lunes, 29 de diciembre de 2014

NO TODO LO QUE BRILLA ES G@Y



Anoche saliendo de la oficina tenía muchas cosas en la cabeza, las fiestas, los regalos, las nostalgias y la soledad. Mientras esperaba que un taxi pasara sin pasajeros veía la gente apurada y concentrada en sus celulares. El chico que tenía la camisa dentro del pantalón y zapatillas converse era un lunar en medio de la multitud y me saco inmediatamente de contexto. Mi cuello siguió su caminada.

No había taxi vacío y eso me desesperaba. Como no estoy lejos de casa decidí caminar, pero no camine mucho. Cuando cruce la pista a la otra calle donde pasaban más taxis al mirar al frente hacia la calle donde yo estaba antes, el chico de los converse estaba ahí. Esperando en el otro lado.

Frente a frente pero cada uno esperando algo distinto. Y sin previo aviso mientras jugaba con mi celular al levantar la mirada me topé con la suya fijamente clavada en mis ojos


Conexión visual. No era cierto, hasta que vi que efectivamente sus ojos me miraban directamente y yo bajaba la mirada… ¿Será que lo conozco y no lo he reconocido?

Soy malo sosteniendo las miradas así que baje la mía cada vez que podía y seguí esperando. Pero me ganaba la curiosidad, quizás es un conocido y he sido grosero por no saludarlo. Pues me miraba cada vez que yo alzaba la mirada.

Me olvide que tenía que tomar un taxi y me concentre esta vez en mirarlo fijamente. Quizás así se animaba a saludarme, si es que era verdad mi sospecha de que me conocía.

Esta vez el que bajaba la mirada era él. Y ocurrió varias veces. Miraba su celular cada vez que mi mirada lo intimidaba.  No tengo idea de quien es pero me gustaría saberlo.

La única respuesta a mi mirada era su mirada. No había acercamientos ni palabras. El seguía al otro lado de la pista, pero sus ojos me decían “ven”. Mis sospechas de que era un conocido se disolvieron por completo, ahora la sospecha era de otro tipo…pero no tengo garantías silo me queda ser osado y hacer algo. 

Entonces me encontré en una paradoja. O bien el se acerca o bien yo cruzo la pista. Pero uno de los dos tenía que hacer algo. Porque esas miradas ya eran demasiado. Era eso o mi imaginación, como cuando piensas que alguien te mira y te haces el que no ve y de repente volteas para saber si te está mirando o no y resulta que si te está mirando y también baja la mirada cuando tú lo miras.

Tremendo trabalenguas pero solo nos separa un par de buses y autos menos taxis. Había olvidado que tenía que irme pero ya no podía hacerlo. Tuve curiosidad. Así que me sacudí las inseguridades y moví mi cabeza dándole una señal de saludo. Pero que miedo tuve. Sentí como mi garganta hacia un nudo espeluznante. Qué tal si no era lo que yo pensaba… pero para mi sorpresa, el chico de los converse respondió el saludo.

Luego de unos segundos empezó a caminar hasta la el lado donde se encuentra las rayas blancas del cruce peatonal. Espero que el semáforo se pusiera en rojo y cruzo la pista…

Mis ojos se quedaron incrédulos. Se estaba acercando. ¿Qué hago? Había respondido mi saludo y ahora se acercaba. Sentía una mezcla de arrepentimiento pero a la vez una adrenalina en su estado más puro. Dos extraños a punto de romper esa palabra.

Me quede inmóvil y espere que se acercara. Los números se reducían. Dos metros a un metro de distancia y cuando ya lo tenía casi frente a mí, pero él pasó por mi costado como un ventarrón de aire (wtf?) y cuando voltee para verlo, mi cara se puso roja tanto que no sabía de ponerla, uno de esos momentos incomodos en los que quieres que se abra la tierra y te trague entero, así.  El chico de los converse estaba saludando a la chica detrás de mí que salía de una tienda, la beso en la boca y se fueron de la mano a tomar un taxi…

#G



No hay comentarios:

Publicar un comentario

GRACIAS POR COMENTAR