Algunos son como rubíes, rojos en tonos horny. Otros colo esmeralda, por viejos verdes, con playa y relojes dorados (no es mi estilo). Perlas, los que viven encerrados en una coraza como ostras, y se autodenominan "caletas". Algunos amatistas (solo porque riman con amateurs). Topacios al paso, y fríos como un zafiro, solo quieren algo rápido y luego desechar como un tissue.
Desde el colegio nos vemos obligados a memorizar una cantidad de números, arabios y romanos, traducidos en fechas importantes. Pero hay una que no olvidamos. Cada 365 días es la espera, pero cuando tu día llega, nos sentimos con súper poderes de duración limitada a 24 horas. Porque todo debe salir como queremos. Para eso son los cumpleaños, para engreírnos y exigir algo.
Todo sucedió días antes de la mañana de mi onomástico. Conocer a Junior, fue algo así, como una casualidad que tenia que suceder, pero atar cabos. Seis días antes de mi cumpleaños, quede en tomar un café con mi amiga Alu, en el Café di Gianfranco. No tenia noticias de ella hace años, dejó la universidad para dedicarse a la fotografía. Nadie sabia de ella, de su boca y grandes ojos. Su estatura pequeña, sus pantis agujerada y su inconfundible estilo neo gótico, con tintes punk. Excéntrica, egocéntrica pero armónica.
Alu, es inquieta, y como en una película, es ese personaje que aparece y desaparece de tu vida cuando le da la gana, haciendo cameos esporádicos. Cuando yo la necesitaba como la única alternativa para, literalmente salvarme la vida, le mandaba la señal al cielo nocturno como el murciélago de Batman y ella aprecia. Literal.
Esta vez, no necesitaba su ayuda, solo quería conversar con ella como los viejos tiempos. Llegue temprano y me dedique a esperarla. Mientras lo hacia, mediante el wifi, conecté mi Ipod y estuve chequeando el grindr. Sin darme cuenta paso el tiempo, y Alu, no llegaba. Y mientras poco a poco iba simpatizando con alguien del chat.
Es irónico, que el nombre de este chico, que no es tan "chico", sea Junior; tiene casi el doble de mi edad. Es un sugar daddy. No es mi tipo, pero tenia la conversación necesaria para mantenerme interesado en lo que decía.
Después de terminar mi café, recibí el mensaje de mi amiga, que cancelo nuestra cita. Me sentí como un tonto, que lo dejan plantado. Pero es mejor que sea a causa de una amiga que de un chico.
Sin querer ya estaba teniendo otro cita, con Junior. Aunque él no esta presente, estábamos muy conectados y entretenidos. Digamos que fue como un plato de segunda mesa, y valió la pena salir después de todo. Hablamos tanto que agarramos confianza y se encendió una química extraña. Me pidió mi numero para seguir conversando por whatsapp.
Me paso muchas fotos, ha viajado por muchos lugares. En todas se le veía muy bien. Sus ojos me gustaron, y siempre me fijo, que tan expresivos son. Los de él, eran sexys y de un color bonito.
Llegue a mi casa rendido y me fui a acostar. Tengo la costumbre ahora de poner todo en modo “silencio” porque existe cada sonámbulo que pernota en el facebook, y el blackberry no deja de sonar. Antes de apagarlo, Junior ya me había enviado una solicitud de amistad.
Junior, es gracioso, estimulante y su voz es como un lubricante que poco a poco humedecía mi ropa interior. Su voz sonaba mucho más sexy por el teléfono. Y para que yo no me diera cuenta, todo absolutamente todo lo disfrazaba con doble sentido. Una ciencia que le funcionaba bien. A partir de esa noche sabía que esto tendría un solo desenlace, la cama.
Desde ese instante hablamos mas, y siempre mandaba sus indirectas a las cuales yo hacía oídos sordos. Estamos armando una delgada capa de hielo, muy delgada, que se podía romper en cualquier momento. La amistad morbosa se convertía poco a poco en una conquista.
El día antes de mi cumpleaños, estuvimos conversando largo rato. Mi familia trabajaba, mis amigos también y algunos estudiaban, nadie podía acompañarme el día de mi cumpleaños a desayunar. Yo tenia una reserva pagada en el Hotel Thunder, para ese día por la mañana. Y ya estaba planeando ir solo pero le conté a Junior todo ese rollo.
Él, galante y educado, me pregunto si podía acompañarme. "Si nos vemos por primera vez, pues que sea mañana por tu cumpleaños" Yo no estaba seguro, pero que malo podría suceder. Es un lugar publico, y solo somos amigos.
Él, galante y educado, me pregunto si podía acompañarme. "Si nos vemos por primera vez, pues que sea mañana por tu cumpleaños" Yo no estaba seguro, pero que malo podría suceder. Es un lugar publico, y solo somos amigos.
Volviendo a los párrafos anteriores. Mi propia madre me cancelo a último minuto lo del desayuno. Y ningún amigo podía acompañarme. Unos trabajaban (era viernes y yo tenía día libre) otros dormían y otros estaban lejos. La única persona que se me vino a la cabeza era ella, July, acompañada de una cita ciegas y en un día especial. ¿Suponía el inicio de algo acaso? ¿Era casualidad? Me contesto a la primera timbrada y me canto un pequeño estribillo del happy birthday a la mera versión de Monroe a JFK. Me dijo que andaba en la clínica recogiendo unos análisis. Pero que podía adelantarse para que yo no fuera solo al desayuno.
Siendo las 9 o’clock de la mañana llegue a café 21. No había mucha gente pero yo quería a toda costa algo mas intimo. Y en el segundo piso solo había dos mesas ambas vacías. Subí y la espere ahí. A los pocos minutos llego, July. Envuelta en un enterizo que hizo levantar hasta los huevos revueltos del buffet. Se sentó frente a mí y puso la servilleta sobre tu entre pierna colándola con una elegancia que excita. Me saludo obviamente antes de tomar asiento con abrazo del oso incluido y beso, en el cachete.
Bajamos a por el desayuno, cogimos casi lo mismo. Luego subimos con los platos llenos. Y empezó a contarme su vida y gloria. Sus inicios en la aerolínea y cómo fue que tras varios tragos amargos llego al puesto que tenia a sus jóvenes 30 años. (Yo pensé que tenía más). Guapa y mucho. Yo admito que sentí que al acabar el desayuno se empezaba a abrir un nuevo apetito. Y como un diamante recién pulido, brilló en mi pupila una miga de ilusión. Luego de la cuenta, salimos casi de prisa, ella tenía que hacer muchas cosas que dejo de hacer por acompañarme en mi desayuno de cumpleaños. No tuvimos tiempo de un beso. Ella se fue sin antes prometerme una segunda cita pronto (Eso fue mentira).
Luego de esa mañana no supe de ella hasta la semana siguiente que me llamo para decirme que no podía llamarme antes, su ex había vuelto de viaje y estaba viviendo con ella. Oh sorpresa, era roommates, pero solo eso, porque según ella el pasado quedo atrás. Fresh. “Como sea” pensé. A mí no me gustaba ni me importaba, solo quería un check mas en mi lista negra, honestamente hablando. Pero quería hacerlo de manera que ella lo planeara y así yo salir como Pilatos con las manos lavadas. Pasó otra semana y la encontré en una discoteca, estaba rodeada de amigos. Me vio y se acerco contenta y obligada a saludarme. La salude como quien saluda a una tía de la familia. Luego me puse trompo, y algo ebrio me la acerque esta vez, y me la chape, y ella accedió. Pero cuando la vi que abría los ojos mientras nos besábamos, mirando hacia atrás a su grupo de amigos, pensé que tal vez el ex ahora roommate y según ella buen amigo, estaba ahí. Así que le despegue los labios de los míos y me fui. Me llamo la siguiente semana después de esa, ya era enero. Y quedaba claro que ya no pasaba pero ni las moscas. Pero aun así ambos nos esforzábamos para quedar como amigos. Pero a mí no me importaba lo que ella quería y en el fondo estaba seguro que ella tampoco le importaba.
Paso casi un mes antes de volver a saber de ella. Un sábado estaba yo en la disco con unos amigo y uno de ellos tenía su número en su celular. Me di cuenta cuando yo estaba jugando con su Smartphone y vi su nombre “July fulana de tal calling.” Le pregunte a mi amigo: “de donde la conoces”. “Es una perra que me hablo de la nada en el Holly’s café” BINGO. Eso era ella. Una perra. Y luego de colgarle repetidas veces el celular de mi amigo, finalmente le escribí un mensaje, me lo respondió al instante diciéndome “Estoy cerca, ven a mi casa”. Me escribió la dirección y estaba a solo dos cuadras de la disco. Fui a verla. Ella creía que yo era mi amigo. Así que cuando bajo de su departamento a recibirme, su mandíbula se le cayó hasta el subsuelo. Y con toda la ostra del mundo le dije. “Sorpresa” se rio y me pregunto cómo estaba. Le respondía corto y preciso. Luego para cerrar el círculo de una vez le dije “bueno a lo que vine, no. Me vas a invitar a subir?”.
Me subió a su depa, nos metimos a su habitación. Se fue al baño a ponerse una loción de Victoria’s secret. Cuando regreso yo estaba sobre su cama, se me desplomo sobre mis hombros. Respondió su piel a cada uno de mis estímulos, y me devolvió con creces todas sus llamadas perdidas en besos azabaches. Inflo y desinflo mi vértigo sensual. Jugó con mis orejas como si de falos se trataran. Y desarmo cada instalación de mi vestimenta. Nos revolcamos como dos puercos sobre su cama que era el chiquero donde el lodo es solo la adrenalina y lujuria en su naturaleza más pura. Me besaba la espalda y yo le lamia la cara. Finalmente desde arriba se nos veía a ambos en cada extremo de la cama. Como un símbolo de paz después de una guerra que termino con una explosión nuclear blanca. Y firmamos la paz. El círculo de esa historia por fin se cerró. Antes de irme sintiéndome un patán, me despedí sombrío y ella obligada a acompañarme desnuda hasta la puerta se despidió de mi, y como si fuera una cofradía de brujas que lanzan su brujería en forma de conjuro, me dijo lo siguiente: “Nos vemos de todas formas luego, esta vez yo te invito el desayuno, o un C-A-F-E”… una vez más.
Luego de eso nunca más la volví a ver. Bueno aún es pronto para decir eso, tomando en cuenta que eso paso no hace mucho tiempo y justo después del episodio VI y episodio VII. No hay quinto elemento malo. Intimidante, curiosa e interesante. Eso fue ella. Pero su edad se me subió a la cabeza y la vomite toda. No mas 30’s. Los años 20’s son mejor. Vivan las flappers. Pero el único recuerdo bueno de July fue el día del desayuno, debo admitir que salvo mi mañana en el café 21. Si no, hubiera yo pasado una mañana amarga. Pero de alguna forma con o sin su compañía al final lo fue, a largo plazo. Debo admitir que habría estado yo dispuesto a involucrar feelings creyendo que su edad podría ser sinónimo de madurez, justo lo que yo necesitaba. Me equivoqué.
La ilusión es como un diamante, empieza siendo carbón y se va puliendo hasta convertirse en algo así como amor correspondido de 50 quilates. A veces más azul que el zafiro de Rose DeWitt Bukater en el dibujo bajo el agua. Así de desnudo, así de hermoso es el desayuno matutino que quiero a mi costado para levantarme con una sonrisa tamaño XXL. Y ante tanta coincidencia no puedo evitar recordar lo que diría mi querida Audrey Hepburn: “Nada malo puede pasar en Tiffany's” en mi caso si pasó, pero en café 21.
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