El verano se ha acabado, ya puedes sacar
las chalinas y chompas de tu armario, y también llegó la hora de sacar de tu
cabeza a ese amor imaginario. Todas tus cursilerías escritas en la arena se han
ido con la primera ola de su despedida. De una sola pasada, porque ya eres
pasado.
Aunque él insistía hacerte solo
sombra ahí estabas tú detrás buscando su sol, así que si sentiste que te
ahogabas, es probable que sea por las horas expuestas bajo su climax
clima. Él no te ha robado el aire, lo único que te ha robado son las neuronas.
Te ha dejado caliente todas las
superficies. Con sus besos bonitos ha derretido tu cerebro como un helado de
vainilla. Su llegada fue como el calentamiento global, sexual, hormonal y de
otros tipos.
Ese romance de verano fue como un
bronceado que con la llegada del otoño va desapareciendo poco a poco hasta que quedas
con el color de siempre (el de la soledad por ejemplo).
Es hora de aclimatarte, y recordar
que es divertido jugar bajo la lluvia esperando al invierno. Aunque se sienta
más solitario que un hombre de nieve abandonado en el patio trasero con tan
solo una zanahoria en la cara. Aunque ante tus ojos todo parezca un filtro opaco
que se usan en las fotos, por lo gris y nublado, es mejor todo eso que estar a
su lado.
Lo entiendo, hace frio. A veces puede
que sea divertido y conveniente recordar esos besos porque suben tu temperatura
y funciona mejor que la estufa o la chimenea.
Sin embargo, las lecciones deben
aprenderse a la primera. Necesitas un
baño de agua fría porque sigues hirviendo en tu propia negación. No va a regresar. Puede que el sol salga en
invierno, pero el ya no sale, se esconde. Lo único que te ha dejado su verano
es un inmenso mar de pensamientos y mucha sal.
Ya cambió la estación, guarda todos
esos flotadores para tus lluvias e inundaciones depresivas de invierno,
necesitaras un salvavidas cuando ataque el recuerdo. Siempre nos ataca cuando
tenemos tiempo libre para sentirnos solo.
Guarda tu sombrilla, no es bueno
estar bajo las sombras. Sácate la arena de los oídos y escucha nuevas voces. Y repara
esos labios partidos de sal con nuevos besos.
Ese verano ya no va a volver, el próximo
será diferente, y tendrás una nueva piel para broncear con el sol que te dé la
gana y no aquel que te dejó insolado y rojo de la vergüenza.
Recuerda que el sol también se hunde
en el mar porque el planeta da vueltas.
#Gercarlodijo
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