El planeta Plutón es el más discriminado, siempre distante del calor, todos lo detestan porque es frio porque es pequeño, lo alejan hasta lo mas inalcanzable, lo separan del resto. Así de pequeño y discriminado he llegado a presenciarme, al punto que mi sombra se rehúsa a ser el lado más oscuro de mí porque se siente mas clara que yo. Y no quisiera sentirme light.
Nunca acabo de entender cómo es que termine en ese lugar equivocado. Todo el mundo empezando por mi mama me dice que nací con suerte. Yo no lo creo. Esta suerte es maldita. No me deja ver, no me deja oír, no me deja vivir al mismo centímetro que los demás. Estoy en constante abuso de esa suerte, pensando que es un recurso natural renovable. Es como si cada situación fuera árbol y mi suerte una tala indiscriminada.
El día menos pensando entendí porque nadie entiende lo que yo hago y digo. Todos están allá afuera, mientras que mi cerebro absorbe a todo mí ser hacia el más desconocido interior. Ahí dentro de mis entrañas habita un ogro que se cree sol, así es, y los demás solo planetas que orbitan a su alrededor. Que feo. Que insensible. Si tan solo por un segundo en el pasado yo hubiera salido de mi mismo, otro seria el cuento.
Estará viviendo mi vida como si mis decisiones fatales no le hubieran hecho efecto, hubiera usado un mega inmenso “liquid paper” borrando evidencia de mis tropiezos. Disimulando tener todo resuelto. Queriendo querer creer que puedo pasar al menos un dia, tan solo uno, sin cosas feas. Actué tanto dentro de ese “personaje”, que termine adaptado. Adherido, y funciono, y las circunstancias insípidas se disfrazan de buenos momentos haciendo creer que el martes o viernes 13 no tendrán algún efecto radioactivo sobre mi física.
Pero para todos aquellos que creen que naci con patas de conejo calzando herraduras y comiendo tréboles. Les dire que están equivocados. Coexiste en un sitio muy delicado de mi ser un niño que ha nacido solo y sigue estándolo… Por lo general soy al que siempre rompen el corazón, femur, hígado, diafragma entre otros. Relaciones de larga duración para mi soso gusto son para siempre. Las cortas son encuentros frustrados que no concretan su existencia. Y no es que haya salido o entrado a alguna, ni mucho menos que haya vivido uno hace tiempo, es todo lo contrario. Jamás he vivido uno.
Suelen ser sofocantes, pero no importa quiere sancocharme en los brazos cerrados de alguien. Dicen que el cariño pierde el volante y me importa un bledo, quiero estrellarme de frente y destruir mi para choques estúpido que instale como mecanismo de defensa ante tantas decepciones. Dicen también que una relación larga o corta se desborda por la carretera de la rutina …y que? Si el asfalto tiene aceite hirviendo y púas desquiciadas yo quiero estar en esa autopista y perder el control. Pagaría todas las papeletas. Pero no hay apuros. No rushing, he entendido que todo lo bueno corre a paso de tortuga.
Mi plan cada vez estaba sin manchas opacas. En lo desafortunado de las circunstancias, las opciones son muchas, es como ir al cine. Si te das cuenta en una sala todos terminan siendo una gran familia con lo que te identificas cuando acaba la película. Sientes que de alguna manera ellos han vivido los mismo que tu. En un bus o un camino las personas que llegan a tu vida maravillosamente. Sentarse en la banca y contarle tu vida al primer extraño me parece lo mejor que pudo dejarme Tom Hanks. No ignorarlos como un perro rabioso que quiere morderte. Es necesario dejar la puerta abierta.
Yo confió en las caras de ángel. Siento que tienen alas aquellos que con una sola palabra hicieron que lance a kilómetros de distancia ese látigo con el que me flagelaba por mis travesuras. Y ahora como un huerto los tengo como macetas que riego a diario para que no olviden que salvaron una vida, la mía. Mis amigos están ocupando un gran lote en mi propiedad privada. Una zona vip con derecho a todo. Recién ahora entiendo que sus semillas necesitan de mi agua.
El inicio de la vida es a los 23. La calle es una pista de baile, God is a DJ. Y los danzantes somos una tribu global. De cada persona se desprende un atómico pedacillo de vida que puedes reciclar y del cual aprender. Porque todos somos una gran esponja, es preciso no dejar de aprender. Que siga lloviendo porque me encanta mojarme que siga soleando me encanta sentir que alguien camina junto a mí. Ya deje de ser mi propio talón de Aquiles, o la tachuela en mi zapato.
Después de tantas nubes negras la luz se escabulle por un agujero y te quema de su energía. Plutón podrá estar alejado de todos, solo, frio y pequeño pero creo yo que es un superviviente, aun con todas sus desventajas vive lejos con sus propios recursos. No necesita del sol ni de los otros planetas. Sabe que por sí mismo aun habita sin problemas un lugar en el cosmos y le pertenece solo a él y eso es lo que importa, soy Plutón, esa es mi respuesta. Mazeltov.
#G
Anoche, Gercar lo dijo