sábado, 23 de abril de 2011

CUATRO BOCAS Y UN FUNERAL (II)



Eran como un poco más de la medianoche, seguíamos caminando por la acera, alumbrados por las luces de los faros que corrían a grandes velocidades. Mi conversación era incomoda, como reaccionarias si la persona que te citó viene con alguien más… En fin continúe con la sonrisa mas fingida, como si todo estuviera bien. Nos detuvimos frente a un edificio, la criatura (ya no la consideraba “mi criatura”), parecía entenderse con el portero y acto seguido entramos.

El elevador nos llevo hasta el último piso, el pasillo llevaba hacia dos puertas, la de nosotros era la de la derecha. Entramos. Había una pareja preparada para una noche de copas. Con mucha amabilidad nos ofreció su bar y en menos de un estornudo ya todos teníamos vodka en la mano. La criatura se sentó al lado de su peor es nada, y yo en el sillón de a uno.  Todos se conocían menos yo, y aunque me inquietaba por saber qué rayos pasaba, decidí someterme a la situación y continúe sentado, bebiendo y hablando. Cuando logre controlar la situación, empecé a darme cuenta de todo, el acompañante de la criatura resulto ser un buen tipo, y conversamos de todo muy chévere. En un rato la pareja se nos unió y entre todos logramos un dialogo divertido,casual y pasajero. Y la criatura seguía tomando entre cada pausa.

Después de un cigarro, me levante al baño, la criatura me siguió, ahiadentro intento besarme. Como no podría ser de otra manera, la empuje hacia un lado y sin pelos en la lengua le dije:

-          “ Has venido en compañía, no seas cara de palo”

Se rio y siguió como si nada. Obviamente yo estaba desconcertado.  Cinco copas después, nos levantamos y solo había un lugar donde continuar la fiesta. En ese momento me entere que estábamos celebrando el cumpleaños de la criatura, no tenía ni la más mínima idea que fuera un día de celebraciones. Apague el puchito, recogí mi chaqueta del recibidor y mi celular de la mesita que hacia espacio en el centro. Todos estábamos listos y zarpamos.

Llegamos al “MUNDO club”, y con algunos contactos entramos sin ocupar espacio en la interminable cola. Una vez adentro pensé: la situación será relajada, habrá conejas sueltas y yo seré un depredador podre distraerme y alejarme del meollo, pero me equivoque mal. Como dicen, al mejor cazador se le va la liebre. La criatura me perseguía como animal en celo, y yo estaba con la cerveza en la cabeza. Le ahuyentaba con volteada de cara incluida, pero no resultaba. Que tal descaro,  no podía creer que hiciera todo eso delante de su pareja, pero admitámoslo, el tipo era un idiota, o al menos eso pensé…

Se preguntaran por qué no me fui… bueno la respuesta se resume a dos factores: alcohol y gusto por el peligro. Seguí bailando en mis cabales, el acompañante de la criatura, era esos tipos que andan callados cuando no tienen nada que decir, pero  me di cuenta también que conversaba conmigo porque se sentía solo y abandonado por la perversa criatura. Pensé en mí, yo también me sentí así cuando ellos llegaron juntos, en tono agradable hablamos mil y un cosa en un minuto. Felizmente siempre hay cosas en común de que discutir y argumentar en una situación determinada llena de una serie de momentos desafortunados.

Luego de que el whisky reboto del shot a su boca él emigro hacia la otra zona de la pista  y la ausencia del cigarrillo en mi mano me hizo caminar entre los humanos danzantes bajo todas esas luces que cegaban mi decencia. Casi arrastrándome llegue hacia el bar y pedí una cajetilla de marlboro rojo. Cuando estaba dispuesto a pagar, una mano detuvo la mía, y sin segundos de mas dijo: “yo pago”. El acompañante de la criatura estaba ahí frente a mí, quitándome la deuda con el vendedor. Y sorpresivamente, no lo veía venir, pero cuando estás en medio de una marea no te das cuenta hasta que el vértigo llega. Sin medir consecuencias ni mucho menos impulsos, sus labios terminaron en el lugar equivocado...  Mi pecho salto del suelo a Neptuno en un milisegundo. Me sentí la última migaja por la cual se pelean las hormigas. Osculó mis labios en shock.

Antes de salir corriendo, solo hice un pequeño  dialogo con mi subconsciente aun en sus cabales: “todos están locos”.  Regrese a la pista de baile, me di cuenta de que habían nuevos en el grupo. Así que disimule mi cara de espanto y continúe con la noche. Cuando pensé que todo está bien otra vez...otra vez me movieron la alfombra y casi me caigo en la realidad de las cosas. La criatura toco mi brazo, me volteo con una fuerza descomunal y me planto semejante besaso que resulto ser la cereza en el helado... Yo no podía con mi vida en ese momento. A pocos pasos estaba su pareja, y aunque no vio nada me sentí en el hoyo. Ya era demasiado hardcore time,y nuevamente por mis neuronas paso el mismo pensamiento que debe estar rondando las cabezas de aquellos que están leyendo estas líneas. "Porque no me fui?”, la respuesta no la sabia, debe ser que mi sentido innato de la intuición nunca me deja tomar las riendas de esta carreta alborotada llamada vida.  

Tenía ganas de enterrarme en el subsuelo, todos estaban locos o era el resultado de mil y un licores en la garganta. Me aleje de ellos y seguí con mi vida, usando una frase infalible hollywoodense  “quiero estar solo”, (gracias Greta Garbo).  Felizmente llegó más gente al grupo, así que me puse a platicar con alguien para darle un break a mis neuronas que no dejaban de pensar en todo lo que estaba pasando y mis pies necesitaban movimiento porque yo prácticamente era un hongo.  “M” era su nombre, no me importaba en verdad mucho su procedencia ni que hacia ahí, simplemente quería olvidar los acontecimientos de una especie de crimen que había pasado hace solo unos instantes. Así que seguí en mi baile, tratando de encajar en una conversación amena con M, en eso mis dotes amateurs de Casanova, empezaron a crecer, y con un susurro en el oído, lleve a M a un lugar más privado.  Las escaleras quedaron mudas al ver nuestros besos con altas dosis de aventura, riesgo y mucha adrenalina.  Me sentí un dios griego, quedé complacido. Y sin ningún reparo empecé a querer saber más de M,  era como una frase de Casablanca que caía a pelo en ese instante, “creo que este es el inicio de una hermosa amistad”. Un vaso de vodka helado nos acompaño,  y sin sangre en la cara bajamos para encontrarnos con los demás.

Era un espectáculo,  M y yo en un dirty dancing, con las bocas abiertas alrededor.Mi funeral se tranformo en resureccion y descaro.  Cuando mi cabeza redujo por unos momentos los grados de alcohol, distinguí entre los danzantes a la criatura y su acompañante,  sus caras eran  de esas que no tienen precio, anonadados total. Admito que sentí un poco embarazoso, y por un milisegundo pensé “trágame tierra”. Pero luego me di ánimos, y me dije, es mejor así. Tercamente paso por mi memoria la tercera es la vencida.   Y difícilmente puedo discrepar aun a mi pesar. Ambas criaturas se traicionaron uno con el otro con la misma persona, yo. Era una re version edit master evil de la pelicula de Hugh Grant que llamaria en esta ocasion "Cuatro bocas y un funeral" porque lo unico que queria en ese instante era morirme pero de la verguenza.

Y no me siento para nada orgulloso, no es una hazaña, ni nada por el estilo. Lo considero más bien un error garrafal. Donde yo no tenía nada que hacer en ese lugar. A veces me pregunto qué hubiera pasado si horas antes apenas la vi (a la criatura)  llegar con su acompañante me hubiera ido sin explicación alguna o quizás hubiera dicho todo un clásico “hasta la vista baby”. La respuesta a esa pregunta no existe, pues la suerte me llevo a la experimentación peligrosa. Y ahora que el tiempo ha hecho lo suyo, lo entiendo. Esas metidas de pata solo pueden ser hechas una vez...y se preguntaran ¿Qué paso con M?! 

Pues esa misma madrugada, llenamos nuestros pulmones de brisa marina, y corrimos hacia la costa a lanzar piedras al infinito mar. Intercambiamos datos y anillos toscos. Los demás regresaron a donde todo empezo,eran trapos en el departamento, esperando una aspirina. Yo vivía una escena de infarto en la arena. Luego de ese día salimos un par de veces más, pero no resulto. Así que cortamos palitos y san de acabo.  Ahora me dedico a escribir versos  que se alejan de la realidad y le pongo una nueva clave a la frase, “si tres son compañía, cuatro es el infierno”. Y no importa si ando solitario, si solo hay una flor en el jardín, mientras haya sol y agua, podrá sobrevivir. 

#G
Anoche, Gercar lo dijo

Fotografía: Gercar PhotograG https://www.facebook.com/gercarphotograg?ref=hl


martes, 19 de abril de 2011

COMO UN SUPERHEROE


La suerte de vivir en un departamento, exactamente en un edificio. Es que si subes a lo más alto puedes ver el mundo como lo ve dios. No dios aquel que tú dices conocer, sino el verdadero creador.  Ahora ando en el sur del hemisferio. Pero hace un mes deambulaba en el norte, y recuerdo que el cielo estaba más cerca, alcanzable, accesible, que si  subía al rascacielos mas cercano sin duda me podía esparcir sobre él. Y volar una o dos vueltas a la tierra como lo haría Superman.  Aunque en el sur todo es tropical. Puedo hundirme en el cálido infinito del océano. Y tocar la arena de lo más profundo que hay bajo la superficie, como lo haría Aquaman. Y luego abrir los ojos y descubrir que sigo trepando hacia lo más alto como lo haría Spiderman.

 La ciudad es buena, pero no tanto como el campo. He ahí mi posible punto débil. Aquella área verde llena de altos pastos y  espantapájaros que decoran el matorral.  La luz es única, pero nada como la oscuridad  para perder   toda las formalidades. El universo es amplio pero sus fuerzas me minimizan. Caigo en trance y remó con mis pestañas hacia la oscuridad que me regalan los ojos cerrados.  Contraigo todos los músculos, no le doy tregua al aire y empiezo a ahogarme en mi naufragio personal.  Las inclemencias del mundo exterior pueden haber agotado mis reservas de paciencia.  Mi manera de huir es dejando en mi lugar avatares que hagan de la suyas. Jugando con mi red social.  Mi manera de escapar, es haciendo lo que mi diablo azul en el lado  derecho de mi cabeza me susurra mientras el ángel rojo del otro lado me dice que por piedad me porte bien.  Indudablemente saben quién gana esa contienda. Los instintos más absurdamente animales viven en la mayor parte de nuestro sistema, y brotan al exterior cual sudor, en forma de acciones que nos transforman en seres que nunca antes habíamos sido. Yo no me opongo.

Sigo en lo alto del rascacielos, contemplando todo como lo ves dios. Un dios que no es dios sino un ser creador. Que puso reglas que si podemos cumplir y no una sarta de mandamientos pisoteados por los “creyentes”. Yo  hablo lo que no siento, siento lo que no hablo. Una vez que abro la boca todo queda desordenado, y es cuestión de tiempo para sacudir todos los escombros. Cada partícula de polvo me hace alérgico, cada pedazo de tierra me hace libre.  Cada vez que se asoma uno a uno desde su horizonte los rayos, alumbran el camino más fácil. Dejando el más peligroso en manos de las criaturas góticas que toman la noche. Y Yo soy de vez en cuando una criatura de esa ciudad taciturna y tacita,  sin embargo basta la luz amarilla y es señal de evacuar. De lo contrario batman me hace prisionero y termino amarrado en la puerta de cualquier delegación.  Mi cordura hace acto de presencia y el telón debe de caer.

La vida… me rio de ella. Estoy enamorado de ella. Pero lamento haber abandonado mi “dark side” desde hace tiempo, días, meses, años… Pero como buen samaritano esta mi hambre de aventuras únicas en sus especie. Aquellas que no te llevan ni por el buen camino ni por el malo, sino por el perverso. Es una bulimia irremediable, donde llenas tu cabeza de rock, sex and drugs. Colmas tus pulmones del aire más nocivo, y te mandas un tour todo pagado a Júpiter. Valido hasta que la muerte los separe.  No quiero sonar como un desequilibrado, ni como un mandril aprendiendo a civilizar. Pero que será de la vida cuando ya no haya vida. Que contare en el otro mundo de interesante. Si, allá, al otro lado del acantilado. Con que deleitare los oídos sedientos de crónicas cautivadoras. De memorias cargadas de moléculas fulminantes, donde cada travesura tiene un merito.

Estar en lo alto de este  edificio que golpea las nubes,  es intenso.  Sigo mirando todo como lo haría dios, pero no él sino el otro, el que creó todo. Sigo estando allá arriba, mirando abajo. Sigo tratando de ver mi siguiente movimiento como lo haría Leono con su espada del augurio. Como lo haría una hechicera en su bola de cristal. O como un embustero en sus cartas dibujadas. Sigo buscando el  pavimento mientras todas las hojas pasan unas tras otras buscando el final feliz de mi relato pero sin encontrarlo.  Toda la vida es buena, por eso quiero hacer lo contrario.  Solamente estoy tratando de dejarte monótona existencia errante. Estoy dándote dosis de riesgo, que te hacen falta. Para poder llegar a las tinieblas con las manos no vacías. Y convertir el tabú en una conversación cotidiana. Si termino en el abismo más profundo, solo tendrá un solo culpable. Mi diablo azul al lado de mi cabeza.

#G
Anoche, Gercar lo dijo

Fotografía: Gercar PhotograG https://www.facebook.com/gercarphotograg?ref=hl


lunes, 11 de abril de 2011

LA CASA DE LOS GRITOS


Al parecer su guardarropa era más grande que su habitación.  Puedo apostar que en su baño habitan más de cien productos de belleza diferentes para todo tipo de ocasiones. No había ojo  que sea indiferente cuando  dejaba  su departamento todas las mañanas para ir a estudiar. Ella  salía tres veces por día y en cada vez  llevaba un atuendo distinto.  Soberbia o petulante. Ambiciosa de miradas de todo tipo, admiración, deseo, celos, pasión o quizás remotamente compasión.

Dolce & gabbana  los martes, en las tardes de ese mismo día prendas de chanel. Los jueves eran de banana replubic mientras que los sábados solo pertenecían a Gucci y Balenciaga. Eso sí, entre sus pies y el suelo solo había espacio para sus altísimos Christian louboutin.  En el verano solo podía ver las consonantes CK de su ropa interior que era visible cuando se agachaba a recoger las llaves que siempre se le resbalaban de las manos. Era torpe la belleza. En su bolso iban otros amigos como el perfume, el peine, el colorete y sin ser stalker veía de vez en cuando que sacaba un espejo de esos que tienen la forma que recuerdan al que tenia la bruja malvada en blanca nieves con la inmortal frase: “ espejito espejito dime quien es la más bonita de toda la comarca”. Y el espejo siempre decía “tu y solo tú”. Classic.

Cuando llegaba el invierno parecía una víctima de vampiros. Las chalinas torturaban su cuello de una manera sutil, y glamorosa. Usaba sombras bastantes marcadas, y las pestañas las elevaba hasta los dioses.  Sus risos los convertía en líneas rectas y en forma ordenada los encerraba en un moño dejando  descubierto cada partícula de su etéreo rostro.  Cada pisada, cada vez que sonaba el stiletto en el concreto, hacia música  que solo podía sonar bien en los oídos más lujuriosos. En los míos hacia una filarmónica exquisita, que llenaba de inspiración mis lienzos donde solo atinaba a trazarla entre brochas y acuarelas. Mi musa andaba siempre apresurada, por eso todo lo que conseguía de ella eran abstractos que terminaban observándome por todo mi estudio.

Su vida parecía aquella que toda chica quisiera tener.  Era una especie de envidia andante parlante. Que solo dirigía la palabra a aquellos que gozaban del privilegio de ser como ella. Parece que vivía en una portada de revista.  Tan frívola era su mirada hacia los no tan afortunados que irremediablemente caía en el saco del estereotipo de la mujer vanidosa. Yo no estoy muy seguro de eso. Mi depa  estaba a tres puertas del suyo. Vivíamos en el mismo edificio. Y digo vivíamos porque ella  ya no vive ahí.

Yo soy tan pragmático que solo bastaba la ducha para sentirme hermoso. Lo que estaba encima de mi piel me daba exactamente lo mismo. Tal vez por eso ella me miraba de reojo en el ascensor con cierto fruncido en los labios. Catástrofe.  Todo eso hasta aquel día en que sus llaves nuevamente se cayeron de sus torpes manos.  Y esta vez fueron las mías las cuales bajaron a recogerlas y  rozaron las suyas al mismo tiempo que nuestros cuerpos descendían con el ascensor.  Solo escuche un “gracias” y ya estaba como todos aquellos que se levantan con el pie derecho.  Salimos del edificio y yo siempre camino como si tuviera un cohete en el pantalón. Pero en ese momento alguien me llamo desde atrás.

“Tu vives a tres puertas de la mía”. El mundo hizo corto circuito y se detuvo en ese instante.

“Sí, yo vivo a tres …,si”. Dije y luego un silencio.

Pensé que sería el final de la plática más corta del planeta. Pero su sonrisa lleno de brillos mis pupilas y casi me mata de un paro cardiaco masivo total destructivo cuando siguió hablándome.

“Te invito unos tragos, mi casa, 9 en punto. Ya sabes donde vivo”.

Cerró su boca seguida de un guiño de esos de comercial de champú para mujeres.Mi aliento regreso a los 5 segundos. Luego ella desaparecía entre las tinieblas del  día de invierno.  Aparentemente mi día empezaba con muchas sorpresas y así fue hasta que termino.

Esa misma noche yo llegue tarde a mi casa. Todos los reportajes que se suponía enviarlos en 5 cinco días útiles a partir de mañana  se acortaron a uno. Y no tuve más remedio que gastar mis horas extras en terminarlos. Fue una larga jornada, pero todo seria recompensado. Pensé. La chica fashion me había invitado en persona con un guiño de más a su casa. ¡Por uno tragos! Obviamente tenía que alardear de esto con alguien. Eran las ocho con diez minutos me quedaban como mas de 45 para llegar a tiempo, y eso iba a suceder sin duda alguna. Pero antes baje un piso. Benja vivía en el departamento justo debajo de el de ella.  El era uno de esos tipos que esconden su timidez bajo sus ropas extra grandes. Y no habían pasado ni dos semanas que se mudo aquí. Yo le conocía de la universidad. Pero él, la abandono hace ya como tres meses. Pero aun así tuvimos una buena relación de amigos.

Estábamos en su depa, me invito algo de tartaleta de fresa, mi favorita, que su viejo había traído desde ayer en la noche. Luego saco una jarra con limonada. Y de tres hielos por vaso sirvió a ambos.

“En treinta minutos mas estaré aquí arriba” le dije con voz de idiota, solo para verlo reaccionar celoso. Pero cuando dije eso, su rostro cambio totalmente.

“ ¿Aquí arriba? ¿La chica que vive arriba?” dijo Benja con cara de desentendido. Yo me le quede mirando como quien piensa “ahhh a él también le gusta”.   No dije nada, deje que mi gesto hablara por mí.

“Ella no vive sola” – dijo Benja.

“Claro que no, vive con su viejo”- le dije en mi tono de que importa eso.

“Entonces sabes cómo vive” me dijo él con su voz de compasión.

El teléfono sonó interrumpiendo nuestra concentrada conversación. Y al ver que Benja tardo más de un minuto, pensé que tendría para más. Y de un manaso en la espalda le dije me voy.

Llegue apresurado a mi casa. Me cambie de ropa.  Tenía solo 10 minutos antes del plazo establecido por la chica fashion. Y era justamente eso un inconveniente mas. Ella era la “ chica fashion”. Tenía yo que ser igual de glamuroso por esa noche. Entonces me sumergí en  mi armario tratando de rescatar alguna cosa de mi naufragio de mal gusto.  Encontré unas camisas de Benetton y un par de jeans de Gap.  Y en mis pies nada más que unos lacoste.  Luego corrí hacia el espejo del recibidor, palpé mi quijada para sentir el áspero de mi afeitada. Todo estaba OK. Y Salí. No di ni dos pasos y ya me encontraba frente a su puerta, sobre su alfombra de “welcome”.  Ahí estaba mi dedo temblando frente al timbre a punto de hacerlo gritar…

“No eres más que una meretriz de mierda, me avergüenza ser tu padre” y PAFFFFF sonó a  continuación una bofetada que llego hasta mis oídos al otro lado de la puerta.

Me quede estupefacto. Mis ojos se abrieron a su máxima expresión. Y mi boca trago saliva y pude escucharla al caer por mi garganta. Baje el brazo con el dedo aguardando en su posición. Deje de respirar fuerte, me limpie el sudor con los puños. Sigiloso regrese a mi departamento.Cerré la puerta de tal forma que nadie me oyera. Y me quede ahí recostado sobre la madera inmóvil.  Con la mirada en el piso. No dure mucho en ese estado pues el ring ring del teléfono empezó y con eso me sacudió del shock. Era Benja.

“Todos los días escucho voces que se gritan sin cesar, y objetos que se rompen” – hablaba él.

“Benja…  yo… te llamo después”- le colgué.

Ring ringgggggggggggggggggg empezó mas fuerte, el condenado aparato, bendito Benja que me dejes en paz, pensé. Pero vi el detector de llamadas y el número marcado venia del edificio. Supuse que era ella. No conteste.

Al día siguiente hice lo mismo que todos los días. Baje solo por el ascensor, camine hacia afuera y estire mi mano para que algún taxi se apiade de mi tardanza.  Ella salió justo detrás de mí y me miro con cara de pocos amigos. Su gesto era serio lo pude sentir aun con esas gafas tamaño XXL de Armani que llevaba como solo ella sabe llevar. Se subió al taxi de atrás. Y vi como  se perdía entre el trafico. Desde ese día nunca la vi de la misa forma. Ya no la tenía en mi altar de culto a la belleza y la armonía.  La chica fashion vivía en la casa de los gritos, esa que siempre pensé que era la de al lado pero sin embargo era la que se encontraba  a tres puertas de la mía. 

#G
Anoche, Gercar lo dijo

Fotografía: Gercar PhotograG https://www.facebook.com/gercarphotograg?ref=hl


martes, 5 de abril de 2011

CUATRO BOCAS Y UN FUNERAL


Eran días del invierno de hace ya dos años, pero lo recuerdo tan fresco como el olor de la pintura recién usada. Yo estaba condenado a manejar como un demente desde que obtuve mi brevete, y como consecuencia, cada vez que las llaves caían en mis manos, yo era el rey del mundo y punto. Es así que una noche de cielo purpura y nubes verdes, Frog, que en ese entonces ascendió al puesto de “mi mejor amigo” atendió mi llamada y juntos fuimos a mi lugar favorito en todo Lima. Ahí la vista es asombrosa, el puente de los suicidas era un arco que te recibía con el mar de fondo y el precipicio al costado. Con el carro estacionado y los humos orbitando en nuestras cabezas terminamos el último ritual con el cigarrillo.
El único obstáculo para volar era la oscuridad, de otro modo hubiéramos despegado del suelo en cualquier momento. Cuando estábamos a punto de colapsar, una llamada en el teléfono de Frog nos dio una mejor idea. Y con las ideas en la cabeza y los bolsillos vacios, arranque el auto. Maneje poco más de una cuadra cuando se vislumbro frente a mí un ser inusual que asalto mi atención. En menos de lo que dura un suspiro, mi pie estaba en el fondo del freno, y bajando la ventanilla deslice mis palabras hacia mi objetivo. “hola, conoces esta dirección”. Se me ocurrió de repente.
Aunque el fantasma de mi inseguridad nunca dejo de perturbarme, esa noche se la tomo libre. Y lejos de amilanarme ante una situación, acelere mis pasos y con ellos mis atrevimientos. - “Si claro, es por aquí “- hablaba la criatura mientras que de un soplido alejaba el cerquillo que le bloqueaba la vista.  -“No manyó”- le dije en mi lenguaje coloquial informal.  Acto seguido mi silencio hizo acto de presencia y casi deja en evidencia mi falta de chamullo barato que todo acaparador debe tener. Pero afortunadamente no siempre somos nosotros los que damos el primer gran paso, y escuche. -“Es cerca. Yo voy por ahí, si quieres me llevas”- dijo la criatura al otro lado de la ventanilla. Y listo ya estaba hecho. Mi mano segrego sudor en el timón y sin previo aviso empuje a Frog para dar paso a mi criatura nueva.
A los cinco minutos la conversación se volvió monologo, pues tenía yo que decir algo para evitar las pausas escalofriantes entre nosotros. Luego se me ocurrió solo una cosa. Desterrar a Frog del auto con el pretexto más estúpido. No era para ofenderse, Frog entendió que yo tenía una “situation” así que con la más afectada vergüenza bajo del auto y me dijo: - “Aquí me quedo, la casa de Ja queda a la vuelta de la cuadra”. Es la ventaja de tener la mente tan legible que no es difícil que tu mejor amigo la pueda leer.  Luego el embriague sonó, el timón regreso a mis manos, el freno se alejo de mis pies y seguí con la criatura ahora en el asiento del copiloto.  Sus cabellos estaban llenos de lisos extremos, y su boca solo emitía dos cosas, conversación y deseo de ser mordida. Y rato después de unas breves preguntas y respuestas típicas de dos extraños que solo tienen en común la adrenalina del momento, llego el punto de equilibrio.  Fue así que empezamos a besarnos sin control alguno, como si el mundo se fuera acabar ya. Sus cabellos se unían a mis dedos, y sus brazos enroscados en mi cuello solo podían matarme de caricias llenas de lujuria.  Luego baje la mirada y era el siguiente paso.
Al darnos un break entre cada unión de labios, nos dimos cuenta que seguíamos en el auto y por más que el peligro sea el ingrediente excitante del affair. Era obvio que nada mas podía pasar. De la misma manera que lo pensé, lo sugerí, y obtuve un trueque. Intercambiamos números y correos electrónicos. Regrese a mi departamento lleno de ganas de saltar a mi cama y convertirla en el segundo infierno dantesco. Pero tuve una amena charla con mis instintos y me dejaron dormir como muerto en el hoyo.
No pasaron muchos días, pero admito que me olvide por completo de aquella noche. Hasta que revisando los apuntes de mis clases, encontré un papel mal cortado. Todo volvió a mi mente. Sin muchas horas de diferencia, ya estaba conversando con mi criatura nuevamente. Pero en esta ocasión después de un intercambio de palabras sanas, llegamos a la conclusión de que era mi turno de conocer su mundo inhóspito. Y así lo hizo. La cita era el "Café Bernd"  frente a los edificios gigantes. Yo estaba aderezado para el encuentro, calce mis zapatillas, recorrí mis rincones con aromas de perfume, y sin mirar atrás, la puerta abierta se convirtió en el bote que me llevaría mar adentro hacia aguas desconocidas. Donde probablemente existen piratas que una vez obtenido el tesoro, me enterraran sin ninguna equis encima. 
Pero los dados ya estaban lanzados y la brújula solo apuntaba a una dirección, y cuando llegue al lugar correcto, en la hora correcta, hubo algo que se manifestó  frente a mis ojos y no fue precisamente un milagro. Ella mi criatura no llego sola. De la mano la tenía una especie de ser humano lleno de demonios de ira en la mirada. Sin oportunidad de escabullirme, y en menos de lo que canta un gallo, estábamos los tres caminando hacia la casa de un amigo X de ellos, donde solo me esperaba el inicio de una larga noche… Continuara
#G
Anoche, Gercar lo dijo

Fotografía: Gercar PhotograG https://www.facebook.com/gercarphotograg?ref=hl