miércoles, 22 de febrero de 2012

CRÓNICAS DEL CAFE : EPISODIO I :: EL ENCUENTRO FANTASMA




En medio de la noche decidí tomar un café, oscuro y amargo, como mi estado de animo en ese entonces. Cuando quieres olvidarte de alguien, a veces no puedes ni dormir, y cuando lo logras aparece hasta en tus sueños. Es así que comienza esta historia. 

Ante tanta insistencia finalmente decidí usar el "chat". Con la llegada de los teléfonos inteligentes, llegaron también nuevas formas de relacionarnos con nuestros familiares, amigos, conocidos y, en este caso, con desconocidos. Conocer gente nueva era la recomendación unánime. 


Esta es una aplicación que descargue el año pasado (mediados del 2011) luego de regresar de un largo viaje; cuando me encontré con unos de mis mejores amigo -él me la recomendó- Hablamos de nuestras vida, tratando de hacer un updated de lo mas relevante en estos meses sin vernos. Y cuando pensé que nada podría sorprenderme, él me mostró en la pantalla de su celular un fondo color anaranjado con un icono negro. Señores y señoritas es la primera vez en mi vida que veía el grindr. 

La historia tiene su inicio en una ciudad que cruza las fronteras de lo insano (Lima la gris). Donde el arrebato, la fogosidad y el frenesí se apodera del único átomo de sensatez que tenemos y nos encamina hacia el cachondo error.  


Fue un día cualquiera, probablemente domingo, cuando exploraba los confines de esta "maravillosa" aplicación, era una novedad para mi, no se hace cuanto existe pero para mi era como descubrir el fuego o inventar la rueda. 

Es una especie de radar, que te muestra las personas que usan la aplicación y a cuantos metros de distancia se encuentran. Y cuando menos me lo imagine , ya estaba conversando con chicos. Y a tan solo unos 40 metros de distancia estaba Fabrizzio.


No tenia una foto como el resto de usuarios, era un fondo de color rojo, como fuego. Él empezó a hablarme y yo respondía todas sus preguntas. Sin solicitarle nada, me envió su foto para conocerlo. La verdad me gusto lo que vi, llevaba una gorra y sus ojos eran de color mostaza o verde, tenia barba y sonrisa de niño bueno. Me gustó. 


A la semana volvimos a hablar, por la aplicación, y siempre me hacia reír o encontraba la forma de mantenerme enganchado. Entonces decidí entregarle mi pin de blackberry para conversar mas a gusto. Fabrizzio, parecía el chico que se interesa en ti a primera vista. The boy next door.


Siempre me insinuaba para vernos y conocernos en persona. Yo no estaba tan seguro de hacerlo, ademas habían otros dos factores claves que me lo impedían. UNO: aun no me olvido de "él" y conocer a otros chicos se siente como serle "infiel" lo cual es estúpido porque no somos nada ni hemos tenido nada. El factor numero DOS: Fabrizzio y yo, nunca coincidíamos con los tiempos. O yo estaba cansado o él a punto de dormir. Hubo una ocasión en que me cito en un café pero no pude ir y tuve que cancelar a último minuto, todo mal con eso. 


Un buen día, finalmente, Fabrizzio me escribe, y yo me encontraba empacando para un fin de semana al sur con mis amigos. Era verano. Se hizo el tonto conversando cosas que no tenían sentido, hasta que se animó y me invitó a su casa. "Estoy en mi casa, ven a visitarme" me dijo. En ese momento antes de que yo pudiera responder, el volvió a escribirme advirtiendo "No vaya a pensar mal de mí por invitarte a mi casa". 


Le conté mis planes y que solo tenia una hora con suerte, quizás menos (parecía mas botado que una cascara). El insistió, y la verdad es que me sentía mal dejarlo plantado otra vez, (la anterior nunca llegue a verlo) ademas, él estaba de acuerdo con ese tiempo.   “No necesitaremos mas…” me escribió riéndose. O tiene gran sentido del humor o con esa frase me invitaba a ser secuestrado voluntariamente por él. "Ok, voy en unos 15 minutos". La suerte estaba echada al igual que yo sobre su cama en unos minutos si sus intenciones eran otras. 



Llegue a su puerta y él apareció pro primera vez ante mis ojos. Mi fantasía con su cabello fue a primera vista, es pelirrojo y no me había dado cuenta hasta ahora, nunca lo menciono. Fue lo primero que note, sin horquillas ni fritz, encendió todas mis hormonas. Como una flama viva en su cabeza, no podía dejar de mirarlo, es guapo. 





Camine por la sala, a punto de sentarme pero él me detuvo. “No te sientes, pasa” (a su habitación), y yo no soy el más santo de la galaxia, y poco a poco me daba cuenta que él tampoco lo era. No era nada como las conversaciones que teníamos. 

Conocernos en persona era muy incomodo, pero gracias a su buen sentido del humor y carisma, empezó a dejarse conocer nuevamente, de cero. Hablamos de la vida bohemia, sus amigos y los míos. Ideales, metas, rock en español, de enanitos verdes pasando por los prisioneros, canciones de los red hot chili peppers (ya había comprado las entradas para el concierto que ese entonces se avecinaba en Lima). Irónico, sarcástico y un poco retardadito… y no lo digo de mala onda, pero cada vez que hacia un comentario cojudo que disfrazaba de “es broma” se reía solo.

Luego de varios esfuerzos se dio cuenta como me resistía ante semejantes labios que parecían una manzana rojita que pedía ser mordida.Su acento italiano disminuía la atención en sus palabras y me provocaba mas besarle que escucharlo. Estábamos sentados en su cama, uno a cada extremo. Me pateo la mano (él estaba recostado y yo sentado) yo regrese el golpe con un manaso limpio y delicado. Poco después, nos quedamos en silencio y me rozó los dedos con sus dedos. Sus cabellos que parecían de un color que se cocina a fuego lento, quemaban su reputación. 




“Tienes una pelusa en tu camisa” me dijo.En ese instante una parte de mí, la cual desconocía, se apodero de mis emociones y me hizo responder lo siguiente: “Creo que también tengo algo en el ojo"

Él se acerco para revisar mi vista, y con eso me di cuenta que, su boca era la que se acercaba mas a la mía. Una pelusa es una forma de “romper el hielo" pensé. 

Empezó a besarme con ternura, como imagine. Me acerque a su cabello mientras el se concentraba en mi boca. Pero al rato, poco a poco su ternura, se volvía mas arrebatada. Su cabello se encendía aun mas, y de un momento a otro, transformo el ambiente romántico. Me agarro como a una guitarra en pleno “solo” y no me soltó, ahí prensado entre sus piernas y con una flama viva sobre su cabeza, puso combustión en mis músculos. 

Su mano perdió todo respeto y deslizo por la parte trasera de mis jeans. Mientras yo me dejaba llevar por su barba y mis manos abrieron uno a uno los botones de su camisa hasta llegar a su cremallera, la cual deslice hacia abajo. Su lengua y la mía se conocían íntimamente, mas que nuestros cuerpos. Estaba a punto de romper mi ropa de un arrebato lascivo y potente. Pero ya había pasado mas de una hora y tenia que irme, mi teléfono no dejaba de sonar y si no contestaba me dejaban. 

Se calmaron las aguas y me acurruqué en su brazo. Él me abrazo y me dijo "No te preocupes". Me sentí bien, y no había nadie mas en mi cabeza en ese momento. No me acorde "él". 

Nuevamente mi celular timbraba y reboté como un resorte de su cama y le explique que fue bonito todo pero tenía que irme. “¿A dónde?” Me preguntó, “Al sur" le respondí.


Se puso de pie, y se acomodo sus cabellos de canela y clavo de olor. Descalzo caminó conmigo hasta su puerta. “Nos vemos” me dijo. Quise despedirme de un beso en la mejilla, pero fabrizzio, volteo la cara hacia otro lado. "Nos pueden ver" dijo asustado. Pero la puerta no estaba del todo abierta. Me fui al sur por tres días, y en ninguno de esos días tuve noticias de él. 



Luego de una semana, me escribe para vernos. Le dije que si quería podía venir a mi casa a tomar un vino. Aceptó, y llego a los veinte minutos. Luego de saludarme al entrar mi depa, lo primero que me pregunto fue: “ Estas solo?”

- “No mi hermano está adentro” le respondí. 

- Entonces de verdad quieres un trago - respondió con interrogación- 

Sentí que Fabrizzio, estaba incomodo y ansioso, como con prisa. Volvimos a perder el tiempo en conversaciones de la vida misma. Sus planes, mis planes, sus amigos, mis amigos. No intentó besarme esta vez, y luego de 15 minutos, me dijo que su hermana lo llamaba para ir al cine. Tenia que irse y yo no quería que se fuera. 


Este fabrizzio es un fantasma de lo que conocí. Antes se interesaba por mi y era atento; este encuentro es la sombra de la primera vez que lo vi. 

En ese momento, se puso de pie y antes de salir me dijo algo que me dejaría esperanzado. 

“Podemos tomarnos un café otro día, yo te aviso, pero ahora me tengo que ir, sorry" 


"ok, divierte en el cine con tu novio" le respondí.


Fabrizzio, volteo sorprendido, y no dijo nada, solo sonrió, como cuando alguien es descubierto mintiendo. Y se fue. 


No tengo experiencia en estas cosas, pero no soy idiota.  Era evidente que no era la hermana llamando, a menos que tenga voz afónica e inflamadas las amígdalas. 


Ese día aprendí un nuevo idioma lleno de jeroglíficos que tiempo después aprendí a descifrar. Como por ejemplo eso de "tomar café" me sonaba a una mentira blanca para despedirse sin tener que ser cruel ni dar mayor explicaciones y evitarse dramas innecesarios. Como dando alas a un próximo encuentro pero en realidad no va a suceder.  Suena frió pero es como deshacerte de alguien. 

Pero no termina ahí la historia, meses después volví a saber de Fabrizzio, cuando me lo cruce en una fiesta que más parecía matadero que otra cosa. Cruzamos la mirada con el gesto de “Yo te conozco” . Él estaba con sus amigos e incomodo al verme, se acerco a saludarme, hablamos un rato, y me explico que su histérico-psico novio había borrado varios chicos de su facebook, entre ellos: yo.  Sentí una lluvia de excusas y explicaciones que no necesitaba, mientras mas me hablaba más me decepcionaba

Finalmente me despedí de él y nunca mas volví a verlo. Este tambien fue un encuentro fantasma, no era nada parecido al Fabrizzio que conocí. Hasta su cabello se había extinguido. Este encuentro sirvió para darme cuenta que no valía la pena interesarse por alguien así.  Era un infiel con novio y, me quería, pero solo de entretenimiento.  Cuando no obtuvo lo que quiso, se deshizo. 

Y así acaba esta historia, esta de mas decir, que el café jamas se sirvió. No volvió a escribir ni volví a escribirle. Eso me pasa por tratar de sacar un clavo con otro clavo. Si quiero olvidarme de "él", ese chat no era la mejor manera. Lección aprendida...
o tal vez no tanto. 


LEER  EPISODIO II
#Gercarlodijo

Fotografía:GerzonGastelo



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