martes, 5 de abril de 2011

CUATRO BOCAS Y UN FUNERAL


Eran días del invierno de hace ya dos años, pero lo recuerdo tan fresco como el olor de la pintura recién usada. Yo estaba condenado a manejar como un demente desde que obtuve mi brevete, y como consecuencia, cada vez que las llaves caían en mis manos, yo era el rey del mundo y punto. Es así que una noche de cielo purpura y nubes verdes, Frog, que en ese entonces ascendió al puesto de “mi mejor amigo” atendió mi llamada y juntos fuimos a mi lugar favorito en todo Lima. Ahí la vista es asombrosa, el puente de los suicidas era un arco que te recibía con el mar de fondo y el precipicio al costado. Con el carro estacionado y los humos orbitando en nuestras cabezas terminamos el último ritual con el cigarrillo.
El único obstáculo para volar era la oscuridad, de otro modo hubiéramos despegado del suelo en cualquier momento. Cuando estábamos a punto de colapsar, una llamada en el teléfono de Frog nos dio una mejor idea. Y con las ideas en la cabeza y los bolsillos vacios, arranque el auto. Maneje poco más de una cuadra cuando se vislumbro frente a mí un ser inusual que asalto mi atención. En menos de lo que dura un suspiro, mi pie estaba en el fondo del freno, y bajando la ventanilla deslice mis palabras hacia mi objetivo. “hola, conoces esta dirección”. Se me ocurrió de repente.
Aunque el fantasma de mi inseguridad nunca dejo de perturbarme, esa noche se la tomo libre. Y lejos de amilanarme ante una situación, acelere mis pasos y con ellos mis atrevimientos. - “Si claro, es por aquí “- hablaba la criatura mientras que de un soplido alejaba el cerquillo que le bloqueaba la vista.  -“No manyó”- le dije en mi lenguaje coloquial informal.  Acto seguido mi silencio hizo acto de presencia y casi deja en evidencia mi falta de chamullo barato que todo acaparador debe tener. Pero afortunadamente no siempre somos nosotros los que damos el primer gran paso, y escuche. -“Es cerca. Yo voy por ahí, si quieres me llevas”- dijo la criatura al otro lado de la ventanilla. Y listo ya estaba hecho. Mi mano segrego sudor en el timón y sin previo aviso empuje a Frog para dar paso a mi criatura nueva.
A los cinco minutos la conversación se volvió monologo, pues tenía yo que decir algo para evitar las pausas escalofriantes entre nosotros. Luego se me ocurrió solo una cosa. Desterrar a Frog del auto con el pretexto más estúpido. No era para ofenderse, Frog entendió que yo tenía una “situation” así que con la más afectada vergüenza bajo del auto y me dijo: - “Aquí me quedo, la casa de Ja queda a la vuelta de la cuadra”. Es la ventaja de tener la mente tan legible que no es difícil que tu mejor amigo la pueda leer.  Luego el embriague sonó, el timón regreso a mis manos, el freno se alejo de mis pies y seguí con la criatura ahora en el asiento del copiloto.  Sus cabellos estaban llenos de lisos extremos, y su boca solo emitía dos cosas, conversación y deseo de ser mordida. Y rato después de unas breves preguntas y respuestas típicas de dos extraños que solo tienen en común la adrenalina del momento, llego el punto de equilibrio.  Fue así que empezamos a besarnos sin control alguno, como si el mundo se fuera acabar ya. Sus cabellos se unían a mis dedos, y sus brazos enroscados en mi cuello solo podían matarme de caricias llenas de lujuria.  Luego baje la mirada y era el siguiente paso.
Al darnos un break entre cada unión de labios, nos dimos cuenta que seguíamos en el auto y por más que el peligro sea el ingrediente excitante del affair. Era obvio que nada mas podía pasar. De la misma manera que lo pensé, lo sugerí, y obtuve un trueque. Intercambiamos números y correos electrónicos. Regrese a mi departamento lleno de ganas de saltar a mi cama y convertirla en el segundo infierno dantesco. Pero tuve una amena charla con mis instintos y me dejaron dormir como muerto en el hoyo.
No pasaron muchos días, pero admito que me olvide por completo de aquella noche. Hasta que revisando los apuntes de mis clases, encontré un papel mal cortado. Todo volvió a mi mente. Sin muchas horas de diferencia, ya estaba conversando con mi criatura nuevamente. Pero en esta ocasión después de un intercambio de palabras sanas, llegamos a la conclusión de que era mi turno de conocer su mundo inhóspito. Y así lo hizo. La cita era el "Café Bernd"  frente a los edificios gigantes. Yo estaba aderezado para el encuentro, calce mis zapatillas, recorrí mis rincones con aromas de perfume, y sin mirar atrás, la puerta abierta se convirtió en el bote que me llevaría mar adentro hacia aguas desconocidas. Donde probablemente existen piratas que una vez obtenido el tesoro, me enterraran sin ninguna equis encima. 
Pero los dados ya estaban lanzados y la brújula solo apuntaba a una dirección, y cuando llegue al lugar correcto, en la hora correcta, hubo algo que se manifestó  frente a mis ojos y no fue precisamente un milagro. Ella mi criatura no llego sola. De la mano la tenía una especie de ser humano lleno de demonios de ira en la mirada. Sin oportunidad de escabullirme, y en menos de lo que canta un gallo, estábamos los tres caminando hacia la casa de un amigo X de ellos, donde solo me esperaba el inicio de una larga noche… Continuara
#G
Anoche, Gercar lo dijo

Fotografía: Gercar PhotograG https://www.facebook.com/gercarphotograg?ref=hl


No hay comentarios:

Publicar un comentario

GRACIAS POR COMENTAR