God. Oh my God. Lamento creer más en mis maldades y en todos mis
pecados. Sé que no eres real, pero algo en mi quiere creer que hay algo
parecido a ti. Lo siento, quien quiera queseas, no puedo evitar ser desobediente.
Estoy en mi etapa blanda y moderada. Pero cuando te encuentras con una
cadena como la mía, siempre encontraras un eslabón perdido. En este caso una
taza de café perdida…
Para el génesis de esta última entrega (prometo que es la ultima… que
recuerde), no estaba sobrio para nada. Estaba exactamente tranquilo y con más
frio que nunca, era como si mi piel gitana y oráculo, predijera algo que se
acercaba desde el fondo de un túnel arrojando una luz cada vez más inevitable.
La noche estaba por acabar precisamente dentro de una hora y media. El tiempo
suficiente para regresar a casa con un record criminal cuando saliste solo a divertirte
con tus amigos.
Me ahogaba sin remedio en el alcohol del vaso amigo. Mis humores subieron
hasta los cielos. Estaba divertidísimo, ameno, coqueto, travieso y muy necio.
Regresar a casa no estaba en mi after.
En el grupo de amigos de siempre, había también gente de nunca. Que nunca vi
antes, pero me simpatizaron. Algunos recién se acoplaban a esta gran familia.
Uno de ellos era totalmente de estreno en la reunión, lo trajo el amigo que
salía con mi mejor amiga. A cada
comentario mío estaba él ahí a tiempo
para refutármelo, y atorar de risa a la multitud.
De trago en trago y de pucho en pucho, las personas se veían cada vez más
en Low Definition. Y el sueño asomaba
sus pezuñas ahuyentando a los que aun queríamos seguir celebrando la nada. Así que este fulano se hizo mi pata en tiempo
record, luego de ganarse a la audiencia más exquisita (mis amigos) cogió su
celular y marco el numero ganador. Lo único que escuche entre mis destellos de
lucidez fue: “¡He conocido a tu media naranja, tienes que venir!”.
En esos precisos instantes la mama de mi amiga salió como un sol que
espanta a las criaturas nocturnas que no soportan el día, dando a entender que
ya era hora de regresar a los sarcófagos. Yo salí y en la calle todos salieron
para dar por terminada la misa de pecadores borrachos mas herejes de la noche
se semana santa... En medio de la madrugada, el auto de un amigo se abrió para
abrazarnos y el amigo nuevo murmuraba “te voy a llevar a alguien que te caerá
muuuuy bien (en tono sugerente)” luego se acerco hacia nosotros y dijo: “Listo vamos al depa de unos amigos a
seguirla”- ok, dije.
El camino de ida en el auto se repartía entre voces dentro de mí interior que decían: “No, mala idea, no debí escuchar
lo que escuche, ahora estoy demasiado predispuesto” pero las voces externas de
mis amigos eran de “¡Si vamos a hacer
esto!, hoy la haces…
El volumen del radio se apodero de mis nueve sentidos. Mi nariz absorbió
más que aire. Y mis manos desencadenaban mensajes en el blackberry a todo el
mundo. Mi cabeza estaba en la nebulosa, y
mi cuerpo en una lata a 200km por hora.
Súbitamente el pie derecho de mi amigo se enterró en el freno en pleno
estacionamiento frente a un edificio de muchas ventanas y pisos. Salimos del vehículo
y el ascensor nos esperaba en llamas y humos que se escapan del mismito
infierno carnal al que nos dirigíamos.
Uno a uno los números subían y los espejos se burlaban de nuestras caras
chupadas. Se abrió la puerta y se toco el timbre.
Entramos al recinto, el calvario mismo. Ya no había fiesta solo crucifixiones.
El after party había acabado para
todos, pero para mí apenas y comenzaba sin saberlo si quiera. Tome asiento cogí
un vaso y prendí un cigarro. Bote el humo y mientras este se disolvía se fue
manifestando poco a poco el cuerpo de Cristo… o algo igual de tenebroso.
Y entonces le vi. Al otro lado de mí. Y sin percatarse de lo que le
rodeaba, saco su invisible revolver cargado de feromonas de salva y a mí nadie me
salva del disparo letal que inyectó en mi libido aun por despertar. Listo,
encontré mi objetivo y lo deje marcado con resaltador en el tono neón mas chillón.
Bang-bang directo a mi cabeza. My love is a revolver, my sex is a killer…
Do you wanna die happy?
Mientras tanto mis amigos seguían llenando el hígado de pisco, vodka,
ron y de remate cerveza. Éramos pocas personas. Algunas se fueron al acto y
solo quedamos: dos amigos, yo, mi objetivo y uno más. Este número se fue reduciendo
a solo mis amigos, objetivo y yo. Y finalmente objetivo y yo… (No sé cómo).
Mis amigos murciélagos al percatarse de los primeros rayos de sol, empezaron
a espantarse por la hora y no tenían más remedio que regresar al ataúd a seguir
durmiendo para otra noche de sangre. Mientras yo, esa noche, no tenía hogar. En
mi casa dije bien en claro que no regresaría hasta el fin de semana, recién era
jueves. Otro amigo me dijo que podía quedarme en su casa, pero que vaya a las
10 am y recién eran las 7am. Tenía que hacer hora… y de qué manera…
Frente a frente, se cruzaron las miradas. Sus ojos tenían más rastros de
noche extrema que los míos. Me presente oficialmente, ella también. Tenía una
colección de música envidiable en videos. Me recordó mis gustos por la
creatividad que había perdido por enfocarme en mis estudios. Con una moneda (su
dedo) hacia sonar el jukebox (su
compu) y cantábamos a decantes voces roncas y sin ecos. Muertos de inspiración
y risa por lo ebrios que estábamos, al menos gusto musical había.
Finalmente el sueño aterrizo en mis ojos y antes de caer dormido. La vi
a ella encogida en una silla incomoda hasta el mango, solo recuerdo haberla
arrimado hasta el sofá y la deje
desplomarse. Intente ponerle un cojín de almohada cuando repentinamente su
brazo prenso mi espalda y me pego a su pecho, y derrame un beso sobre su boca y
ella hizo lo mismo…
Creo que la música seguía su curso, mis ojos nunca más se abrieron después
de ese instante, todo estaba borroso, mis manos las sentí húmedas y sumergidas en
su pelvis, mi boca trabaja sin cesar… mis oídos escuchaban lo mismo que ella. El
pasillo parecía el vía crucis hacia la muerte de la decencia perfecta. Una puerta
nos esperaba abierta, giramos nuestros llaves, nos desciframos nuestros códigos
secretos, derrame apetito salvaje sobre la carne y el vino de sus labios, mis ojos
seguían cerrados de la ebriedad, su fuerza parecía someter cada partícula y átomo
de mi piel a su voluntad, estaba escrito? Lo único que sé es que libere todos mis
pecados sobre sus piernas calatas y su pecho tatuado, sus pecas me mostraban la
manera de presionar sus estímulos más sensibles y eróticos. La puerta que nos acogió
nos encerró en una burbuja que se inflo hasta más no poder reventando al
momento que tocaron la puerta…
Un corte de energía oportuno porque yo había terminado de confesar todas
mis pasiones. Salimos de lo mas campantes y aterrizamos en el sofá y
literalmente morimos al mismo tiempo de cansancio. A los tres minutos resucite,
por mi alarma de las 7:30 am… y al ver que el día llegó y la casa se poblaba de
las criaturas diurnas, me vi obligado a retirar mis restos de ahí.
Había olvidado lo bien que se siente hacer algo malo en un día bueno. El
asunto es que no volví a saber nada más de ella. Si se llama Julieta o Romeo no me importa, es una historia mas. “Había
una taza de café perdida antes de volver al té”. Y
tengo mucho que contar al respecto, pues ahora que he tratado de hacer las
cosas bien, me he dado cuenta que mi estrella de la suerte me lleva al
fracaso.
Recurrí a la cafeína por culpa de una decepción, que a la fecha parece
bajo control. Esa persona me hizo creer que si había algo más desapercibido que
sentir una pluma caer en la espalda, era yo. Y el café era lo único que me
hacia olvidar, así que me la pase bebiendo el liquido negro de la lujuria para acoger
el olvido, pero fue en vano, eventualmente termine olvidando, eso al parecer era mi apocalipsis, pero siempre llegan nuevos profetas a dictar tu camino...
Y el nombre de la culpable se deduce con la primera de cada una...
#G
Anoche, Gercar lo dijo
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