Mis manos se clavaron en su espalda y reclamaban su piel. Me
llevo hasta su cama y decidí darle tregua a mi indiferencia. Me deslice hasta
sus piernas mientras mi boca dejaba rastro en el camino. Él mantuvo sus manos
ocupadas.
-
“Ya no estás enojado” aseguraba H, mientras me
besaba el cuello.
No quise entender nada, ni darme cuenta de lo que estaba
haciendo. Lo único que tuve claro en ese momento, es que quería seguir hasta
las últimas consecuencias, porque ya las conozco. Sé que esta será la última
vez.
No le respondí, no quise perder el compás entre la cama y
él. Cerré mis ojos y deje que hiciera lo que quiera.
H, es peor de lo que pensé. Y justo cuando creí que estaba
pensando en voz alta, en realidad, lo estaba diciendo en voz baja, y H escucho.
“Me encanta que hable tu despecho” dijo él. En ese momento
todo lo que podría decirle, será como un lubricante para él, un estímulo más.
“Eres peor de lo que pensé, tu lengua debería dedicarse solo
a besar y hacer eso que haces ahorita mismo allá abajo. Es lo único que sabe
hacer bien, en lugar de decir mentiras y sembrar promesas”
Mientras decía eso, escalé hasta encima de él y me entregaba
al placer.
“Esta era la razón por la que desapareciste del mapa”, le
dije mientras señalaba un porta retrato con la foto de ella.
“Perverso, te escribí varias veces y no contestabas. No sabía
cómo encontrarte, ni subiendo a varios buses iba a encontrar tu paradero”
De repente, me cogió por la espalda y me puso boca abajo
contra la cama. Yo disfrute cada segundo de su cuerpo golpeando el mío, y seguí
hablándole…
“Y hablando de buses, ahora entiendo por qué viajas en
ellos. Antes no lo comprendía, ahora sí. Ni necesito preguntarte. Fue curioso,
teniendo auto propio y la vida casi resuelta ¿Por qué tomar el bus? Es tu modus operandi ¿Dónde más reclutarías a
tus víctimas? En lugares donde nadie de tu circulo pueda verte. Donde nadie
sepa quién eres. Alejas todas las sospechas de ti.
“Interesante teoría” respondió.
“Pero, mira que pequeño es el mundo amigo, tu novia me contrata
como fotógrafo. Y sabes que me dijo hoy, fue algo así: “Si las fotos quedan tan
bien como pienso, podrías fotografiar mi boda”. Bonito novio que se consiguió,
un chico de closet, un chico del bus. Bisexual o lo que fueses”
“No te olvides que del odio al amor hay un paso” H remataba mis palabras, seguido de una carcajada burlona y descarada.
Cada gemido que provocaba en mí, era equivalente a un ítem más
en la lista de decepciones. Poco a poco la imagen que tenia de él, iba distorsionándose.
Mordí sus labios para detener su burla, pero luego lamí su cara, no pude
contener todo ese deseo de tenerlo una vez dentro de mí.
Finalmente acabamos, casi al mismo tiempo, y fue glorioso.
Me derretí sobre su pecho y me deslice hasta un lado de la cama y él hacia el
otro. Callados durante segundos, parecía que no teníamos nada más que decirnos.
Me levante de la cama y me dirigí a su baño. Al rato comenzó
a caer el agua de la ducha. Al salir, comencé a buscar mi ropa interior que H
aventó por algún lugar. Poco a poco reuní todas mis prendas, ensamblándome. Mientras
mi ADN quedaba como un recuerdo en sus sabanas.
Me pregunto cuántos como yo habrán estado en esa cama.
Cuantas historias. Todas llenas de traición. Hoy se me cayó la venda de los ojos, y me
siento culpable en cierto modo. He sido uno más en su lista. Soy un estúpido.
Me dirigí hasta la puerta sin decirle nada, él se colocó una
toalla, y me siguió. Antes de salir, revise si tenía todo conmigo, no quería regresar
a ese depa nunca más. Él sostenía la
puerta y me pregunto: ¿No te olvidas nada?
“Solo mi dignidad” le
respondí con aire sarcástico.
“Esa la olvidaste hace tiempo” respondió cobardemente.
Me reí con aire de resignación, como cuando te das cuenta
que no vale la pena discutir con un idiota como él. Tuve esa sensación de haber perdido. Pero
solo me animo a decirle lo que tenía que escuchar:
“Una vez que elijes este camino, no hay marcha atrás. Estarás
rodeado de encuentros clandestinos y cuidándote de no ser descubierto, jamás
aceptaras quien eres. No amigo, no engañas a nadie, salvo a ti mismo. No mereces ni a un hombre ni a una mujer. Lo más probable es que termines solo,
confundido y desesperado, cuando no sepas que es lo que quieres realmente,
finalmente”
H se quedó callado, sus dientes parecían que trituraban
algo, pero no era más que las palabras de rabia y frustración que no podía
soltar. Finalmente salí y él en su afán de
tener la última palabra solo pudo decir:
“Toma tu taxi y vete”
#Gercarlodijo
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