jueves, 31 de marzo de 2011

EL SUDOR DE LAS FLORES


Mientras el viento hacia lo suyo con las hojas secas levitando encima del asfalto. Yo pateaba la misma lata desde hace ocho cuadras atrás. Mi cabeza estaba en algún lugar de la galaxia mientras cada claxon de los taxis amarillos le ponía gravedad a mi mente y regresaba a la realidad. Mientras que la gente caminaba pensando en cosas serias y monótonas. Yo creía que todo era una niebla con paisajes que dibujan formas en el espacio y parecía yo un barco velero cargado de ciegos que no veían tierra.

Todos los días tienen la misma canción. Todas las voces corean el mismo vaivén de órdenes, gritos y murmullos; mis oídos de repuesto ya se gastaron.  Cada hora que se atreve a dar un paso en falso, es un latido menos en mis ganas de persistir. He releído mi historia como un comic book, y no me da gracia. Cada onomatopeya es el golpe que recibe mi juicio por poseer una mente tan  pusilánime. Una cobardía  justificada diría yo. No pretendo salir heroico de mis quejas y observaciones, podría ahora mismo mentir, decir que estoy bien y que puedo hacerlo. Que no le temo a nada, por más que me espante por dentro. Pero a la redonda no hay orejas misericordiosas, lo único que me rodea son gestos indiferentes, caras frías y caras inocentes. Pero el culpable de esa indiferencia es campo eléctrico que puse a mí alrededor a prueba de curiosos.

Por eso cada vez que sale el sol, lo pinto de azul. En mi desayuno subo un ratito a la vía láctea por queso y algo de leche frescas de las vacas astronautas. Y lavo mi cara en el estanque mágico gobernado por el patito feo. Por eso cada vez que atardece, hago que la luna se embarre de yemas de huevo y por unas horas pretenda ser el sol y siga depositando rayos afectuosos a mi hábitat natural. Cada vez que escucho la voz iracunda de mi madre, azoto la puerta mientras la cierro con ella afuera. Y si mis hermanos están a la orden del día, me imagino una balsa y remo hacia mi aislamiento.

Canto en voz alta, porque solo en las películas hay soundtracks que alegran las escenas. Escribo hasta que se me acalambren los dedos para darle un respiro a los lapiceros de la universidad. Y cada sábado lo convierto en mí domingo religioso donde no falto a mi comunión con la resaca, donde opto por el placer de verme desde fuera de mí bailando hasta que todo el sudor existente en mi cuerpo salga. Llego a mi casa casi escalando porque mis piernas renunciaron a su labor de transportarme desde que le pongo alas a mi espalda.
Recuerdo que cuando era un niño de apenas cinco años. Tenía todo el universo a mis pies. Mis únicos deseos en cada pastel de cumpleaños eran: nunca crecer y que mi mama no se muera jamás.  Siempre me sentaba en el tejado esperando alguna estrella fugaz y me cumpla esos deseos que el  mundo sea un lugar donde solo esté disponible ser feliz.  Yo correteaba por el patio escuchando el loro cantar y mi abuela gritar encorajinada mientras las baldosas hacían música con los  zapatos de mis primos junto a los míos, jugando a la ronda o a las escondidas. Y si mi memoria no falla, yo quería ser doctor.

Quince años más tarde, la sangre me daba nauseas y desfallecía con solo verla salir por la aguja. Definitivamente no quería ser doctor, ya no. Y ahora juego con mis lecturas y exámenes de la universidad y la única música que suena en el piso es la de mi vecino que vive debajo. Ya no habían niños corriendo por todos los recovecos de la casa de la abuela. Ahora somos todos grandes y distantes.  Todo lo que alguna vez creí, se hizo mierda. Todos los cuentos de hadas dejaron de tener un final feliz, empezaron los puntos suspensivos.  Yo estaba en esa tormenta, alimentándola.  Y me deje llevar.

Cuando intento no pensar, sigo pensando. Entonces recurro al espejo y lo atravieso, me pierdo entre laberintos infinitos,  ahí nadie me persigue, pero tampoco nadie me busca. En ese lugar mi humor es un molino que cambia con los vientos de mi demencia. De tanto de pensar caigo en la ilógica, y el inconsciente se convierte en mi nuevo estado mental.  Ni Freud puede negar lo que la locura sana es capaz de ocasionar a las mentes tiernas que solo piensan en jugar.

Por eso permito a los estupefacientes que ingresen sin impuestos a mi organismo, para que destruyan cualquier rastro de realismo. Por eso lo único que veo son paisajes pintados por Dalí, o escucho sinfonías de Mozart. Por eso uso las metáforas, porque son más cordiales, y no tan malcriadas como la cruda verdad.  En esos momentos me convierto en poeta sin pluma, y empiezo a recitar:

“El sudor de las flores suena bonito en medio de palabras que carecen de realismo. El roció de las flores suena mejor si se trata de llenar de fantasía una pared gris. Pero si hablo de las lagrimas de las flores entonces deja de sonar, y empiezo a oler lo que quería evitar, que me mi mundo es cruelmente verdadero”.

No soy un tallo, ni tampoco la flor, menos los pétalos ni siquiera una hoja. Soy la semilla hecha raíz, y cuando crezca el mundo dejara de ser lo que siempre fue para mí… puro espejismo. 

#G
Anoche, Gercar lo dijo

Fotografía: Gercar PhotograG https://www.facebook.com/gercarphotograg?ref=hl


martes, 29 de marzo de 2011

MATERIAL WORLD

¿Qué es mejor que un diamante? Un collar lleno de ellos. Por eso mi tarjeta pierde el control cuando de compras precipitadas se trata. Pero definitivamente no me gusta las joyas, ninguna en especial. Si necesitara algo frio, prefiero pararme en medio de la lluvia cuyo efecto es una ducha multiplicada por quince mil. Lo que me vuelve loco es tener el bolsillo lleno de caritas presidenciales estampadas en papeles que huelen a avaricia. Lo que me llena la cabeza de rock, es la mínima idea de tener dinero y no saber en qué gastarlo. Y por ende busco formas de hacerlo.

Es imposible detenerte a pensar en que sería mejor depositarlo en un banco, o adoptar un puerquito rosa con un orificio por el cual depositas moneda tras moneda y mientras caen sientes que se te caen las gotas del sudor frio, al querer no ahorrarlo, y salir casi huyendo como si fueras el ladrón de tu propia riqueza. El deseo de  vaciar la billetera por el simple hecho de que hay un superávit de efectivo, es una de las tantas manifestaciones de nuestra naturaleza humana.

Y si es de noche, ¡olvídate! eres víctima del insomnio. Dejas que tu mente caiga en un coma de ilusiones, donde te ves montado en un porsche amarillo con la flaca de tus fantasías más asfixiantes. O quizás la parte trasera de una limo rodeado de party animals, y champagne, todo un cliché.  Las ovejas dejan de saltar, y te quedes dentro de esa nube que se revienta al día siguiente por la mañana.  Y que es lo que haces?
Asegurarte que el dinero sigue aun ahí. Check. Luego te apresuras a ponerte debajo del agua tibia y pedirle ayuda al jabón para que tu día empiece bien. Acto seguido, las tostadas y mermelada te esperan para un momento matutino. Y después sin darte cuenta estas frente a la puerta de espaldas, mirando hacia donde apunta tu nariz. Primera parada la 5th avenue versión sudamericana (cada país debe tener la suya). Vidrios, maniquís, cajas, bolsas llenas de logos llamativos. Brillos por aquí, pieles por allá.  Juguetes que te encantan como a un niño un caramelo.

Del otro lado de la vitrina es otro mundo. Donde todo vale la pena, pero nada es real. Se te caen las lagrimas al ver algo tan único, pero innecesario. Es un universo paralelo, las cosas existen porque existen, pero ninguna de ellas podrá llenar ese vacío. Todo tiene un precio, y cuando se trata de vanidades, las apuestas suben hasta los techos. Estamos dispuestos a malgastar nuestras bien sudadas horas de trabajo para nada divertido, en tan solo una prenda o un accesorio. Unos zapatos de Salvatore Ferragamo, un carbón bien pulido y procesado de Tiffany & Co y derrepente algún paño menor en Calvin Klein. Un paycheck por prenda.

Me pregunto si aun Africa muere de hambre?  Nos damos el lujo de despilfarrar  nuestra  gota gorda por la que tanto esperamos cada fin de mes. Mientras justo al otro lado del mundo, muchas bocas esperan que el pan camine hacia sus dientes y en desesperación hieren la roca a ver si brota agua. Y si nos movemos más al oriente, más y mas allá hasta la tierra del sol naciente, caeremos en verdad pues no hace falta leer periódicos, ni que te lo cuenten. “Japón es un niño in quieto que cuando hace sus berrinches en la cuna, mueve todo y a todos.” Y una vez esta siendo víctima de la tragedia masiva.  La irradiación a dejado miseria y poca esperanza.  Y tú! mientras tanto pagas 4 dólares por un café que sabe poco mejor del hecho en casa  compras un bolso de 500 dolares cuando en Chinatown cuesta 20 y sigues dejando a leopardos y cocodrilos sin piel , por un pitillo en animal print y un maxi cinturón.

Nadie experimenta en cabeza ajena. Nos dejamos llevar por el placer del milisegundo.  Sabemos lo que la tierra está experimentando en los últimos meses, parece una cosa de locos. Pero siempre terminamos arrojando un centavo al limosnero y seguimos caminando. Siempre la pensamos, pero nunca actuamos. Nos sentimos. Pero el efecto es el de una estrella fugaz.  Los viejos hábitos mueren difícilmente, y algo que tal vez nunca muere es nuestra indiferencia. Muchos hacemos caso omiso, otros reflexionamos y dejamos de pedir y empezamos a dar.  Lo fácil termina ganando nuestra mejor salida. Por eso demoramos en crecer, porque buscamos lo menos difícil. Y en este caso lo fácil es escuchar, sentir pena y seguir con tu vida. No soy un filántropo, pero tampoco soy el diablo vestido de cordero.

No soy honesto, ni mil porciento consciente. Una de mis creencias e ideologías es el gasto inesperado y sin pensar. Mi hedonismo me lleva por las rutas de la dolce vitta, y si me siento mal cuando me acuerdo del mundo real se me pasa con el brillo en mis ojos al ver un maniquí con el último grito de la moda. Mi torpeza sale a la luz cuando traficó con mi buen gusto y ambos somos un dúo imparable, luchamos contra el ahorro hasta derrotarlo. No digo que me hagan caso y que dejen de usar lo que usan o comprar lo que compran. Gastar lo que gastan. Pero cuando estén frente al aparador a punto de deslizar la  de crédito, piénsala dos veces, pues en la siguiente parada encontraran algo que realmente los deje sin aliento. Y por apresurarnos, terminamos inconformes. Un consejo hasta de un perplejo. 

#G
Anoche, Gercar lo dijo

Fotografía: Gercar PhotograG https://www.facebook.com/gercarphotograg?ref=hl


jueves, 24 de marzo de 2011

GOSSIP CREEK


Y de repente los arboles eran verdes nuevamente, las ramas secas eran cosa de la agonizante temporada, el spring break estaba a la vuelta de la esquina, y yo a la vuelta de mi casa. Los papeles estaban húmedos mientras escribía en ellos con mis lágrimas, dejando una vez más puntos suspensivos de un viaje que nuevamente cambia de alguna manera los átomos de mí ser  para regalarme fragmentos inolvidables que formaran parte de mi existencia errante. Nuevamente las montañas se pintaban de tierra fresca sacudiendo la nieve como sudor bajo el astro rey.  Una vez más marzo era testigo de cien abrazos y mil besos que costaban más que las compras infinitas en los malls.


Toda aventura tiene un inicio, muchas veces sus protagonistas no tienen ni idea del mundo que están por conocer. Dejando atrás a papá y mamá, dejan también un vacio que solo los más fieles tratan de llenar con video-llamadas amistosas y cartas tecnológicas. Un viaje es, sin ir más lejos, la oportunidad perfecta para empezar de cero,  adjuntar esas vivencias y aprendizajes nuevos a tu archivo de persona; ser cada vez mejor.


Desde tomar la gran decisión hasta terminar la ultima hora de trabajo, a miles de kilómetros de casa, todo se convierte en una serie de eventos que quedaran registrados por fotos espontaneas, fiestas necesarias y trips a ciudades cercanas.  Pero nada como la memoria para un verdadero file de recuerdos. Y a pesar de que al principio tuve dudas, ahora estoy muy convencido de porque el destino me puso aquí donde estoy ahora, el porqué este viaje llego tan precipitadamente a mi vida y porque conocí la gente que conocí.

No es mi primera vez. Mountain creek ya me había quitado el celibato anteriormente. Mis amigos y yo, convertimos esta vivencia en un verdadero reality de alta sintonización, el nombre de la serie, simple “Gossip Creek”. Y siendo esta mi segunda vez en la montaña, creí ingenuo tener todo bajo control. Hemos sido víctimas del drama necesario para darle ese picante a la convivencia, el exilio total de 53 participantes que llegamos totalmente dispuestos, como un libro abierto en blanco, cada uno con su tinta singular. Cada país con sus costumbres peculiares. Como siempre Chile y Perú disputándose el pisco o el ceviche. Y los argentinos convencidos de que hablan el castellano más perfecto.  Pequeños argumentos que nos llenan de momentos divertidos, ricos en proteínas vitales para darle a la situación la sonrisa más fingida que luego mutara a la expresión más natural.

El primer día es aquel que todos tienen curiosidad de conocer al detalle. Pero cuando se trata del trabajo, las historias cambian. Los verdaderos paladines sin duda son los lift operators que esconden su frío bajo la máscara amable ante los clientes. Los snowmakers tienen su propio merito, renunciando a la vida social por las largas horas madrugadas y dormir en el día; admirable. Los más beneficiados de toda la montaña, es la gente del food court. Comida gratis, trabajo bajo un techo cálido y una que otra propina; eso sí chicas ustedes deben saber a qué se atienen al trabajar aquí, pues las hamburguesas, pizzas, y la especialidad de la casa los “chicken finger and fries” son los ingredientes especiales para la cintura expandida a su máxima expresión; y no perdonan a nadie, enemigos del bikini.  

Continuando tenemos a los chicos de rental  y retail que se encargan de que la gente se divierta por montones con los equipos de ski y snowboard, y despilfarren el dinero en compras. Por otro lado, los más felices son los instructores que el 80 por ciento de su tiempo deambulan sin razón esperando el line up, y con suerte consiguen clases, pero que importa todo eso sin reciben cantidades industriales de propinas. Por el contrario, nuestra chica del central staffin trataba de poner  horas a nuestra escasa situación, y cada mañana tocaba nuestra puerta a mitad del sueño. Y como olvidarme de las nanas más tiernas y lindas del planeta, mis chicas del kids camp todas ellas llenas de paciencia que no recae en ningún momento, ante tantos ojos azules o verdes que solo derrochan inocencia y ternura. Pero afortunadamente no todo era trabajo.

Deslizarnos en las faldas de las montañas fue una tarea ardua para todos. Caídas y moretones rodearon la temporada en nuestros intentos fallidos y si alguien nos veía en esos embarazos momentos era “trágame tierra”. Tardaban en bajar media hora en el primer ride pero llegan a la meta dominando la tabla y los skies como la bicicleta misma. Aunque la nieve es sinónimo de frio, la pasión que le ponían algunos calentaba los ánimos. Y cuando no había nieve, había lluvia. El resort  anunciaba su día off, y lejos de quedarnos cruzados de brazos, el ingenio sudamericano surgía con una pasión base, el futbol. Pateando la pelota bajo la lluvia eran escenas de esos días de ocio donde el mismito Oliver Aton ardería de celos. Y para los no deportistas, había el ocio bajo techo. Internet,  cartas, conversaciones de larga duración y lo mejor, karaoke y Guitar Hero. Llenando cada eco de la montaña con nuestras decadentes voces, hacía del día de lluvia, un día festivo.

Cuando los días resultaban parecidos al anterior, era ahora de dejar nuestra (en ese entonces)amada montaña, para respirar nuevos aires. Una llamada bastaba y nuestros queridos amigos gringos llegaban con camionetas recargadas, y de una, estábamos en la carretera a todo volumen rumbo a New York City. Así es la ciudad que nunca duerme, estaba a solo cuarenta y siete minutos de distancia. Llenamos de alboroto latino el Port Authority y las cámaras no dejaban de captar las luces del Times Square, la icónica estatua de la libertad y como olvidar el lugar más cercano al cielo, el Empire State Building. Abríamos nuestros horizontes a cada paso desconocido, mientras mas nos perdíamos más anécdotas teníamos. Para los compradores compulsivos había también sus merecidas visitas a los grandes Outlets, donde todo era amenazado por nuestros bolsillos cargados del paycheck recién cobrado. Los manos dolían de tantas bolsas y compras inadvertidas.

¿Cómo se dice amistad en mil palabras?  Creo que al principio no veía todo con claridad pero felizmente llegaron luces que solo daban una visión positiva a la situación. No puedo definir una palabra gigantesca como esa solamente en palabras. Los actos en la montaña quedaron tatuados en cada pecho. Toda una gran familia, todos compartiendo el mismo feeling de estar lejos de casa pero sin embargo formando un nuevo hogar. Y cuando la hora llegue, sentiremos que dejamos nuestro país para ir al extranjero cuando en realidad es todo lo contrario.

Algunos encontraron su media naranja, otros siguieron comiendo mandarinas y otros solo hacían dieta sentimental. Otros se convirtieron en el nuevo mejor amigo versión americana, y otros más ni se hablaron toda la temporada. Cuando los días eran eternos a causa de las lluvias que obligaban a la montaña cerrar sus puertas al público; lo único que teníamos era una puerta al lado y un puño que hacia música en la madera, y en un instante ya no nos sentíamos solos. Compartimos experiencias, anécdotas, cumpleaños, comida, cama, chela, etc. Y fuimos fuertes ante la adversidad como cuando se manifestó la crisis de las horas y cada uno tuvo que bailar con su pañuelo, sin embargo el apoyo estaba justo ahí.  Hubo momentos de decir adiós mucho antes de su tiempo, como cuando por causas ajenas a mi conocimiento, se marcharon cabizbajos varios de los chicos. Arrebatándoles un one hit wonder  en sus vidas. Hubieron sus piedras en el camino, sin mencionar la fiebre del chicken finger, donde repentinamente uno tras otro empezó a caer cual efecto dómino por causa de un extraño virus, donde todos tuvimos como mejores amigos al ibuprofeno y tissues. Fue bastante cómico como simultáneamente todos nos enfermamos. ¿Quién desató el virus? No lo sé…

Es difícil desatar lazos que costaron construirse, y muchos otros fueron muy fácil de hacer. Pero los más dolorosos son aquellos que se rompen dejando solo a un corazón que pertenece a dos. Las despedidas de los romances que fluyeron sin querer queriendo. Otros que a pesar de todo lograron estar juntos, y que irónicamente vuelven a separarse por las fuerzas del universo que tiene todo diseñado para nosotros. A este nivel debemos dar el siguiente paso, aprender a mirar atrás con una felicidad nostálgica y no más lagrimas.

Jamás estarán ausentes  los dramas, quizás sean necesarios para darle poder al recuerdo, y cuando llegue a nuestra mente, estalle sin medir consecuencias. Fuimos un árbol primaveral arrasado por el invierno despiadado, uno a uno, cual hojas secas fuimos cayendo y la lluvia siempre era sinónimo de despedidas agridulces, era el sentimiento de regresar a casa pero dejando parte de ella en la montaña.  Y es inevitable sentirse con ganas de más. 

Pero no importa que tan lejos estemos, no importa los kilómetros de distancia, siempre y cuando no se conviertan en millas; pues el deseo de vernos crecerá con ansias. Y qué si esos deseos no se cumplen. Y qué si seguimos arrojando monedas a las fuentes indiferentes.Sabremos que tuvimos “the time of our lifes”, y si nos da un ataque emotivo, ahora  tenemos más hombros a prueba de lagrimas donde acudir. 

Algunos se irán, otros se quedaran pero los recuerdos más bellos siempre nos pertenecerán, toda nuestra vida de tres meses nos dieron la experiencia inolvidable de un viaje que cambió la vida a muchos. Y si no nos volvemos a ver, recuerden que siempre nos quedara Creek.
XOXO, Gossip Creek.

#G

DEDICADO A TODA LA GENTE MARAVILLOSA QUE CONOCÍ  EN MOUNTAIN CREEK

PASÓ ANOCHE

domingo, 20 de marzo de 2011

UNA MONTAÑA RUSA

Un año es un mundo, pero cuando estas rodeado de personas maravillas, que solo saben llenar tu mundo de buenos momentos; dura lo que un suspiro. Cuando me levante casi con media espalda mojada y pegada al asiento del avión, estábamos sobrevolando el mar de Ventanilla. Mis ojos eran evidencia de tristeza, nostalgia, y un poco de emoción, bañados en rojo vivo esperando la voz confusa y bilingüe saliendo de la caja parlante; el regreso era mas extraño que la partida. Y repentinamente deje de volar, y literalmente pise tierra. El cinturón dejo de abrazarme, las revistas abandonaron mis manos al igual que los audífonos a mis oídos que se cerraron todo el tiempo. Y cerré los ojos de un pestañazo y los 3 meses asaltaron mi memoria y la convirtieron en una larga foto que contemplé en la oscuridad de ese pestañeo.

Como en una montaña rusa de larga duración, no calculas la cantidad de latidos que recorrían mi ya escarapelada piel, cada nervio hacia lo suyo en mi cara ordenándole a los músculos moldear una sonrisa. Me vislumbraba desde mis recuerdos al mismo tiempo que recordaba ¿Cómo fue que llegue a ese lugar?
 Yo solo sé que nada supe y sigo sin saber. Pero creo mucho en las lecciones en las que la vida te somete, y afortunadamente he salido ileso muchas veces. Pero esta vez fue totalmente diferente. Llego la hora de regalarle a mis pulmones nuevos aires y a mi mente nuevas perspectivas. Así que agarre el martillo del asa, y fui demoliendo la pared de ladrillos que mis 
paradigmas sostenían con el mas terco de los cementos.  Porque no lo vi todo con claridad desde antes? Me hubiera ahorrado los tragos amargos, y definitivamente mis rodillas estarían en buen estado, sin todas esa cantidad de caídas a causa de mi torpeza.

Y es que hay que admitir que si es cuestión de hacerse odiar, puedo dar cátedras dignas de un master. Pero  no es algo de lo que me sienta increíblemente orgulloso, at all. Dicen que las cosas buenas tardan en llegar, es lo que pasa con mi carácter.  Si sigues lanzando el dado en cualquier momento te sale un seis.  Puedo estar lleno de defectos pero tengo un buen corazón, creo yo y también mis amigos.

Tardo mucho en darme a conocer, es un asqueroso mecanismo de autodefensa, no sé de qué. Sin embargo si me robaste el corazón a primera vista, olvídate! Ya estás en mi lista vip. Eso me sucede mucho con personas reales, y no dedicadas a la ciencia del buen mentir.  Y si algo aprendí en este viaje, es dejar de pensar que las vacas vuelan en un cielo purpura. Lamentablemente no está en mis manos ordenar a mi glándula que se encarga del derroche de cariño, que me muestre la verdadera naturaleza del ser frente a mis ojos. Si la persona nueva se desenvuelve en un papel buena onda, puedo creerlo todo el tiempo sin saber si en el fondo es una especie de titiritero moviendo mis hilos a su favor.

En la montaña bañada en nieve todo es distinto. Es un mundo paralelo. Es un break bastante prolongado. Es un lapso brutus que te permite replantear tus prioridades, redescubrir tus emociones y aprender a dar y dejar de pedir. En realidad cualquier lugar lejos de tu casa donde lo único que tienes es un grupaso de gente las 24 horas del día, es el lugar perfecto para empezar de cero. Pero en mi caso la montaña Creek, siempre me deja el sabor en los labios y depende de mi lengua  catar cada partícula de esa sensación.

Hice este viaje por las razones equivocadas y absurdas, pero la eventualidad se encargo de ponerme en el  momento correcto, en el lugar correcto y con la gente perfecta. Seria un manuscrito digno de una biblia con finales alternativos describir cada detalle de lo bien que la pase con todas esas personas, que llegaron como cualquier forastero a mi puerta y terminaron convirtiéndose en alguien especial. Amigos que dejaron una lección, una frase, una palabra, un momento cumbre. Y eso jamás se olvida.

Siento como un capitulo amargo se ha cerrado, pero paradójicamente es dulce todo lo que viví. Ahora se abre uno recontra más incierto. Soy un nuevo modelo de humano, que será lanzado al mercado ya!. Estoy a punto de poner en práctica sin maestros que me guíen, todos los nuevos conocimientos.  Es hora de cambiar de tinta y voltear la hoja. Pues solo los codos miran atrás, y si titubeo un solo instante, el viaje será solo una página en blanco.  Todo comienza con una decisión, y la mía ya está tomada. Sin discutir abrí los ojos, baje del avión, y metí mi mente a la montaña rusa más intensa, la realidad. 

#G
Anoche, Gercar lo dijo

Fotografía: Gercar PhotograG https://www.facebook.com/gercarphotograg?ref=hl