domingo, 27 de enero de 2013

8VA PARADA :: CHARLAS Y LA FABRICA DE ILUSIONES - ILLUSIONS TOUR


Hablar con desconocidos a mí me funciona, porque es más fácil contarle a un extraño muchas cosas que no te atreves a contarles a tus amigos, o tu familia. Pues esa persona que nos escucha o lee no te va a juzgar pues no tiene antecedentes de ti para hacerlo. Por eso confié prácticamente el 95% de mis secretos a Maufer. Porque él se comporto como un hermano en aquellos años en que no tenía a nadie a quien contar, y nuestras mentes fabricando charlas interesantes era lo mas divertido que tenia. 

Fue en el 2008 en que la universidad tenía otro sentido para mí. Yo regresaba de USA con la mente totalmente abierta, a Maufer lo conocí en el 2007 por equivocación, una oportuna equivocación. Me agrego al Messenger. Y a pesar de que yo lo odie porque  no me gustaba conversar con desconocidos, este pata se gano mi confianza rápidamente solo charlando, quizás porque nuestras historias eran muy parecidas, igual de dolorosas.

Yo tenía la cancha clara, no mas ilusiones tontas que empolven mi cabeza. En mi cerebro la ciencia hizo avances tecnológicos. Pase de inocente a estar alerta, a defenderme, o peor, a estar a la defensiva “No mas niñito bueno y cojudo”. Ahora si alguien pretende gustarme pasara ciento y un filtros.  Pero bien saben todos que las reglas que uno mismo se impone se vienen abajo cuando una mirada de aquella persona te deja en ridículo frente a tus propias promesas, e inevitablemente rompemos nuestras mismas reglas, inconscientemente o bien conscientes.

Esos ojos chiquitos con un área sobre-poblada de pestañas, toda esa perfección visual bajo un techo lleno de rulos salvajes para indefensos. Capaces de atacar con solo mirarlos, eran sexys. Rulero era sexy, fue atracción pura sin filtros, sin restricciones, no había ningún letrero de peligro pero tuve la sensación de poner mi vida en riesgo cada vez que su mirada impactaba con la mía y era tan fuerte que yo la esquivaba.

Y apuesto all in a que no soy el único que ha pasado por esto, porque cada vez que tus ojos hacen falso contacto con otros ojos que parecen que se reflejan mutuamente, nos hacemos la misma pregunta “¿Me está mirando o me está diciendo con la mirada “porque me miras”? y lo peor es que queremos una respuesta, y la única forma es esperar. Esperar a conocerse, o esperar que un meteorito caiga del cielo destruya a todo ser viviente siendo solos dos personas los únicos sobrevivientes y recién poder atrevernos a hablarnos (Esta opción no está disponible en ninguna tienda lo siento, no seas BRRUTA).

De vuelta a casa, lo primero que hacía en aquel entonces era meterme a la laptop y después dentro de una burbuja y de ahí nadie me movía. Mis charlas clandestinas con Maufer, hora tenían un nombre o al menos un seudónimo, “Rulero”.   Protagonista de mis nuevos versos que fabricaba bajo la almohada.

--“Maufer he conocido a Rulero, y me gusta, pero solo eso un gusto ( Bitch Please)”
-- “Foto!, sin foto no podre darte mi aprobación” decía Maufer.

Yo no tenía ni foto, ni hi5, ni facebook, ni siquiera sabía el nombre solo sabía que tenía rulos, y lo peor… también sabía que era amigo de mi querida enemiga Maga, ¿Se acuerdan de ella? La bruja del instituto de verano del 2005 (Para mis información ingrese a la 5TA PARADA del ILLUSIONS TOUR) la que se hizo amiga de Gabriela la que me gustaba… pues bien Maga ingreso a la misma universidad que yo y resulta que estudia y al parecer es muy buena amiga de Rulero. Que experta en hacerse amiga de mis ilusiones y ponerlas en mi contra...

Maufer y yo teníamos estas charlas todas las noches sobre mis lamentos, yo le contaba todo, todos mis avistamientos interesantes pero mi favorito en ese momento era Rulero. Yo le hablaba a Maufer como si fuera mi subconsciente dándole explicaciones de por qué me gustaba Rulero.  Yo solo quería estar seguro esta vez antes de activar el botón “enamorarse”. Yo estrenaba mi nuevo cerebro, uno que me costó un deseo de año nuevo y bastante voluntad para poder salir de ese saco lleno de tarados y gente que se desvive por estar ilusionada.

El verano ya casi acababa, y la gente empezaba a reemplazar las sandalias y cortos por botas y jeans, casacas y chalinas. Y como la primera hoja de otoño que cae del árbol,  así de imprevista cayo su mirada frente a mis ojos después de casi un mes que no veía a Rulero por la universidad, yo pensaba que se había ido para siempre. Al volver a ver esos rulos, nuevamente mi maquina manufacturera de sentimientos diabéticos y empalagosos empezó a funcionar sus empolvados circuitos, una vez más algún tarado narrador de este cuento sin fin,  pintó en mi pupilas unos brillos de esos que recuerdan al sol. Su mirada era anónima aun no tenía ni una sola sigla de su nombre. Solo supe que aun me gustaba porque se rompió un botón de mi camisa cuando mi corazón salto sin mi permiso solo con verle.

Eran sus rulos, un narcótico que me adormecía todo. Como una selva de pelos que me perdían a propósito en un salvaje manglar. Si mirada era una fiera al acecho, y mi animal print deseaba estamparse en su piel. Subía y bajaba las escaleras y a cada lugar que yo volteaba, ahí estaba sus ojos, cubiertos camufladamente entre sus rulos, asaltaban a mano armada mi mirada. Y se creaba un imán en guerra a ver quien soportaba mas. Nos mirábamos por largo rato a ver quien cede primero, para saber a quién le pesa más la vista y se rinde ante la intimidación. Quedábamos empatados. Pero las miradas no son buenas parlantes, yo necesitaba palabras para saber si esas miradas tenían algún significado.

Aunque tonto, me encantaba eso. Habían días que lo único interesante que se podía hacer era esperar a encontrarme con rulero. Se volvió un pasatiempo, como jugar futbol o baseball. Pero yo tenía muy en claro las reglas del juego NUNCA MAS me sentiría como cachorro detrás de alguien.  Pero negarme que me encantaba, no podía. Y tampoco podía evitar mi dependencia a sus estupefacientes rulos. 

Maufer leía todo lo que yo le escribía y se reía de mi, pero deseaba que en verdad con todo el antecedente que tengo en perder la cabeza por una ilusión, que todo saliera como yo quería. Esa eran nuestras charlas de todas las noches, de eso trataba. Fabricando datos interesantes que me dieran alguna pista, ya se una mirada, o un gesto algo para descifrar si Rulero podria estar conmigo. Charlas donde fabricaba ilusiones sin fundamentos, innecesarias... 

Pero, el tiempo no tiene favoritos, poco a poco el gusto fue disminuyendo, al ver que los días pasaban y sus rulos y mis dedos jamás tuvieron contacto. Y así de lento pero seguro fue reaccionando algún musculo sin usar en mi cerebro, al parecer algo se activo por primera vez en mi cabeza y me di cuenta… que lo único que me gustaba eran sus rulos y sus ojos, porque no era posible que me gustara rulero porque nunca hemos hablado, no sé quién es, no sé qué piensa, no sé si le gusta la hamburguesas con o sin papas al hilo, no sé nada.

Mafer decía: “Bueno te doy la razón SOB (siglas de Sam Of Bitch, siempre me decía eso de cariño…), es difícil y te entiendo de hecho es muy maduro que pienses así. Si el destino quiere conocerás a rulero cuando menos lo  esperes.

El destino nunca quiso nada. Y aunque siempre me repetía frente al espejo que no me enamoraría al final termine ilusionado, porque trate de sabotear a mi mente, haciéndome creer que no sería un inmaduro diciendo que me gusta alguien solo porque nos miramos todo el tiempo, igual sucedió, solo que esta vez supe desde el inicio que no iba a funcionar porque nunca supe que pasaba detrás de esas miradas. No hace falta decir entonces que nunca conocí a rulero, nunca, ni siquiera hablamos ni nada.  Después de un año cuando ya no me gustaba y recién por esos meses me entere como se llamaba, pero yo le hubiera puesto un nombre mejor: Rulero.


#G
Anoche, Gercar lo dijo

Fotografía: Gercar PhotograG https://www.facebook.com/gercarphotograg?ref=hl

No hay comentarios:

Publicar un comentario

GRACIAS POR COMENTAR