Últimamente me he rodeado de eso, y no sé que
es. Es una sensación paralizante, que te recorre los nervios desde el meñique
del pie hasta la última punta del cabello. Creo que es más fuerte que el miedo,
porque al menos cuando tienes miedo, tienes la certeza de que hay algo que te
lo produce. Pero esto, es no saber cuándo te puede suceder, simplemente te
invade dejando sin funcionamiento tu
tranquilidad.
Todos creen que estar cerca o experimentar la
muerte o el acoso de la misma, es un accidente o algún altercado, algún asalto,
o un arma frente a tu frente. Pues bien, no es cierto. La muerte puede rondarte sin necesidad de
tocarte…
En el 2009, comencé a ejercitarme en un gimnasio, porque mi vida se
limitaba a 12 horas de sueño dos de almuerzo y las demás a la computadora,
salvo los fines de semana que desaparecía el viernes y aparecía un domingo por
cualquier playa o el sofá de mi mejor amigo. Yo no sabía a lo que me estaba
metiendo, el primer día empecé a hacer cardo, solo cardo. Corría por una
faja que no me llevaba a ningún lugar.
Poco a poco le fui agarrando cariño y me hice un horario, full
disciplina concentración y técnica. Empecé a trabajar, brazos, bíceps y tríceps,
abdominales que mas parecían abominables*. Y al final de la rutina, me
encerraba en la sauna por media hora o más, para eliminar tensiones luego ya de
terminar. Y dije todo está muy bien, me gusta el gimnasio. Obviamente
levantarme temprano se volvió un desafío. Y después de unos meses, ya
estaba aburrido de lo mismo hasta que lo vi.
Era su estatura un dilema, pues su cara no encajaba con su talla. Lo
veía más bajo que yo, pero en realidad, era más alto, su cabello me aturdía,
porque no iba con el color de sus ojos verdes inclinados al pardo. Su
contextura muscular era de boxeador. Caja perfecta, brazos perfectos, todo era
perfecto. Su cara era la de un mono blanco, pero bien parecido.
Desde esa vez lo veía en todos lados, en la sala de cardio, en la sauna,
en la calle, por mi casa, era como si todo el tiempo estuviera ahí y nunca me
había percatado de su presencia. Despertó una curiosidad en mí, porque me
sentía raramente interesado en conocerlo, no sé por qué.
Empecé a esforzarme porque el invierno había acabado con fecha de
vencimiento de 23 de septiembre y meses después la primavera casi caducaba. El
sol playa y arena, tenían que recibirme con al menos dos cuadrados más en el
estomago. Empecé también a levantar pesas, más pesadas… y se notaba en los
nervios que están al costado de los ojos que a punto de explotar regalan un
rojo a mi cara. Sufría por el cuerpo perfecto y en eso un cuerpo perfecto
literal me ayudo, levanto las pesas por mí para ayudarme porque prácticamente
estaban a punto de caer sobre mi pecho, y lo vi nuevamente pero en primer plano
y me dijo: te ayudo. El mono blanco, así le decía yo al chico
misterioso, se ofreció a entrenarme, pero no acepte. No me gusta trabajar con
alguien, siempre me gustaba hacer mis rutinas a solas.
Justo desde ese día ya no lo volví a ver, porque empecé a faltar, hasta
que finalmente deje de ir por la universidad que me quitaba todo el tiempo.Como
trabajo de investigación, una amiga y yo, salimos a encuestar personas en
Miraflores, para nuestra presentación de fin de ciclo. Era diciembre, y con un
sol que acercaba al planeta hacia la verano zone. Entre las ilusiones del calor
y la sed de aquel día, vislumbre la silueta de un afro singular, mi amiga y yo
nos separamos para captar más gente. Y de repente sucedió, lo vi. Ahí estaba el
chico misterios con cara de mono blanco, con un amigo, y me vio, y me reconoció…
Nos saludamos y nos ubicamos en el espacio y tiempo “ y sigues en gym?
Ya no te veo” . Su amigo no decía nada. Le di una de las encuestas y
empezó a llenarla con mucha disposición de ayudarme en mi trabajo. Nos
sentamos en una de las bancas del parque a tratar de conversar, lo cual era
raro, porque no nos conocíamos, solo sabíamos que nos habíamos visto en algún
lugar = el gimnasio, pero nada más.
A lo lejos una voz me grita: “Yo trabajo como loca, y tú sentándote
cagandote de risa”, mi amiga se acercaba muy furiosa porque estaba agotada y
pensaba que yo estaba en webing. Mi
“amigo” se sonrió y se fue con su amigo, y mi amiga se acerco y me dijo “puedes
dejar de hueviar y ponerte a trabajar”. Yo solo le dije “estoy trabajando acabo
de llenar dos encuestas”.
Pasó un año y volví al gimnasio pero solo por un mes, porque mi
capacidad física escultural no daba más para las rutinas, luego de 30 días tire
toalla, y el último día decidí ir al gimnasio solo para usar la sauna, envuelto
en vapor me deje relajar, pero la puerta se abrió y entro él. Se desnudo, no
solo de ropa sino también de palabras, empezó a contarme sobre su vida. Tenía
un bebe, lo cual me saco de onda, se veía my joven para ser padre. Me percate
mientras me hablaba que una lagrima cayó al piso… me sentí raro pero a la vez
su tristeza se contagiaba, estaba harto de su vida, cansado de su suerte,
sentía ganas de morirse, fue lo que dijo. Trate de hacerle sentir mejor pero
preferí no decirle nada, solo escucharlo. Luego de unos minutos se paro y se
fue.
Pasó otro año, y había acabado la universidad y empecé a trabajar, salía
de vez en cuando con amigos. Y empecé a verlo por todos lados, si a él. Me lo
encontré en un bar, conversábamos y nada más. Luego en el supermercado solo lo
salude de lejos, por mi oficina, en el parque, por mi casa… en diferentes meses
y años. Era raro porque solo lo veía pasar, pero de lejos, reconocía su afro y
su estructura ósea de la cara que simulaba al de un mono pero con piel blanca.
Nunca me había pasado que coincidiera con alguien desconocido tantas
veces. Lo malo o bueno del caso es que ni siquiera sabía su nombre. No sabía
nada, quizás me dijo como se llamaba pero no lo recuerdo ahora.
Regrese al gimnasio hace una semana solo renovar mi membrecía pues era
probable que volviera a las maquinas, me encontré con mi antiguo entrenador. Y
le pregunte si se acordaba de aquel personaje del afro, que siempre venia de
verde y naranja, (era obvio que iba a saber de quién hablaba, era demasiado
llamativo). No me respondió porque pensó que estaba drogado pregúntale
pro alguien que hace meses no veíamos, o quizás tenia hasta la lengua sin
ejercitar.
Todo lo de él era raro. Hace dos días salí con mi amiga a tomar un café
y entre tantos updates, me pregunta
si volví al gimnasio después de todo. Estaba pesándolo, y en eso me acorde del
mono blanco y le conté esa historia, y de aquel día de las encuestas donde me
lo encontré. Ella se puso furiosa y me dijo “Ese día te dedicaste a sentarte un
buen rato mientras yo estaba trabajando y encima te falto llena runa encuesta
que tuve que hacerla yo”, me reí de su furia, y le dije que ese día me había
encontrado a un amigo del gimnasio y me senté a conversar con él, ella me miro
con cara de enojo y me dijo “No estabas haciendo nada más que hueviar”.
Ayer mientras regresaba de la casa de una amiga en el taxi lo vi,
caminando cerca a mi casa. Los bellos del brazo se me paralizaron, y mi piel se
puso más blanca que de costumbre, ¿Por qué este tipo estaba por todos lados? Me
fui a mi casa agotado, tire la ropa y me desplome sobre mi cama. A la
medianoche empezó el insomnio de siempre, y las únicas medicinas que conozco
para dormir son los cigarros, prendí cerca a la ventana viendo la lluvia cae,
perdí la concentración y el cigarro se me cayó de la boca cuando lo vi a él, al
chico del gimnasio, mirándome desde el medio de la pista, con el cuello marcado
de morado, vestido de blanco, descalzo y poco a poco se fue haciendo invisible
frente a mis ojos.
#G
Anoche, Gercar lo dijo
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