viernes, 30 de octubre de 2015

QUIEN ME ESCRIBE


En la puerta de mi casa, siempre dejan la correspondencia, la revistas del mes, publicidad innecesaria, recibos, y también la carta color púrpura. La empleada sabe que esa colorida, es para mí y me la deja en mi habitación sobre la mesa de noche. Esta es la tercera.

La primera fue hace dos semanas atrás, un lunes por la mañana, la encontré personalmente cuando salía de mi casa. La leí en el taxi mientras iba al trabajo. Era un anónimo, “se quién eres” con un corazón al final. Mi corazón latió de alegría y emoción. Que buen detalle, pensé. Sin duda tenía que ser él.

Hace dos días, el domingo en la madrugada, en el cumpleaños de un buen amigo mío, conocí a este chico, que parece que tenía flotando sobre el hashtag #chicoperfecto, y sentí mariposas, palomas y cóndores volando en mi estómago. 

Parece que llegó con otras personas que no eran allegados a los amigos que conozco. Nos presentaron y no dejamos de conversar. Al final de la fiesta me acompaño hasta mi casa, y nos dimos un beso.

Me pidió mi teléfono y luego se fue. Mi amiga que nos vio en la fiesta me contó que se le notaba muy interesado en mí, y yo obviamente con la expectativa al tope, le conté todo sobre la carta purpura. “Creo que le gusto” fue mi veredicto.  
Al cabo de una semana, no quise ser de las personas que buscan inmediatamente noticias sobre alguien. Deje que todo siguiera su curso. A la siguiente semana llegó una segunda carta púrpura a mi puerta, con tantas cosas en mi cabeza, no leí hasta tres días después:

“Me gustas…”

Nuevamente mi corazón se aceleró como un ratón corriendo sobre una rueda enjaulado en un laboratorio.  Intente llamar a mi amiga, pero no me contesto, y con todo el trabajo encima, no pude contarle nada. Lo raro es que el chico no me escribía por el teléfono ni me citaba…Seguro estaba generando intriga y expectativa, con esa forma vintage de hacerme saber que le gusto.

¿Quién envía cartas ahora? nadie. El hecho de que se tome tiempo en hacerlas y enviarlas hasta mi casa, es buena señal, de que probablemente este chico es ideal, lo que estaba buscando sin buscarlo. Lo que llego sin querer y de sorpresa, ¡Como sus cartas púrpuras!

Han pasado dos semanas desde la fiesta, y una semana desde que le conté sobre la primera carta  a mi amiga, hoy nos citamos en un café para ponernos al día y chismear; por supuesto que el chico de las cartas púrpura estaba agendado como tema principal en la conversación.

Mi amiga llegó antes que yo y me tenía listo un late venti, Se veía emocionada, me conto sobre su nuevo trabajo, estaba feliz. Y yo también, se notaba mucho en mis ojos, dijo ella. Abrí el morral y saque la carta púrpura número tres. Mi sonrisa fue creciendo.  “Que es eso” dijo ella intrigada. Y empecé a contarle sobre el chico que conocí en la fiesta de Toño y las cartas que me había enviado.

Emocionada al igual que yo, gritó “¡Ábrela!”, refiriéndose a la carta. Yo aún no la leía, la recogí en la mañana de mi mesa de noche y no tuve tiempo hasta ahora.
Rompí el sello, y saque el papel. Mi amiga se acercó para leer juntos el contenido. Pero estaba en blanco. Me desconcertó un poco, y no tenía sentido. ¿Será parte de su estrategia?

Mi amiga y yo seguíamos hablando, hasta que llegó otra amiga que también estaba en la fiesta. Ella trabaja cerca al café donde estábamos y entro de casualidad no esperábamos encontrarla.

“Clau!” le gritamos, para que pudiera vernos. Claudia desconcertada, voltea y al vernos emocionada  se acercó a nosotros casi corriendo de puntitas con sus tacos ruidosos. “Que coincidencia!” gritamos a la vez los tres.
Mi amiga, empezó a contarle a Clau, sobre las cartas púrpuras y le pregunto si conocía al chico que me acompaño ese día a mi casa.

Yo sospechaba que él y la persona quien enviaba las cartas, se trataba de la misma persona. Esa noche conmigo fue increíble y por supuesto ese beso significaba un “continuará…”

Clau, echo un suspiro, y cerró los ojos, al abrirlos tenían una expresión lamentable. “No sabe, mi primo es amigo de sus amigos, él murió hace 3 semanas”…

¿Qué?! No podía creerlo. Pero si el me envió las cartas, bueno, si tengo que sospechar de alguien solo se me ocurría él. Ni mi amiga ni yo, le comentamos que yo sospechaba que ese chico enviaba las cartas. Qué triste noticia. Felizmente solo le conté sobre las cartas a mi amiga.

“Al día siguiente de la fiesta apareció su cadáver en una calle. Víctima de un asalto.” Contaba Clau. 

“Que peligrosa se ha convertido Lima” dijo mi amiga. Yo estaba en shock. Entendí muchas cosas, como por ejemplo porque no me llamo, ni me escribió después de esa noche. Y que la cartas eran su manera old school, de comunicarse conmigo. Me sentí como un tremendo estúpido. Me sentí muy especial como parecer verdad.  

Clau se despidió, y también mi amiga. Cada una se subió a un taxi diferente. Yo espere otro para ir a mi casa. Me dejó a dos cuadras para que no tenga que demorarse en dar la vuelta, debido a que la calle de mi cuadra no tiene salida solo entrada.

Camine hasta mi casa, nadie abría la puerta. Tuve que buscar la llave para poder entrar, casi nunca la uso, siempre hay alguien en casa para abrir la puerta. Cuando pude abrirla, ahí estaba, sola y más purpura que nunca, otra carta. Desconcertante para mí. Quien podría ser… ahora si mataba la curiosidad y me cubrió de intrigas.

La lleve a mi cuarto y la abrí con desesperación. No se escuchaba ruidos ni nada. Al parecer todavía no llegaban mis hermanos y mis papas siguen en el club. La carta estaba doblada muchas veces, empecé a sentir una angustia inexplicable a la altura de la garganta donde se forma el nudo, demore en abrirla,  finalmente encontré las letras, y no pude emitir ni un solo sonido, la boca se me seco, los ojos se me aterraron, me quede inmóvil, la tinta estaba fresca y chorreaba hasta mis manos,


 “Estoy detrás de tí…”

Gercar lo dijo 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

GRACIAS POR COMENTAR