miércoles, 14 de septiembre de 2011

DEL COLEGIO CON AMOR



Tic toc tic toc RINGGGGG. Mi mano se convirtió en un gran mazo y de un golpe seco, casi destruye el despertador que se preparaba para despertarme y yo de un solo pestañazo tuve que mover todas mis carnes aderezadas con la pereza más indomable. Quise los clásicos 5 minutitos más, pero imposible, era el primer día de trabajo y tenía que ser todo perfecto.

Lo primero que hice fue encender la terma (Epic). Metí un par de panes de ayer al tostador y a falta de las cajas nuevas exprimí unas cuantas naranjas que se chorreaban entre mis uñas que tenían esos pellejitos que cuelgan y no haces más que sacártelos porque si, dejando esas heridas que en el momento son totalmente insignificantes hasta que se fusionan con el cítrico y finalmente arden terminando  esos dedos en la boca tratando de hacer de la saliva una morfina leve.

Las tostadas saltaron hasta el techo, el manjar blanco paciente en la alacena. Mis pies me llevaron con el desayuno en la boca hacia mi armario. Torpe y descuidado había olvidado planchar mi camisa, lo tenía todo, zapatos que olían a betún negro,  el pañuelo para mi gripe trendy que no me abandona la muy stalker. Incluso tenia la correa y medias indicadas, sin mencionar el blazer que estuve cepillando todas las tres horas que dura  “El Padrino”, que se me ocurrió ver la noche anterior. Ahí estuve sacando pelusa tras pelusa hasta que quedo casi inmaculado.

Eran ya las 6.45am y tenía que buscar la camisa que ayer olvide. Literalmente me sumergí en mi closet, (no soy de envidiar pero tengo un buen guardarropa de muchos kilómetros de tendencias) lejos de encontrar lo que buscaba, me tope con un artificio de la época de la pera…bueno, no tanto. Tengo 22 pero hace 6 años más o menos en el mes de diciembre, despedía a todos mis “amigos” entrañables del cole. Si… esos que dicen las viejas señoras que son para toda la vida… mentira pues, solo 4 de ellos son mis mejores amigos y los otros quedan en la lista de espera. En fin lo que tenía en la mano esa mañana era mi camisa del uniforme escolar. Aquella llena de faber-castell , resaltadores, lapiceros, crayolas, plumones, colores y derivados. Con memorias y escrituras dignas de una ridiculez, pero admito que en su momento  me afanaba por hacer que todos la firmaran en ese momento del último día de clases. Ahora es meramente insignificante.

En el colegio yo era recatado por presión, sin duda fui uno de los mejores blancos para las burlas, debido a mi intenso color de piel pálido. Y mis pecas hacían de mi cara un festín de risas. Entre otras cosas peyorativas que no piense decir pero no era algo que me gustaba mucho de esos tiempos.  Pero dentro de eso la pasaba bien en mi grupo. No extrañó el colegio para nada, lo juro me parece una etapa negra que quiero olvidar. Pero debo rescatar que conocí a mis hermanos locos que ahora me acompañan por las rutas del sábado por la noche.

Tic toc. 7 am. Volvió a sonar, porque más vale precavido que tardón, y siempre pongo 4 alarmas. Casi tuve un paro respiratorio cuando la mermelada en formato de gota resbalo en mi garganta por el lado equivocado y me quede corto de aire cuando leí un nombre en la camiseta…

Lo único q pensé fue Oh my freaking God,… en que parte de la historia de mi vida escolar esa persona firmo mi camisa. No Fucking way… (Sorry por mis anglicismos... Pero en el cole siempre estaba de moda hablar con frasecitas prestadas del idioma ingles) Eso era una jugarreta del destino de todas maneras.What da fuck. Fácil aun estaba soñando y el despertador aun no suena. Seguramente estoy sonámbulo, debería pellizcarme…

Mi primera experiencia con la ilusión efímera y tremendamente estúpida pérdida de tiempo llamado amor platónico fue cuando estaba en segundo de secundaria… Yo estaba en la cafeteria tratando de comprar una hamburguesa, y luego tratando de ponerle mayonesa, era imposible entre tantas manos que piden comer. Cuando logre salir de ese tumulto corrí  hacia el lado contrario y repentinamente un impacto hace que las papas al hilo lluevan hacia el piso junto a la  carne y luego el pan, la mayonesa parecía sangre blanca en el suelo… quien era la culpable de este crimen contra mi hambre… ella, Alexandra (creo que se llamaba así).
No importaba cuantas sonrisas pudieran captar mis pupilas, ninguna eran para mí. Ella estaba con el CLASSIC popular boy from high school exchange program, EPIC....  pero aun así, fue uno de los primeros crush que tuve. Incluso me suscribí a un curso donde los números telefónicos eran dados al profesor, me escabullí entre su escritorio  y encontré el suyo. La stalkeé. Llame y llame y me contesto su mama. Me hice pasar por el alumno coordinador del grupo, el cual nunca va a clases, y es ademas de otro grado superior al mío. Así no sabría nunca quien era exactamente, mi nombre jamás se lo dije. Felizmente. Y entonces hablé con ella aquel día, y al día siguiente y al día siguiente. Se volvió un hábito.

 Pero en cada llamada azumó que se enamoro de mi “personalidad”.  Quedábamos y no miento, tres horas seguidas pegados al teléfono. Ella comía mientras hablaba conmigo y yo hacía casi lo mismo. Pasábamos de temas banales a la gran pregunta de los dos millones “ Cuando te voy a conocer”…

Mi lengua se quedaba cruda, inmóvil y sin sabor. Que va a pasar cuando se entere que yo era un pobre chibolo con voz diferente, tres grados menor que ella. Y encima que no era mi nombre el que usaba sino el del coordinador… oh oh Huston tenemos un problema…

Era, o  decirle a la verdad sin probabilidad alguna de una cita, o tener de hecho una cita, y conocerme  y despacharme a los tres primeros segundos de vista, pero al menos habré conseguido una cita. O la mejor de todas y la que actually hice… mandar al verdadero coordinador…

Tenía cuantos… quizás 14 años. Obviamente mi mente en ese entonces creía que el cielo era tornasolado y las vacas azules. El azar te hace esas jugadas, que nunca apuestas por ellas, hasta que las necesitas. Recuerdo que conocí al coordinador un mes antes de todo esto y siempre hablábamos y le caía bien. Era tiempo de usar esa carta bajo la manga. “Hay una chica muy guapa del último grado, creo que le gustas, pero no te conoce. Si quieres puedo hacer que se vean pero tienes que ser tímido porque ella lo es más sino la cagas” mas o menos eso le dije… Y ME CREYO! el muy imbécil, punto a mi favor.

Y así se hizo, tome mis binoculares y observe desde el tercer piso el encuentro, entre ellos. Alexandra era las más popular y guapa chica de todo el cole, EPIC. Y lo que menos la caracterizaba era la timidez, por el  contrario era muy intimidante, físicamente era todo lo que cualquier chico querría, y fue la envidia de cualquier chica wannabe, cliché. Pero francamente nadie podía ver eso como yo. Todos creían que ella era perfecta, pero el mundo que admiraban, el mundo de ella, era perfecto solo desde fuera.  Ella es súper sencilla, graciosa, tierna, coqueta quizás y muy amable. Lo sé porque conversaba con ella casi diario por teléfono.
El coordinador se despidió de ella y ambos caminaron hacia sus propios lados. Fui al encuentro de él para que me contara cada por menor. “Estaba apurada, pero sorprendida al mismo tiempo, dijo que mi voz no era la misma por teléfono…”. Spotted: looks like my lie is coming out.

Como sea no le di importancia, y le dije al tipo:  "En realidad es mi "primo" de cuarto año, el que quiere con ella, pero es tímido al grado superlativo y por eso te mande a ti (referiendome al coordinador)  para que hables con ella…". Tengo tanta buena suerte que el coordinador sea tan imbécil y me haya creído lo del primo, tenía un año más que yo.

Salí de clases despues de una hora, siempre el primero en irme. Caminaba rápido para no me mezclarme con el tumulto. Mi cabeza flotaba por encima de mi cuello; estaba feliz, triste, tonto, enamorado.  No había forma alguna en todo el planeta Tierra, que yo le hablara en persona.  Seguía caminando como quien quiere ir a coger el teléfono, soltarlo todo y quedar en ridículo.

El polvo acumulado en las ventanas de los autos estacionados a lo largo del camino al paradero era el lienzo perfecto para trazar mi nombre con el suyo seguido del “forever love”. La frase más castellanizada posible era la única en ese momento que describía mis ficticias y  enormes ganas de ser enamorado de Alexandra. Tenía solo catorce años, eso es nada.  Estoy seguro que en su momento creí que me iba a morir si nunca le daba un beso. 
...

Por fin había encontrado mi camisa, ya estaba ensamblado para ir a mi primer día de trabajo. Todo cambiara. Todo ha cambiado. El cole se acabó. Y yo ACABE pensando en historias complicadas e idealistas platónicas.El amor es como un fantasma, todos lo han visto menos yo, en conclusión existe pero no lo ves . Todos hablan de lo increíble que es estar con alguien y ser correspondido. Y seguramente lo es. Los años no perdonan,  me  preguntaba si era un mito,  comenzaba a tener mis dudas de su existencia.  La fe en creer cosas que no ves pero existen, es una total tortura. Pero ya está superado.

Llegue al paradero,  saque dos monedas y pague mi boleto. Me senté como quien se desparrama en la butaca, con cuidado de no arrugar la camisa que tanto trabajo me costó encontrar antes de salir, abrí la ventana a su máxima expresión,  cerré mis ojos y sentí que flotaba con el aire golpeándome ya casi llegaba hasta que  escuche…. “Puedes cerrar tu ventana por fa´... Gracias”… era Alexandra que a modo de invocacion se sentaba a mi costado súper abrigada y con los ojos rojos...EPIC. 

#G
Anoche, Gercar lo dijo


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