lunes, 28 de febrero de 2011

MONOSÍLABO NECESARIO



Cuando mi vida recién daba los primeros pasos junto a mis pensamientos, la voz maternal  me decía que había un ser divino, omnipotente que todo lo podía y todo lo disponía. Yo ingenuo aun, le creí. Enterré mi infancia tras la pasos acelerados de la adolescencia y mi mundo entero, me mostró la cara de idiota que tuve al creer la mentirita blanca de mi madre. No había nadie allá arriba, aparte de marcianos,  solo había una ideología masiva que había cazado a todos los creyentes y los puso a todos en un bolso lleno de hipocresía religiosa.


Una mañana desperté con los ojos hinchados, como si hubiera pasado la noche bajo la piscina con los ojos abiertos.  No había rastro alguno de mis lágrimas del tiempo transcurrido de ayer, solo había una cabeza fría llena de ideas nuevas, contemporáneas y quizás había toques de neocatolicismo.  La venda había caído con tal fuerza, que quebró el suelo, y no solo eso, también desplomo mi dependencia a ese  todopoderoso tácito que se había formado desde muy pequeño. Y es que la respuesta es sencilla, yo nunca decidí de niño todas las veces. Era mamá o el nuevo padrastro quien ponía las palabras en mi boca. Pero ahora soy todo un hombre, y cuando descubrí donde estaba parado, nunca más volví a  caminar por las sendas del “señor”. Me descarrié, pero no por desobediente, sino más bien porque fui capaz de creer en lo que la vida misma me mostraba.

La oveja negra de la familia, el talón de Aquiles de mamá, y el dolor de muelas del hermano; todos los apelativos juntos  hicieron ouija para invocarme. Nada es broma, desde que me emancipe de la religión, mi vida ha sido igual que siempre. No es cierto que la tierra se abre y te come de un solo bocado. No es cierto que te quemes hasta que tus huesos formen parte del aire transformados en cenizas. La llama de la vela derritió toda la vela, lo mismo paso con mi ceguera, se derritió dando paso a unos ojos que aprendieron a no temer ver el nuevo mundo que se dibujaba a cada paso novato de los míos. Sin oportunidad de dejarme regresar mirando las huellas en la arena que dejaba yo a propósito.

Debo de admitir que, por ahí cometí uno que otro pecadillo, pero de esos que se perdonan con aves marías y padres nuestros, o al menos se perdonarían de esa manera si siguiera yo creyendo en el narrador omnisciente que siempre esta carente de tinta y por eso nos deja al destino.  Llego un momento en que mi cabeza me decía cuáles eran esas terribles cosas que no se deben de hacer y yo le daba la razón, no por ser un don nadie bajo los términos religiosos, iba a hacer de mis vida una monstruosa película en la que no paraba hasta tocar fondo. No. Pensé que la única forma de ser un ser libre responsable era  seguir practicando los buenos valores que se formaron en mis células cerebrales desde que aprendí a darme cuenta que era un niño.
Absolutamente seguro estoy, que existe un ser, que anda transitando en el espacio vigilando toda su creación. Un ser que puede dejarnos elegir sin amenazas de un infierno helado a la hora morir. Mi decisión de ser agnóstico, era la más acertada porque seguía todas las líneas  y ángulos de mi geométrica forma de pensar. Pero aun así tenía miedo, ¿Había tomado la decisión correcta? ¿Qué tal si pasado mañana en la luz ámbar del semáforo, yo cruzo intempestivamente y sin contar  tres dos uno muere, ya estoy debajo de las llantas de un tráiler. ¿A dónde iría? ¿Despertaría en la jungla oscura? ¿Tendría frente a mí el letrero donde se pierden todas las esperanzas? ¿Conocería a Dante?

Esos escalofríos, estaban justificados. Luego de años de creer en las puertas del cielo  y el paraíso encima de las nubes deformes. No estaba totalmente preparado para dejarlo ir. Afortunadamente las dudas se apagaron de un soplido, cuando la vida misma me daba más y mas pruebas de que mi decisión era la correcta. Y cayó a mis pensamientos un enunciado: “Como puede un dios discriminar a su creación”. Era una paradoja  que no tenía ningún fundamento, por más que releí cada libro, cada versículo de la gran biblia, en ningún lado encontré la explicación que mi terquedad buscaba. En todas partes, Jesús que daba como el paladín que se acostó en el sepulcro porque la cruz lo dejo agotado.

 Son muchos los puntos suspensivos que tuve que superar, y mi  existencia versátil no ayuda mucho que digamos. Seguiré siendo un trotamundos en el extraño universo de mis mil formas de pensar. Constipare mis palabras para que se detengan en la punta de lengua, y seré artífice de mi propio sendero, donde el final será escrito por la pluma más exquisita y dorada de todas. No importa a donde me lleve mis decisiones mientras no cometa mortales actos dignos de la silla eléctrica. Mi alma seguirá deambulando sobre todo en las noches, porque así es ella, un payaso que ríe, y llora por dentro. Y si alguien pregunta porque o se atreve a decir “Dios te va a castigar”, acudiré a mi monosílabo favorito, ¿Y? 

#G
Anoche, Gercar lo dijo

Fotografía: Gercar PhotograG https://www.facebook.com/gercarphotograg?ref=hl


viernes, 25 de febrero de 2011

TAXIS EN PARÍS

Me pregunto si aun estaría yo al final de la barra con los dientes llenos de tabaco mal mordido, y las uñas que terminan en el vidrio de la más fina copa. Y aunque la hora era intranscendental, seguían desembolsando efectivo en las maquinas hambrientas de exquisitos licores.  Los más incesantes bebedores de la ciudad parisina, estaban aquí. El café había parado de filtrar, las gotas caían de ojos ajenos. Cerraba los míos como habito entre cada trago y acto de fumar. Antes de las largas horas intensivas que aguardaban para mí en el avión de la aerolínea francesa, suspendí mi ronda y termine con la última ceremonia del cigarrillo; y con una picara risa en la expresión todo venía a mi presente una vez más.

Cuando mi vuelo aterrizó, mientras mis sentidos dormían bajo la secuela  del vino, el sol parpadeaba  por las ventanillas, los cinturones absolvían a las traviesas criaturas y pocos pacientes abordo.  Mi boleto de regreso  reposaba en el bolsillo interior de la chaqueta de tweed, y mis cien auto-inspecciones antes de pisar el pasillo eran necesarios, advirtiendo que todo está listo para desembarcar y respirar nuevos aires especialmente europeos,  una mezcla enigmática que hacía a mi nariz un esclavo sumiso y humillado.  Las maletas, todas aguardaban mis manos viajeras, y el taxi, blanco por supuesto, frente a la puerta de embarque, esperando mi destino y de alguna manera convirtiéndose en la llave de lo que me correspondía abrir en aquella ciudad que solo me produce algún tipo de estado boho y lleno de frialdad.

Las calles derrochaban arte y contemporaneidad, la arquitectura se hacía brillante en mis pupilas, mojadas por el parpadeo que evitaba. Era imposible despegar mi cara de la ventanilla, y dibujar escenas en mi mente con la moda como inspiración y el amor como un personaje tácito en mi propio filme. Comencé el descenso de mis deseos.El hotel lleno de lujo abrió sus puertas para contemplar un extranjero aire que vino conmigo. Las maletas terminaron en manos ajenas y el elevador despidió mi vista del lobby. La cama se convirtió en mi tumba hasta el día siguiente, cuando el agua resbalaba por mis texturas más delicadas, y la espuma se divertía con mis cabellos, mientras la copa de vino aguardaba al lado esperando un trago profundo y sin pensar.

Ahí estaba mi sombra frente al balcón, desapareciendo con las primeras luces de la ciudad del amor, que me ofrecía una vida hedonista a la cual nunca le daba la espalda, y si a caballo regalado no se le mira los dientes, entonces bienvenido sea el café matutino y el queso azul que avisó su presencia desde la otra habitación.  La fondue hervía a temperaturas menores que mis pasiones mañaneras, pero aun así saciaba mi primera necesidad. Mientras el alimento resbalaba por mis labios inferiores, los tres golpes en la puerta me distrajeron del desayuno, deslice la servilleta y le agregue un sorbo de agua a mi garganta. 


- Su taxi lo espera en el pórtico, ¿Listo para ver París? - se escuchó.

La voz se escuchó para nada aguda y si la boca se creó también para besar, probablemente eso hubiera hecho sin previo aviso. Esa figura en la puerta en fachas bastante comunes, me abrió el apetito de conocer la verdadera cara de la ciudad, aquella que nunca esta visible a luz del día.


 - No tengo el más mínimo interés en embarcarme, en cualquier al azar tour. Pretendo que me consiga usted en persona, una de esas motocicletas de los años 50´s, el estado en que se encuentre carece de interés, será usted recompensada con la más generosa propina- le dije casi al instante.


La criatura parisina hizo la mas fingida de las sonrisas, accedió a mis órdenes, y a su regreso, me lleno de decepción sus palabras.


-No motocicleta monsieur- dijo con el acento perfecto.

Los guantes aun no estaban en mis manos y sus ojos aun no estaban conmigo adentro. La invitación al interior de mi habitación puso un color rosa en sus mejillas.  Pero mi obediente sentido del tacto me salvo la tarde. 


- Tengo un problema existencial, a menos que su presencia me acompañe, nunca podre ver el verdadero Paris, y eso sería una queja que irá directamente al buzón de sugerencias y no queremos que alguien se quede desempleado. ¿Verdad?

(Risas) - No tengo ningún inconveniente de ser su acompañante  cet après-midi-. 


Desperté a mi abrigo, calcé mis dedos, recupere el apetito parisino, y con ella a mi costado, la ciudad  se hizo cada vez insignificante, mis conocimientos solo querían ser alimentados por besos  inocentes y ojos gigantes.  Ella no era la típica devora hombres, que todo extranjero desearía toparse, no era más que un manojo de gestos delicados. No sabía cosas sencillas, pero sin embargo su conversación  no carecía de mi atención, bastante inteligente, su mente ordenada dejaba en evidencia mi desorden.

Si no hablamos de estrellas, hablamos de  elementos de la tabla periódica y de cómo el cielo puede no ser lo que parece. Ella se burlaba abiertamente de cada uno de mis pésimos intentos de relatos  desconcertantes. Parecía conocerlos todos muy bien. Quede conmocionado con todo lo que su mente decía a través de sus labios. No podía contener la alegría que me causaba verle sonrojarse por cualquier nimiedad de la vida misma. Conservadora  hasta la medula, pero torpe al caminar como un caballo al nacer.Seguimos caminando.

Y el puente  me regalaba la vista, los campos Elíseos florecían solo para verme allí parado, frotando mi existencia con su alma. No dejaba de pensarlo pero era hora de dejar la teoría  e ir directo a la práctica, y entonces sucedió, dibuje más que una sonrisa en su boca y ella en la mía. Todo se detuvo, como si la Torre Eiffel estuviera a punto de despegar a la luna en una misión suicida. Las luces de París jamás habían estado tan cegadoras. Pero el taxi llegó en el momento,se detuvo en ese preciso momento.  Se abrió la puerta y sin preámbulos yo ya estaba adentro casi despierto.

¿Qué paso después? Todo siguió su curso, recorrí París como lo tenía planeado, de la mano de mi soledad, oliendo tabaco y el aroma de chanel número cinco. Comprando haute couture y visitando ateliers. Mordisqueando croissants sin pagar por ellos y arrojando monedas a todas las fuentes  vecinas. ¿Y ella?...  Fue algo para recordar, un affair de unos de mis tantos viajes llenos de somnolencia en el que olvidó mis pastillas para "no dormir", sobre todo en los taxis de París. 

#G
Anoche, Gercar lo dijo

Fotografía: Gercar PhotograG https://www.facebook.com/gercarphotograg?ref=hl


lunes, 14 de febrero de 2011

EL NO AMOR EN TIEMPOS DE VALENTINES

Quisiera empezar diciendo que esta no es otra tonta lectura de amor,cualquier parecido a la realidad es pura coincidencia. El protagonista de estas "non-senses" por voto unánime es ese pedazo de ser hecho de residuos y migajas de ángeles,Cupido. Puede alguien decir si por fin dejo de cagar la existencia a los amantes, y  si conocen, hagan saber con urgencia si ya tiene pañales nuevos.

Es de algún toxico material liquido la sustancia donde sumerge sus palos que terminan en corazones, que llenan de esperanza inútil a los singles. Será que tiene la cabeza llena de la más absoluta nada. Y quizás desconoce lo que la mitad de la población romántica anhela desde que existen los finales felices. Se alimenta de rosas  ricas en espinas y hongos asesinos que desgarran sus entrañas dejándole sin ellas, y quien sufre las consecuencias es la flecha carente de puntería.

Existe una fecha bendita en el calendario festivo, es un día bastante innecesario, a menos claro que sirva para recordar a los solitarios su falta de compañía. A quien se le habrá ocurrido semejante sandez, totalmente aceptada por todos los madafakas llenos de azar. Que día para más majadero, que febrero para mas adefesio. Podría apostar a perder ese día por el de  mi cumpleaños, podría recaudar todas las velas para un solo deseo, erradicar el catorce del diminuto mes. No es suficientemente vergonzoso acabar en 28  y luego en 29 pero nunca en 31! (muajaja).

Al parecer todas las fuerzas del universo conspiran para que la Tierra se llene de globos rojos, chocolates ricos en glucosa y convertir el peluche en la textura más codiciada del planeta, sin mencionar las manos cortadas por las espinas de las flores mas asfixiantes que llenan de afecto tus pulmones para respirar y exhalar;  tontería y media delante del otro ser.

Un buen dulce jamás empalaga, pero el sin sabor de un desprecio puede desatar  una jungla de pensamientos que terminan en una cacería donde la presa es tu musculo cardiaco. Como en la semana de la moda de las grandes capitales del glamour, siempre existe una fashion victim, y el día de l’amour no es la excepción. Es una trampa que te coge de la cola y antes de comerte el queso te das cuenta que no le importas al gato.

Quien se atreve hacer caso omiso del rojo cielo lleno de nubes formando señales que desearías ver con el alguien más a tu costado. Quien podría pasar por alto una sentada en la orilla  arrojando piedras a las obstinadas aguas danzantes que reflejan sin remedio los astros que brillan para pedir deseos inútiles. Absolutamente necesaria es la idea de la persona ideal, el príncipe azul de las chicas rosas que aun dibujan corazones en los cuadernos cuadriculados y llenan las carpetas de cedro, casi apolilladas, con dos letras y en el medio una “y”.

Es una bacteria que se filtra en tus arterias y bombea al pobre pedazo de carne que no hace más que latir sin break alguno.  Y creer en un sueño hecho realidad dura lo que un estornudo. La felicidad en el campo es posible si hay flores, sin embargo los míos están minados con decepciones. Me cuesta sumarme al consumismo masivo de estas fechas, odio mi sensibilidad que cede ante las películas llenas de romance y novios suicidas.

Y cuando todo está perdido llega la pregunta que ha cruzado más cabezas por todo el mundo ¿Qué estará haciendo la media naranja en estos momentos? ¿Cuándo nos conoceremos? ¿Cómo es? ¿Existen personas que nacen para hacer feliz? Sin excepción el amor no discrimina.  Para cada roto hay un descocido y hay un pie para cada zapato. Es más difícil tomar sopa con tenedor, que negar las ganas de susurrar romance a los oídos de esa persona que se escurre en tus sueños.  Siempre que sonríes es porque piensas en ese alguien, siempre que le ves, tus pies saltan justo después de tu corazón. Cada vez que ese alguien llora, tus hombros se vuelven a prueba de humedad y dejas que se desmorone en tus brazos que esperan ansiosos la caída.

Cada vez que mis amigos deciden llenar de dramas románticos las conversaciones amenas; me encanta perderme en el bosque y retomar el camino cuando los lobos dejaron de aullar. Y dicen que la teoría es bullshit sin la práctica. Yo soy un chico de libros y deducciones; jamás he superado a mis maestros en el desconcertante mundo del emparejamiento. El 99% de mi tiempo estoy enamorado de mí y el uno por ciento me enamoro cada tres segundos de doscientas personas diferentes.


Sin labios no hay besos, sin besos las formas de demostrar caricias se reducen a miradas llenas de coquetería, sin esas miradas quedan las manos y el lenguaje corporal; y sin todo eso aun existe el pensamiento que seguirá el uno al otro por doquier.  No hay nada más que decir, soy un amante empedernido, y un romántico en decadencia que se muere por morirse por alguien más, que entrego su ilusión a más de un mago y sin embargo no encontró nada en el sombrero. Persiguiendo conejos que me lleven a tierras absurdas y sin embargo termino donde empecé.  Y no es que añore que el año tengo solo 11 meses  pero cabe decir que mis pedacitos se van a la atmosfera cuando existe el no-amor en tiempos de san Valentín. 


#G
Anoche, Gercar lo dijo

Fotografía: Gercar PhotograG https://www.facebook.com/gercarphotograg?ref=hl


miércoles, 2 de febrero de 2011

LA ANGUSTIA FABRICADA


Aunque aquel pobre árbol poseía ramas secas, la cantidad era suficiente para dar sombra a la pequeña criatura que sobre  sus raíces emergentes reposaba. El camino a casa se veía frenado no solo por el incesante calor que el cielo regalaba. El hambre devoraba sus entrañas pero el agotamiento que el sol le propiciaba le hacía olvidar la pequeña pieza de pan que en su morralito se encontraba. Su tranquilidad la respiraba con el más absoluto placer, le encantaba sorprenderse por lo más insignificante del bosque.

Eran casi las dos de la tarde, y la mujer terminaba de lavar los trastes sucios, el almuerzo había acabado. Su preocupación se manifestaba en cada plato que resbalaba de sus manos  cayendo al suelo con gran estrépito.
-Mira la hora que es y  no vuelve- dijo aquella figura esbelta pero pálida, con los cabellos convertidos en trenzas y el delantal caído besando las piedras del piso.

-Ten calma, el camino no es corto y cruzar el río es cosa seria- respondió el hombre que secaba los vasos y los colocaba en la alacena.

La cocina se tornaba tensa a cada vaivén del péndulo en el antiguo reloj de madera postrado en el rincón inhóspito de la estancia, herencia del bisabuelo. El sudor recorría el rostro de la madre y  sus dedos destrozaban el pañuelo de papel que extrajo del buro.

-Debimos partir hace más de quince minutos- pronuncio la mujer, mientras aventaba los boletos del bus sobre la mesita que decoraba el centro de la habitación.

Se puso de pie, soltó sus trenzas, el espejo del recibidor reflejo una melena  con volúmenes intimidantes, sus ojos eran llantos. Su mirada no era otra más que el miedo que solo se compara con aquel que se le tiene a  la muerte. De repente cogió el sombrero que aguardaba por ella en el perchero  y solo se escucho el azote de la puerta tras su espalda.

El hombre llenaba el teléfono de cancelaciones y disculpas a la tía Mary, la cual del otro lado en la línea,  la angustia de quedarse aguardando el inicio de su aniversario era su única ansiedad. Era el domingo de su cumpleaños número 50 y a pesar de su avanzada edad era aun la mujer fuerte y seca que la caracterizo en sus dos matrimonios. Sus hijos ya no le pertenecían mas, ahora habitaban tierras europeas bañadas en bohemia.  La agasajada se jactaba de su poder de convocatoria, siempre era  la dueña de la razón y también de la antipatía de sus hermanos.

Cayeron las 6 de la tarde y la madre regreso tan solo con su sombra, llevaba las mejillas rojas y la lengua fuera. Inesperadamente corrió a los brazos de su esposo llenándolos de lágrimas. Sus uñas hicieron hoyos en la camisa de diario del hombre, el sombrero cayó sobre la alfombra y las melenas cayeron en el triste ambiente que acaparaba la habitación.

-No llores, aquí estoy- una voz débil y animalada se escucho. La madre detuvo sus lamentos y se dirigió hacia la pequeña sombra que en el pasillo se vislumbraba.
-Aun eres tan pequeño, lo siento tanto- dijo la madre llenando al niño de besos y abrazos al mismo tiempo que sacudía la hierba de sus cabellos y el polvo de sus ropas.
-¡No mama! ¡No me perdí!- respondió el pequeño tan pronto jadeó sus mocos.

El desconcierto dibujo la expresión de la madre, la cual volteo para escuchar la voz de su marido casi inmediatamente

-Es el poder que tiene tu hermana- dijo el hombre, tomando asiento y enciendo el último cigarrillo haciendo corta la distancia entre el fosforo y el tabaco. 

#G
Anoche, Gercar lo dijo

Fotografía: Gercar PhotograG https://www.facebook.com/gercarphotograg?ref=hl