lunes, 22 de mayo de 2017

SI YA SE ACABÓ EL VERANO, ÉL TAMBIÉN


El verano se ha acabado, ya puedes sacar las chalinas y chompas de tu armario, y también llegó la hora de sacar de tu cabeza a ese amor imaginario. Todas tus cursilerías escritas en la arena se han ido con la primera ola de su despedida. De una sola pasada, porque ya eres pasado.
  
Aunque él insistía hacerte solo sombra ahí estabas tú detrás buscando su sol, así que si sentiste que te ahogabas, es probable que sea por las horas expuestas bajo su climax clima. Él no te ha robado el aire, lo único que te ha robado son las neuronas.

Te ha dejado caliente todas las superficies. Con sus besos bonitos ha derretido tu cerebro como un helado de vainilla. Su llegada fue como el calentamiento global, sexual, hormonal y de otros tipos.

Ese romance de verano fue como un bronceado que con la llegada del otoño va desapareciendo poco a poco hasta que quedas con el color de siempre (el de la soledad por ejemplo).

Es hora de aclimatarte, y recordar que es divertido jugar bajo la lluvia esperando al invierno. Aunque se sienta más solitario que un hombre de nieve abandonado en el patio trasero con tan solo una zanahoria en la cara. Aunque ante tus ojos todo parezca un filtro opaco que se usan en las fotos, por lo gris y nublado, es mejor todo eso que estar a su lado.

Lo entiendo, hace frio. A veces puede que sea divertido y conveniente recordar esos besos porque suben tu temperatura y funciona mejor que la estufa o la chimenea.

Sin embargo, las lecciones deben aprenderse a la primera.  Necesitas un baño de agua fría porque sigues hirviendo en tu propia negación.  No va a regresar. Puede que el sol salga en invierno, pero el ya no sale, se esconde. Lo único que te ha dejado su verano es un inmenso mar de pensamientos y mucha sal.

Ya cambió la estación, guarda todos esos flotadores para tus lluvias e inundaciones depresivas de invierno, necesitaras un salvavidas cuando ataque el recuerdo. Siempre nos ataca cuando tenemos tiempo libre para sentirnos solo.

Guarda tu sombrilla, no es bueno estar bajo las sombras. Sácate la arena de los oídos y escucha nuevas voces. Y repara esos labios partidos de sal con nuevos besos.

Ese verano ya no va a volver, el próximo será diferente, y tendrás una nueva piel para broncear con el sol que te dé la gana y no aquel que te dejó insolado y rojo de la vergüenza.  


Recuerda que el sol también se hunde en el mar porque el planeta da vueltas. 

#Gercarlodijo

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