Erase una vez, mi buen humor y tolerancia juntos en un divertido sube y baja, tan esplendidos como ingenuos, hasta que de tanto altura brusca, hizo que a mi idiosincrasia vomitar en medio del grass sintético que a menudo la manada llama vida social. Todo es plástico en este mundo, hueco, efímero e idealizado. Pero en tanta imagen desenfocado puede encontrar buenas compañías...
El sábado por la noche es toda una fuerza que se afianza de vez en vez, se abastece de materias primas humanas para iniciar una mezcla salvaje que termina cuando y donde menos te lo esperas (en el fondo de tus sabanas babeando la almohada).
Cuando me ensuciaba la nariz como pasaporte a mi viaje espacial, conocí tanta gente diferente en aquellos mundos. Es romper tus anillos que te atan y de hecho mover tu sustancia vital para poder recorrer otras experiencias. Siempre he dicho que es bueno vivir otras vidas, interpretar nuevas novelas de preferencia renacentistas. Creo devotamente que los viajes son la oportunidad insuperable para empezar de nuevo, regrabar sobre la cinta y hacer de tu ser un mejor ser. O si no viajas, enamorarse del mar es simplemente un orgasmo a la quietud de la mente, recomendado.
Cuando te quedas en un solo lugar por mucho tiempo, te atienes a la ley de la selva, "comer o ser comido", o mucho mas fácil "adaptarse o ser desadaptado". Cuando termine los dieciséis años se termino mi muralla China que me dotaba de protección. Ya no podía seguir en mi alfombra voladora volando sobre los demás. Encontré una vez abajo en aquella selva, un pelotón de cocodrilos hambrientos de inocencia, sanismo, lentitud y un poco de ingenuidad(las mías). Pude cruzar tremendos ríos sobre sus cabezas saliendo casi ileso de sus exuberantes dentaduras dignas de una revisión odontologica.
Claro está, que sobreviví a esa manada de reptiles, gracias a mis aliados que usaron armas de paz para someterme a su compañía, en verdad fueron un ejército de cuatro soldados superheroes como enviados a mi guerra para defenderme, formando junto a mi una fraternidad en potencia y como en cada militarismo cada uno era llamado por un seudónimo. El ovejero, espécimen super astuto y listo, con capacidad de explorar su cerebro lleno de palabras que más bien parecían circos que hacían de mi risa una especie de masa que me ahogaba hasta las lágrimas, y no solo a mí sino también a la soldado “Pajarito cucu” que con una sonrisa iluminaba lo oscuro de la jungla reptil, y también la pequeña soldado “Cobain Zo" una especie de criatura metal, grunge y derivados que tenia conectado un traductor de mis tonterías para entenderme.La vida de soldado con ellos fue bastante vacía de guerras y llena de celebraciones, hacíamos un círculo donde nos memorizábamos cantidades industriales de hojas para los exámenes.
Pero toda temporada tiene un fin, ellos fueron quizás el ultimo grupo de amigos honestos que pude hacer en mi vida porque luego llegaron a mis salones las mascaras de baile en una fiesta de hipocresía llena. Me introduje en una ola bastante agitada que destrozo parte de mis muelles. Es así que deje la vida de soldado fuera del campamento para adentrarme a la vida misma , la jungla salvaje. Lo primero fue aprender lo que hacen los argentinos: Tratar de respirar solo buenos aires. Todo era superficial asi que no me quedaba mas remedio que escarbar a ver si encontraba alguien tan valioso como el oro. Fui cavando y cavando; yfui encontrando escasas pero hermosas "pepitas" de oro. Pero siempre también en busca de la mina entera (hasta hoy no encontrada). Conocí a compañías buenas y malas, personajes errantes y otros muy civilizados que ayudaban a mi desmedida locura, lo cual está bien, nunca es bueno permanecer saltando sin mirar abajo hay quienes pueden moverte el suelo entero y no hay dónde caer.
En mis caminos angostos dejaba trocitos de carbón para que solo los que saben reconocer los diamantes en bruto saquen el mejor brillo de mí. Me adentre a un mas a la jungla de laberinto donde tuve que perderme adrede (Ley de la selva). Mientras buscaba la salida encontraba detrás de mí con "las joyas en mano" encontré muchas especies desconocidas y salvajes : titiriteros de mentes debiles, un camión de dramas con el chofer sin frenos, mas de un Judas con cruces al por mayor, rockeros vendiendo sus voces sin sentido en algún garaje, fotografías mal tomadas con el peor de mis angulos, etc.
Buscaba que me encuentren para que me salven, pero también yo fui encontrando y salvando encontré a cangrejo amigo en medio del desierto muerto de sed, pidiendo agua al camello más egoísta e indeciso pero yo obviamente le regale mi cantimplora y escuche sus sedienta lengua. Camine por las calles rusas, eslavas o soviéticas y baile al ritmo de moscu moscu hasta que decidí derretir Siberia y hacerme amigo de una matrioshka. Conocí a piratas con dos parches, pero sin patas de palo ya que bailaban bien. Conocí también mentes antipáticas que redujeron sus brazos para no dejarse abrazar. Sapos que en realidad eran príncipes que les gustaba el disfraz de sapo, y bailábamos todos en el estanque. Bocas gigantes que brotaban mejores sonrisas, cabezas enormes que piensan mejor y millones de uñas que quitaron las costras de mi a veces cicatrizado estado de ánimo.
Me he salvado de aguas aparentemente mansas pero llenas de ninfas que cantaron a mis oídos melodías que me hipnotizaron pero termine arrancándome los oídos antes de perderme. Mis maderas todas rescaté de serruchos hechos pirañas que solo querían cortarme en pedazos porque es lo único que saben hacer. Me toco muchas noches de trabajo donde ensuciaba mis pulmones con los humos más letales que hacían de mis órganos un incendio social. Mi futuro era borroso, era el vidrio de un auto cerrado que se opacaba, pero fui dejando el aire colarse por la ventana para no estrellarme.
Y finalmente luego de bosques, desiertos, pantanos y demas ambientes de la jungla de reptiles, puede salir de ese laberinto para nada amigable. Ahora visito pueblos con leyendas propias y no aparentan nada. Hago altares solo a mis buenos momentos y no a dioses locales. Me considero un síndrome llamado “Yo” que seguirá enfermando a todas aquellas personas que se han unido a la causa, pertenecer a mi lista VIF (very important friends) por voluntad propia. Soy un accidente con consecuencias benignas mis queridas abstractas compañías porque se que estoy loco, pero ustedes lo están mas. Cada fin de semana sera conmigo un tropezón con caída libre sin huesos que romper. Soy un extinguidor a prueba de llantos forestales así que vengan a fluir. Soy un cazador de criaturas inhóspitas y foráneas (ustedes) que llegan a mi atmósfera para llenarla del mas puro aire. Me gusta también mi tiempo a solas pero mas el tiempo acompañado, porque es preciso que alguien me diga que tengo la cabeza llena de insania y responderle que sí, es cierto y muy pero muy feliz de ser el más iluso del planeta.
“Las fuertes dosis de compañía, recuerdan que tu soledad también era importante”.
#G
Anoche, Gercar lo dijo