best sex of the year” como nominación, se llevó mi Oscar.

Después de que paso el temblor, corrimos  a la ducha. El agua la dibujaba perfecta, los tatuajes me hacían ojitos, saboreaba con mi vista rayos equis sus esquinas. Era perfecto todo. Salimos reconfortados a la sala nuevamente donde todo empezó.  La música que sirvió de soundtrack soft la apagamos, la película iba en la mitad, su cabello húmedo me dejaba high solo de olerlo como el mas letal de los poppers.

Ok, paréntesis, se supone que era momento de la táctica de huida, pero por el contrario su mano se deslizo hacia la mía, la cogió y no la soltó, yo no sabía si debía desprenderla y seguir actuando como un hombre frio  o de hecho decirle que me gustaba tanto. Pero se supone que esto era  una especie de “no strings attached”, luego de la acción viene la reacción y bye bye baby.  Estaba a punto de decirle que me tenía que ir, para quedar cool antes que ella. Pero de repente ella habló primero “me gusta tu piel, quiero volver a verte” …

“me gustan tus labios…”  no dije mas.

Ella insistió “quiero volver a verte, a menos como amigos,  porque estoy  saliendo con alguien”….
Boom, su granada no la vi venir y cayó directo. Ósea si yo me sentí mal por haber hecho lo que hice, se imaginan como me sentí cuando me dijo que estaba saliendo con alguien!! y que vive por mi casa!! y que incluso se llama como yo!! GOD es posible?... Play cool . Le dije  que no pasaba nada... son cosas que pasan y que si quiere llamarme a lo que plan de amigos, que lo haga…. Luego atine a decirle que me tenía que ir. Me acompañó hasta el restaurante. Ella insistía que quería volver a verme, yo sonreía y le decía “me gustan tus labios”, no podía decir más, tuve que contener mis bajos instintos para no comérmela a besos y someterla a un tercer round.  Llegamos y el taxi nos dejo en medio de la pista, frente a frente como todo empezó, dentro de mi quería gritar “si yo también te quiero volver a ver” “si no funciona  lo tuyo con el otro fulano, déjame intentarlo!!”. Pero no podía caer más bajo.  Y nos despedimos en ese viernes 23 del mes de septiembre. Nuestra despedida fue como si nos volviéramos a ver en un par de minutos de la manera más simple, así de frio, así de tímidos. Y nunca más le volví a ver.

Para variar pasa ligera la maldita primavera, inicia inepta su legado y me maldice solo a mí.  No me he perdido en razón por una beautiful stranger, pero debo admitir que una vez más estoy solitario como un cactus abastecido de sí mismo. Como diría mi buena amiga que ahora ya no está entre nosotros, tomare su canción con mi versión; a lo Amy Winehouse, “ You go back to him and I go back to black”.  Azul y triste devuelta al negro de mi vacio, como el gato. 

Si alguien la ha visto dígale que sí! , si acepto!  Me casaría sin pensarlo twice. Quiero que sepa que me mordía aquel día la lengua hasta que desapareció de mi boca, pues quería decirle cuanto me encanta una segunda cita. Pero no podía, después de lo que me dijo era necesaria una amputación de amabilidad y cariño. Pero ahora que no sé nada de su existencia, siento que todo es invisible.

Asumo que siguió mi consejo, cuando le dije “no deberíamos hacer esto”, creo que eso paso, pues no la encontré ni en la red, ni en el facebook, ni en ningún lugar, su teléfono no se lo pedí (porque quería quedar cool y desinteresado) se suponía que todo era efímero, pasajero. Me sentí un Ted que no tendrá nada que contar a sus hijos.

Lo sé, estaba con alguien, pero no me importa ser el otro. Quiero entrometerme, “elijeme” “escógeme” “ámame”. Solo eso diré si la veo nuevamente, y si ella aun piensa en volver a lo suyo lo entenderé pero si no he dejado de pensarla es porque esas palabras necesitan salir ya, porque me está carcomiendo desde adentro.

Mis últimas vistas han sido en el puente al final de la bajada Balta, donde ya se están contando leyendas sobre un chico que espera toda la tarde osea "yo", sin embargo nunca llegas  Rose, sin darte cuenta has creado daño con tus propias espinas,  si por esas casualidades lees esto, tengo el antídoto perfecto para que florezcas entre hierba buena.

#G
Anoche, Gercar lo dijo

Fotografía: Gercar PhotograG https://www.facebook.com/gercarphotograg?ref=hl

1 comentario:

GRACIAS POR COMENTAR