domingo, 28 de octubre de 2012

¿CREES EN LOS FANTASMAS?

En los últimos meses vivo pensando que me voy a morir repentinamente. Y es que las noticias de las 8pm en la TV no ayudan en nada a mi paranoia acumulada por siglos. Me persigue la alucinógena visión de una bala perforando mis sesos. Suena espantoso, pero créanme ando volteando cada 10 segundos percatándome que nadie me siga cuando camino por zonas oscuras o poco transitadas.

Últimamente me he rodeado de eso, y no sé que es. Es una sensación paralizante, que te recorre los nervios desde el meñique del pie hasta la última punta del cabello. Creo que es más fuerte que el miedo, porque al menos cuando tienes miedo, tienes la certeza de que hay algo que te lo produce. Pero esto, es no saber cuándo te puede suceder, simplemente te invade dejando sin funcionamiento  tu tranquilidad.

Todos creen que estar cerca o experimentar la muerte o el acoso de la misma, es un accidente o algún altercado, algún asalto, o un arma frente a tu frente. Pues bien, no es cierto.  La muerte puede rondarte sin necesidad de tocarte…

En el 2009, comencé a ejercitarme en un gimnasio, porque mi vida se limitaba a 12 horas de sueño dos de almuerzo y las demás a la computadora, salvo los fines de semana que desaparecía el viernes y aparecía un domingo por cualquier playa o el sofá de mi mejor amigo. Yo no sabía a lo que me estaba metiendo,  el primer día empecé a hacer cardo, solo cardo. Corría por una faja que no me llevaba a ningún lugar.

Poco a poco le fui agarrando cariño y me hice un horario, full disciplina concentración y técnica. Empecé a trabajar, brazos, bíceps y tríceps, abdominales que mas parecían abominables*.  Y al final de la rutina, me encerraba en la sauna por media hora o más, para eliminar tensiones luego ya de terminar. Y dije todo está muy bien, me gusta el gimnasio. Obviamente levantarme temprano se volvió un desafío.  Y después de unos meses, ya estaba aburrido de lo mismo hasta que lo vi.

Era su estatura un dilema, pues su cara no encajaba con su talla. Lo veía más bajo que yo, pero en realidad, era más alto, su cabello me aturdía, porque no iba con el color de sus ojos verdes inclinados al pardo. Su contextura muscular era de boxeador. Caja perfecta, brazos perfectos, todo era perfecto. Su cara era la de un mono blanco, pero bien parecido.

Desde esa vez lo veía en todos lados, en la sala de cardio, en la sauna, en la calle, por mi casa, era como si todo el tiempo estuviera ahí y nunca me había percatado de su presencia. Despertó una curiosidad en mí, porque me sentía raramente interesado en conocerlo, no sé por qué.

Empecé a esforzarme porque el invierno había acabado con fecha de vencimiento de 23 de septiembre y meses después la primavera casi caducaba. El sol playa y arena, tenían que recibirme con al menos dos cuadrados más en el estomago. Empecé también a levantar pesas, más pesadas… y se notaba en los nervios que están al costado de los ojos que a punto de explotar regalan un rojo a mi cara. Sufría por el cuerpo perfecto y en eso un cuerpo perfecto literal me ayudo, levanto las pesas por mí para ayudarme porque prácticamente estaban a punto de caer sobre mi pecho, y lo vi nuevamente pero en primer plano y  me dijo: te ayudo. El mono blanco, así le decía yo al chico misterioso, se ofreció a entrenarme, pero no acepte. No me gusta trabajar con alguien, siempre me gustaba hacer mis rutinas a solas.

Justo desde ese día ya no lo volví a ver, porque empecé a faltar, hasta que finalmente deje de ir por la universidad que me quitaba todo el tiempo.Como trabajo de investigación, una amiga y yo, salimos a encuestar personas en Miraflores, para nuestra presentación de fin de ciclo. Era diciembre, y con un sol que acercaba al planeta hacia la verano zone. Entre las ilusiones del calor y la sed de aquel día, vislumbre la silueta de un afro singular, mi amiga y yo nos separamos para captar más gente. Y de repente sucedió, lo vi. Ahí estaba el chico misterios con cara de mono blanco, con un amigo, y me vio, y me reconoció…

Nos saludamos y nos ubicamos en el espacio y tiempo “ y sigues en gym? Ya no te veo” . Su amigo no decía nada.  Le di una de las encuestas y empezó a llenarla con mucha disposición de ayudarme en mi trabajo.  Nos sentamos en una de las bancas del parque a tratar de conversar, lo cual era raro, porque no nos conocíamos, solo sabíamos que nos habíamos visto en algún lugar = el gimnasio, pero nada más.

A lo lejos una voz me grita: “Yo trabajo como loca, y tú sentándote cagandote de risa”, mi amiga se acercaba muy furiosa porque estaba agotada y pensaba que yo estaba en webing. Mi “amigo” se sonrió y se fue con su amigo, y mi amiga se acerco y me dijo “puedes dejar de hueviar y ponerte a trabajar”. Yo solo le dije “estoy trabajando acabo de llenar dos encuestas”.

Pasó un año y volví al gimnasio pero solo por un mes, porque mi capacidad física escultural no daba más para las rutinas, luego de 30 días tire toalla, y el último día decidí ir al gimnasio solo para usar la sauna, envuelto en vapor me deje relajar, pero la puerta se abrió y entro él. Se desnudo, no solo de ropa sino también de palabras, empezó a contarme sobre su vida. Tenía un bebe, lo cual me saco de onda, se veía my joven para ser padre. Me percate mientras me hablaba que una lagrima cayó al piso… me sentí raro pero a la vez su tristeza se contagiaba, estaba harto de su vida, cansado de su suerte, sentía ganas de morirse, fue lo que dijo. Trate de hacerle sentir mejor pero preferí no decirle nada, solo escucharlo. Luego de unos minutos se paro y se fue.

Pasó otro año, y había acabado la universidad y empecé a trabajar, salía de vez en cuando con amigos. Y empecé a verlo por todos lados, si a él. Me lo encontré en un bar, conversábamos y nada más. Luego en el supermercado solo lo salude de lejos, por mi oficina, en el parque, por mi casa… en diferentes meses y años. Era raro porque solo lo veía pasar, pero de lejos, reconocía su afro y su estructura ósea de la cara que simulaba al de un mono pero con piel blanca.

Nunca me había pasado que coincidiera con alguien desconocido tantas veces. Lo malo o bueno del caso es que ni siquiera sabía su nombre.  No sabía nada, quizás me dijo como se llamaba pero no lo recuerdo ahora.

Regrese al gimnasio hace una semana solo renovar mi membrecía pues era probable que volviera a las maquinas, me encontré con mi antiguo entrenador. Y le pregunte si se acordaba de aquel personaje del afro, que siempre venia de verde y naranja, (era obvio que iba a saber de quién hablaba, era demasiado llamativo).  No me respondió porque pensó que estaba drogado pregúntale pro alguien que hace meses no veíamos, o quizás tenia hasta la lengua sin ejercitar.

Todo lo de él era raro. Hace dos días salí con mi amiga a tomar un café y entre tantos updates, me pregunta si volví al gimnasio después de todo. Estaba pesándolo, y en eso me acorde del mono blanco y le conté esa historia, y de aquel día de las encuestas donde me lo encontré. Ella se puso furiosa y me dijo “Ese día te dedicaste a sentarte un buen rato mientras yo estaba trabajando y encima te falto llena runa encuesta que tuve que hacerla yo”, me reí de su furia, y le dije que ese día me había encontrado a un amigo del gimnasio y me senté a conversar con él, ella me miro con cara de enojo y me dijo “No estabas haciendo nada más que hueviar”.

Ayer mientras regresaba de la casa de una amiga en el taxi lo vi, caminando cerca a mi casa. Los bellos del brazo se me paralizaron, y mi piel se puso más blanca que de costumbre, ¿Por qué este tipo estaba por todos lados? Me fui a mi casa agotado, tire la ropa y me desplome sobre mi cama. A la medianoche empezó el insomnio de siempre, y las únicas medicinas que conozco para dormir son los cigarros, prendí cerca a la ventana viendo la lluvia cae, perdí la concentración y el cigarro se me cayó de la boca cuando lo vi a él, al chico del gimnasio, mirándome desde el medio de la pista, con el cuello marcado de morado, vestido de blanco, descalzo y poco a poco se fue haciendo invisible frente a mis ojos.

#G
Anoche, Gercar lo dijo


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